martes, 20 de octubre de 2020

 


 




Todos mienten. M.M. Vallés. Triskel Ediciones, 2018

 

Esta tarde he estado tomando café con mi amigo Manolo en la cafetería San Antonio. Es una cafetería que nos gusta porque tiene una amplia terraza, las mesas están lo suficientemente separadas para que no te enteres de la conversación de la mesa de al lado, y sobre todo tiene unas camareras simpáticas y amables que nos amenizan nuestro café con sus paseos de acá para allá… ya me entendéis… Manolo y el que os cuenta, somos ya unos sesentones, verderones, que nos gusta disfrutar de todo lo que la vida te puede ofrecer a esta edad… y una de las cosas que mas nos gusta, es comentar a nuestro admirado sexo opuesto, cruzando nuestra miradas cuando atisbamos algo que efectivamente es digno de admirar… y en esas estábamos esta tarde cuando se sentó no  muy lejos de nuestra mesa otro sesentón, con bigotes, cara enjuta, canoso, con cara de no muy buenas migas… tanto, que Manolo, que no tiene pelos en la lengua, cuando se acercó Loli, la camarera, para traernos un poquito de agua que le habíamos pedido, le digo en tono de guasa… Loli, vaya tela el gacho del bigote que se ha sentado ahí, ese no te da gratis ni la buenas tardes… la Loli le dedicó a Manolo su sonrisa habitual y se marcho hacia el caballero a ver que quería…

Apuramos el agua que Loli nos había dejado y de seguida me lanza Manolo una pregunta que me descoloca… ¿Tú mientes mucho?... yo, me quede un momento pensativo, y, con guasa le respondí… lo normal… Manolo se rio… y me preguntó… ¿qué es lo normal?... hombre pues, de vez en cuando, no sé… a mi mujer cuando fumo y le digo que no he fumado… a mis hijos cuando me piden dinero y les digo que tengo la cuenta tiesa para que rebajen la cuantía… a ti cuando te pones muy pesado, y me quiero ir,  y te digo que mi mujer me está esperando… Manolo pone cara de conforme y me dice que esa misma pregunta se la soltó hoy por la mañana a su mujer y le dijo que ella nunca mentía… a lo que Manolo le dijo que de eso nada… que aquí todos mienten…

Algo desconcertado, por el derrotero que había tomado la conversación con Manolo, ya que siendo lunes lo normal es que estuviéramos halando del cabronazo de arbitro que pitó el partido de la Real con el Betis, que ya me dijo Manolo nada mas verme que había sido un robo con alevosía… cuando le pregunté que a qué había venido eso de la pregunta de si yo miento… entonces Manolo me lo explica: la última novela que ha leído, y que le ha gustado mucho, va de una mentira, de una gran mentira, que es la vida misma, si la queremos ver así… la podemos ver también como una gran verdad, aunque estemos mintiendo… Veo que la cosa se esta poniendo sería… que Manolo no va de mentirijillas sino que quiere entrar en faena, y hablar de la mentira… Vaya¡ le digo a Manolo, así que todos mentimos, ¿no?... Manolo que estaba mirando al tío del bigotes, me dice que si la novela le ha gustado es porque le ha estado interpelando a él mismo continuamente sobre sus propias mentiras… la novela va de la mentira que se monta un gacho, me dice Manolo, como ese que ha llegado a tomar café, sólo, y que a la vez, cuando por una serie de peripecias va interactuando con otros personajes, éstos, a la vez, también tienes sus vidas montadas en mentiras… y tirando del hilo, me dice Manolo, veo que mi vida, también está montada en mentiras… y la tuya… me dice… y la de aquel… enfocando la mirada hacia el canoso de dos mesas más allá… Es una novela que impacta… una gran novela, me dice Manolo…

La novela, me sigue diciendo Manolo, define a muchos tipos de mentirosos y de mentiras… y me interpela: acaso no conoces tú, a muchos y muchas que, «se nutren de lo que ven y escuchan, esos liantes, chismosos y parlanchines que después, en cualquier lugar y momento, extienden la miseria ajena como la fregona con el agua sucia» (Pág. 14)… sí que conozco a unas y unos cuantos, le digo… esos y esas que cuando te van a contar algo que no saben si es mentira o verdad ( entonces para qué lo cuenta) te dicen en tono bajito “pero no lo comentes, eh¡, que a lo mejor es mentira” y así tranquiliza su conciencia… pero lo suelta a diestro y siniestro… son gentuza que no saben el daño que se pude hacer con difamar algo que no es verdad… ante la duda, cállate… no lo cuentes… ya se verá… Manolo me sigue atento y me da la razón… fija de nuevo la mirada en el del bigotes y me dice que sigue solo en la mesa… me comenta que parece que esta viendo al protagonista de la novela que «nunca fue un hombre sociable, no rehuía el trato con la gente pero se encontraba más a gusto en soledad»(Pág. 23)… y es que la soledad querida es muy buena compañera, pero la no deseada te hace un ser complejo, difícil, capaz de mentir (incluso compulsivamente) para poder llegar a los demás, para poder relacionarte… éstos y éstas, que no desean la soledad  son «ese grupo de individuos que, una vez entran en el hogar, ya no tienen motivos para salir: los olvidados de una sociedad que cada vez se preocupa más en olvidar a sus miembros» (Pág. 25)… como me llega esto, le digo a Manolo… que verdad mas grande… intuyo, le digo, que estamos ante una novela nada superficial y que entra en el fondo de la  naturaleza humana… ¿me equivoco? le pregunto a Manolo, que me dice… bueno entra en el fondo de la naturaleza humana y denuncia esa naturaleza humana que miente para ser algo en la sociedad o en las llamadas redes sociales… redes que atrapan a nuestros jóvenes ( y no tan jóvenes) en esa fabulosa mentira del aparentar continuamente un estado de bienestar y felicidad que en cuanto se “arrasca” algo en sus vidas se ve que es mera fachada e hipocresía…

Y… ojo¡, continua Manolo, que el protagonista de la novela no dice grandes mentiras, más bien en la mayoría de sus peripecias lo que hace es callar, pero como dice la autora en la novela «guardar silencio no es ninguna virtud. La omisión es la más básica de las mentiras que a menudo se considera un mal menor… Al que calla no se le puede reconocer siquiera una pizca de valentía, ni un mínimo esfuerzo para respaldar su propia farsa, sino que silencia y concede lo que el oyente presupone»… vamos, termina Manolo, efectivamente hay mucha gente cobarde que calla, que callamos ante tanta mentira e injusticia, que miramos para otro lado… creyendo que así no formamos parte de esa gran mentira que es nuestra sociedad… como dice Maria de Monte en la novela: «sólo hay que hacer las cuentas  para confirmar que la mentira forma parte de la vida humana» (Pág. 55)…

Oye Manolo, le pregunto… ¿no crees tú que el titulo debería ser Todos y, todas, mienten?... pues sí, porque es verdad que el “todos” en castellano engloba lo masculino y lo femenino… per eso no deja ser una convención machista más de las muchas que debemos de quitar… porque cuando decimos “todos mienten” se piensa en lo masculino y no en lo femenino… y eso en todos los casos en que empleamos el neutro… que aunque neutro no deja de ser masculino… así que,  sí, estoy de acuerdo contigo, en que el titulo quedaría mejor con ese todas incluido…

Pues sí Manolo, veo que tengo que leer esta novela… yo la he gozado mucho me dice Manolo rápidamente… te la aconsejo vivamente… me estoy acordando, sigue, de una “definición” que da la autora de la infidelidad que es un buen colofón para terminar esta conversación, pagues los cafés, y nos vayamos que se ha hecho tarde…  dice: «La infidelidad es una mentira cruel, acaba de un plumazo con el amor y el respeto» (Pág. 107)… aunque ciertamente no siempre es así… hay infidelidades que se perdonan, y que incluso ayudan a que la pareja afiance aún más sus relaciones… aunque eso de la infidelidad es mejor dejarlo para otra charlita…  me quejo a Manolo de que me haya adjudicado el pagar los cafés… pero me dice que ese es el pago que tengo que hacer por el favor que me ha hecho al darme a conocer esta novela que tanto me va a gustar cuando la lea… pues nada que objetar, pago y nos levantamos mirando los dos de reojo al del bigotes que seguía allí mas solo que la una…

 

 

 

 

 

La imagen: https://www.amazon.es/Todos-mienten-Mar%C3%ADa-Monte-Vall%C3%A9s-ebook/dp/B07KTBS1QN


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