jueves, 10 de diciembre de 2020

Sobre la estupenda novela de Olga Merino "La forastera"....

 


 

Olga Merino. La forastera. Alfaguara 2020.

 

No había amanecido aún. La luna debe de estar bien escondida, no se ve nada. Vivo en una urbanización de creación casera, y la luz de farolas brilla por su ausencia… mis vecinos por tacañería encienden una raquítica bombilla que alumbra menos que una linterna sin pilas… mi coche esta como a trescientos metros de casa y allá que me encamino alumbrándome con la linterna del móvil… Ni frio ni calor… parece que el día apunta esplendido para la ruta que mi amigo Manolo y yo hemos decidido hacer hoy… la llaman, la ruta de los molinos y está en el Parque Natural de los Alcornocales, una maravilla de la naturaleza que tenemos en la provincia de Cádiz, que se adentra algo en la de Málaga… Es una parque para conocer, para recrearse en sus muchas veredas, canutos, valles, senderos, seguir el cauce de los muchos arroyos que lo cruzan, visitar los pueblos que lo habitan como Alcala de los Gazules o Jimena de la Frontera…  Arranco el coche, son las 7.18, me encamino hacia casa de Manolo, he quedado en recogerlo a la y media… voy despacio para estar puntualísimo, como le gusta a Manolo… su casa está muy cerca de la mía.. a cinco minutos en coche velocidad de crucero, que no sé cuál es… pero esa es la que llevo… enciendo la radio… radio nacional clásica… la adoro… hacen unos programas magníficos… los sigo siempre que puedo, me pierde uno de Música Antigua que lo lleva Sergio Pagán, que es una verdadera joya de la cultura clásica musical… Diviso a Manolo en la puerta… puntual… va bien pertrechado de botas para andar por el campo y de su mochila… Manolo es el que me habló de estas rutas de senderismo que hay por el parque de los alcornocales, están muy cuidadas, bien señalizadas, esto último,  muy importante, para dos lerdos de la orientación, como somos Manolo y yo… Es la primera que vamos a realizar… veo en la cara de Manolo las secuelas de una noche de descanso intensa… animado… sube al coche… Buenos días ¡¡ Vamos allá ¡¡

Se acomoda en el asiento y tal como se está enchufando el cinturón de seguridad me comenta que tardaremos unos cuarenta y cinco minutos en llegar al aparcamiento donde está el inicio de la ruta… está contento Manolo… y yo con él… saca una fotocopia de la mochila y me dice que ahí lleva toda la ayuda e información que necesitamos para hacer la ruta de los Molinos… por cierto, me dice Manolo, que acaba de leer un libro donde un molino es parte de la trama… bueno pues ya tendremos tema de conversación durante la ruta, le digo… y se ríe en plan pícaro… porque le encanta comentar conmigo las lecturas que hace, sobre todo, cuando, como me acaba de decir, la de Olga Merino, La forastera, es una historia que te atrapa, que te involucra a tope, que disfrutas de la narración, que no quieres que se acabe… que es buenísima… hacemos silencio… escuchamos música sacra, un salmo, compuesta por Adran Willaert, músico de Flandes, director de la Capella de la Catedral de San Marcos de Venecia desde 1527 hasta su muerte en 1562… cuando volvemos de nuevo al mundo, después de haber estado en el cielo… Manolo, me dice, que según la información que ha sacado de la web del parque, este sendero de los molinos, sigue una vía pecuaria que une Alcalá de los Gazules con Jimena de la Frontera… por esta ruta anduvieron artesanos de la molienda, carboneros y descorchadores… está plagada de molinos que aprovechaban los arroyos que pueblan esta zona del parque… Cuánto dura la ruta, le pregunto… dos horas, una de ida y otra de vuelta, me contesta Manolo… es asequible, apostilla… Bien, respondo…

El amanecer nos pilla entrando en la sierra… los tonos del cielo son indescriptibles… Manolo me dice que ha aprendido mucho de tonalidades  con la novela de Olga… tanto que se atreve a definir el cielo que contemplamos como cargado de tonos cerúleos y zafiros … en contraste con el tono pizarra de las laderas y gargantas de la sierra en la que nos adentramos… le pregunto que si la novela entonces va de pintores o pintoras… bueno, sí que hay un pintor en la novela, que es coprotagonista en la narración, en parte… y me lee Manolo  como describe éste la piel de una modelo hindú… Anjali, padres hindúes: rojo cadmio, blanco titanio, amarillo de Nápoles, verde vejiga, óxido de cromo… (Pág. 167)…  interrumpe lo que me está leyendo para advertirme que vaya despacio, la entrada al aparcamiento del sendero debe estar cerca… Ahí está… me señala una entrada sin asfalto, que nos introduce en una especie de planicie pedregosa, cercada, con un par de coches… aparco, salimos, mochilas al hombro… sigo a Manolo que con fotocopia en mano me indica donde está el inicio del sendero… enseguida oímos el arrullo del agua  que lleva el arroyo del Montero, y enseguida también  vemos el primero de los molinos, el del Acebuchal… entramos en sus ruinas… emociona contemplarlas, el silencio, las piedras nos miran… Manolo aprovecha la situación para definirme a la protagonista de la novela, la que es la forastera, la que le da nombre a esta estupenda tragedia que nos narra Olga magistralmente… Que estoy mal de la cabeza, dicen. Si acaso estoy loca de puro cuerda. (Pág. 11)… Escribe de maravilla… ahí lo deja…

Seguimos la ruta. Se levanta algo de viento, el que como dice Olga n su novela… todo lo confunde… (Pág. 13)… que cierto es, me dice Manolo… A mí tampoco me gusta el viento, ¿sabes? Fue lo último que oí en boca de mi padre  (Pág. 121)… El viento loco (Pág. 122) dice Angie, la protagonista de la novela… continua Manolo… en los lugares donde el viento pega fuerte y casi todos los días del año hay mucha gente con depresión… En la novela hay mucha gente con depresión… bueno creo que no es exacto decir con depresión, digamos que con sufrimiento intenso, con desamor… me dice Manolo que para él la novela es una maravillosa historia de desamor, aunque Angie, como se llama la forastera, la protagonista, ama intensamente… pero sufre desamor… ¿Hay suspense en la novela?... mucho me dice Manolo, pero no es una novela de suspense, al uso… es una novela que te atrapa… me la bebí literalmente… y con estas que llegamos al siguiente molino de la ruta, el del Nogal… y suelta el Manolo… Vaya por Dios! el nogal juega un importante papel en la novela… y eso? le pregunto… no te desvelo nada de su contenido porque quiero que la disfrutes como yo la he disfrutado… pero acuérdate que… el ahorcado tiene la culera del pantalón manchada de mierda… (Pág. 19)… el pantalón bien cagado, (Pág. 21)… vale! le digo a Manolo me acordare de la mierda, riéndome…  y seguimos caminando hasta el próximo molino, que lo llaman el del Olivar… y de nuevo me salta Manolo con que también el olivar andaluz es protagonista de la novela de Olga… que de coincidencias, le digo… cuando vemos venir de frente a dos senderistas ya de vuelta de la ruta a los que saludamos cortésmente sin pararnos… cuando se han alejado un poco, Manolo, me dice que, claramente, son temporeros de la zona, uno negro y el otro rumano o ucraniano… y que en la novela dos amigos de Olga son también temporeros de los que dice… Todos los temporeros africanos se parecen; todos los blanquitos somos también la misma escoria blandengue para ellos… (Pág. 22) y más adelante… A Vitali, el ucraniano, le han puesto en el pueblo Blancanieves por esa piel suya tan clara… son geniales las descripciones que hace Olga y pone en boca de Angie… me dice Manolo, disfrutando de sus comentarios…. seguimos caminando… que paz… que silencio ruidoso de cantos de pájaros y del murmullo del arroyo…

Llevamos unos cuantos minutos andando en paralelo al rio Rocinejo cuando divisamos el molino de Castro de Arriba en la margen derecha del Río… entramos en sus ruinas… sobrecogen… Manolo me dice que se está acordando de cuando en la novela, Angie, su protagonista dice que al entrar en ciertos lugares… Siento algo. El desconcierto acumulado de los espíritus. El eco de la muerte. (Pág. 25) Joder Manolo!, le digo… me contesta rápido… bueno es que es así… no queremos reconocerlo, pero hay sitios que sobrecogen… en los que siente uno una presencia durante segundos… y lo interrumpo yo… dejemos el tema Manolo… no me siento cómodo hablando de espíritus… pues los muertos se llaman entre sí  dice Angie en la novela… me dice Manolo riéndose al ver lo serio que me he puesto… y… continua Manolo, para darme más angustia… Otra vez las campanas a muerto… (Pág. 33) que es como empieza el capítulo que Olga dedica a Las mellizas… ¿pero es de terror la novela?... no, me dice Manolo, es de la vida misma, del desamor que invade a muchas vidas… Esta es tierra de suicidas… (Pág. 36) y más adelante, continua Manolo… La muerte merodea por aquí desde siempre… (Pág. 36) … plantando la semilla huera del suicidio en estas tierras… (pág. 39) diviso a lo lejos en la otra margen del rio otro molino… y le pregunto a Manolo que cual es… el de Castro de Abajo… nos acercamos… y me suelta Manolo este pensamiento de Angie en la novela… Todos caminamos hacia el sumidero, solo que Julián eligió el cuándo… (Pág. 53)… ¿es una defensa de la eutanasia? le pregunto… bueno no sé si esa es al intención de Angie en la novela, me dice Manolo… pero es claro que de alguna forma está de acuerdo con aquel, aquella, que libremente decide acabar con su vida…

El camino se aleja del cause del rio y nos adentramos por una garganta donde se nota el trasiego que hubo en esta ruta tiempo atrás, en el desgaste de la roca… a una de ellas se encarama Manolo y me dice que es un lugar privilegiado para meditar y contemplar… como dice Angie en la novela: Aprendí del pintor inglés que caminar es otra forma de discurrir (Pág. 57),  este pintor al que se refiere Angie  juega un papel importante también en la novela… caminando se puede meditar, me dice Manolo… y contemplar, le digo yo… de hecho es un arte el convertir una caminata en una meditación que en momentos puntuales se convierte en contemplación… da paz, sosiego, quita estrés, relaja… es muy recomendable para no terminar como el pintor inglés… pero para saber como termina, tendrás que leer la estupenda novela de Olga, me dice Manolo… a continuación me dice Manolo otra frase, que se atribuye al pintor, a la vez que me pregunta si estoy de acuerdo con ella… La única forma de sobrevivir es yendo a la deriva… no estoy de acuerdo, le digo… a la deriva termina uno donde no quiere… yo creo que para sobrevivir hay que amar… el amor siempre te da alas para vivir… para tener esperanza… como le pasa a Angie… que sobrevive a su pasado… y con esta otra frase, de la novela ¿estás de acuerdo?: Nadie conoce del todo a nadie… totalmente de acuerdo le digo… porque ni siquiera nosotros mismos nos conocemos totalmente… quién no se ha quedado atónito de ciertas reacciones  que no esperaba nunca tener… sí, sí… me confirma Manolo…

Continuamos la ruta y el paisaje que se nos presenta ahora es duro, rocoso… como dura es la pintura que cita Olga en su novela, me dice Manolo… que me dice que los buque en Internet… es un fresco de Giotto que se titula la desesperación… y efectivamente cuando lo veas verás que efectivamente allí esta pintada la desesperación… como dice Angie… es imposible apartar la mirada del nudo… (Pág. 144) genial! me dice Manolo… que continua… como duro es el que los pobres ni siquiera necesitamos intimidad para morirnos (Pág. 145) a colación de la muerte de una familiar de Angie en una residencia de ancianos compartiendo cuarto con otra anciana… velada critica a esas macro residencias donde aparcan a cientos de ancianos… muy difíciles de humanizar… muy difícil que allí fluya el amor y el cariño que estos seres vulnerables por su edad necesitan… Aquí dentro la muerte ya aguarda a sus presas. (Pág. 145)… Por nada del mundo dejaría que me encerraran aquí, pero supongo que la vida y sus excesos no permitirán que me haga tan vieja… (Pág. 148-149) Estamos llegando al final de la ruta…

Me encanta, me dice Manolo, como escribe Olga en la novela de sexo… ponme ejemplos, le digo, con tono lujurioso… Que nos apareamos como lo hacen los perros, sobre las matas… allí donde nos coge el ansia de las bestias… Eso solo sucedió una vez. Y fue dentro de la casa, sin sábanas ni cama…(Pág. 12) … el cura sube a El Hachuelo buscando lo que escondo en la entrepierna… (Pág. 72) El cura me sostiene por la cintura, pero apenas siento el contacto se su carne…  (Pág. 135)  ¿qué hay un cura en la novela?... sí, me dice Manolo… a mi me ha caído muy bien el personaje… es humano… me gusta… ante la pregunta de Angie de por qué se hizo cura su respuesta me llega: Porque no puedo soportar el sufrimiento de los demás… además al cura lo castigan y lo mandan al destierro, dice Angie que no por mí, sino por las quejas que han llegado al obispado sobre sus sermones. No toleran que hable en los pulpitos sobre las cacicadas, sobre el respeto a los homosexuales ni que cargue contra los curas pederastas y sus encubridores… (Pág. 188)… y sigue Manolo citando… de repente, me veo a horcajadas sobe la verga de Nigel, rota de placer, la cara bañada en lagrimas de alegría, de felicidad en el acoplamiento de la carne y el espíritu… (Pág. 75) ¿Nigel es el cura? le pregunto a Manolo… no, me dice, es el pintor… ah!, le digo… No era amor ni ternura, sino un ansia voraz, el empeño de estrujar el deseo antes de verlo consumirse. El ardor los espoleaba. (Pág. 85)… así define Olga la historia de amor de Casiano y Emeteria… y así la de Angie con el pintor: Éramos ya dos caníbales tiranizados por la carne, por el sexo hasta la extenuación, el único lugar que parecía seguro entonces (Pág. 94)

Hay poesía… de la buena… en la novela de Olga… nos abruma el contrasentido / de que la muerte / quiera anidar / en medio de tanta belleza, /pero una melancolía / sutil / flota en el aire / a pesar de la furia / del verde nuevo. / La primavera es violenta. (Pág. 18) Las barras las he colocado yo porque es donde Manolo hace pausa, como versificando, como saboreando, lo que va declamando, aunque en el texto de la novela es prosa… Otra… No tengo lazos con casi nada / y tampoco temo la soledad: / mis muertos me acompañan. (Pág. 90) Más… Es de noche /sentados a la mesa mientras cenamos, / cuando el tiempo se vuelve / más lento y profundo… (Pág. 164)… o esta otra… Vuelvo a mi paz y, / sin embargo, / me desazona un vacío, / un hueco en el silencio. (Pág. 193)… pausa… silencio… y continua Manolo recitando esta otra: Depositas amor en los seres, / en las cosas, / en los lugares, / y luego no sabes qué hacer / con el que se te queda entre las manos / sin usar. / Se te queman las palmas. (Pág. 207)… le digo que es una prosa poética la de Olga Merino… ya lo creo, me responde Manolo… y recita… Solo el amor / del que fui capaz / me mantiene en pie; / vivo en su estela…

Terminada la ruta, ya encaminados hacia Alcalá de los Gazules, para coger de nuevo la autovía, le propongo a Manolo tomarnos algo… le gusta la idea por lo que me adentro en Alcalá buscando un Bar… allí hay uno me señala Manolo… y me dice que ese es… el Bar de los raros, el de la gente loca y terrible, el de los diferentes, el de los solteros viejos, los borrachos, los que no creyeron en el dinero. Los tocados por el viento… me lo estás poniendo bonito, le digo… bueno es que así define Angie el bar que frecuenta en su pueblo… y dicho así no me negaras que muchos bares de muchos pueblos de España están poblados de los tocados por el viento… sin duda, le digo a Manolo, como tú y yo… nos reímos…

                Sentados ya en el coche de nuevo para volver a casa, le digo a Manolo que cómo anda la novela de Olga de palabritas cuyo significado tenemos que consultar al oráculo de Google… pues de escándalo me dice… se ve que Olga domina el castellano con pulcritud… así, califica a Angie como la guillada de El Hachuelo,(Pág. 11) o sea, la loca, o que ha perdido el juicio o que se comporta como tal… El Hachuelo, me dice Manolo, en la novela, son las tierras que habían sido de la familia de Angie, y aunque ella sitúa los hechos que acaecen en la novela en la sierra de Córdoba, la Sierra del Hachuelo está en Montefrío, en la provincia de Granada… Cominean a mis espaldas, (Pág. 12) hablan de asuntos insignificantes… aunque la autora entiendo que lo usa más como sinónimo de criticar… que nivel Manolo, le interrumpo… pon música para ambientarnos… pues mira me dice Manolo, vamos a oír las canciones que la autora menciona en la novela… y  busca en su móvil esa maravillosa balada de los Rolling Stones Angie, Angie… y me traduce el verso que Olga cita en su libro en la página 24… Angie, Angie no puedes decir que nunca lo intentamos… y los que cita en la 30…  Sin amor en nuestras almas y no hay dinero en nuestros abrigos. Pero, Angie, no puedes decir que nunca lo intentamos… la escuchamos muy pensativos los dos… tantos recuerdos… termina la canción y Manolo continua con su lista de palabras que según él,  no tenemos en nuestra conversación del día a día…   Sobrinas deslavazadas (Pág. 12), insustanciales, insulsas… al hablarme Manolo de sobrinas insustanciales, insulsas, pienso en mi sobrina Nieves, que es así, un poquito insulsa, sin sustancia, pero muy buena chica… te pongo otra canción que cita Olga por boca de Angie en la novela… es de la película del Oeste Solo ante el peligro, por la que Angie se siente colada, al punto que se sabe de memoria la letra de la canción citando el verso, que dice no me abandones, cariño… comienza a sonar la canción… y empiezo a recordar una película que he visto varias veces… Manolo sigue viendo sus notas sobre la novela y me dice que los hechos que narra Olga, parte de ellos, se sustancian en una finca que llama Las Breñas… lo interrumpo, y le digo, que Las Breñas que yo conozco son un Parque Natural de Barbate, en Cádiz… que por cierto debe tener también unas rutas bellísimas para hacer… seguro, le digo, están allí los famosos acantilados de Barbate… Ah! otra canción que cita Olga en la novela es la de los Clash… no recuerdo este grupo le digo a Manolo… bueno a ver si escuchando la canción te viene…  la escuchamos, pero no lo recuerdo… bueno, me dice Manolo, esta banda fue icono del movimiento punk de los 80… la cita de esta canción en la novela es de una de las letras de sus canciones con clara intencionalidad política… luché contra leyes injustas, pero la ley me derrotó… (Pág. 42)  por cierto que en su novela tilda de bruja a tu admirada Margaret Thatcher… bueno, algo de bruja tenía, le digo, me lo tomo como un alago… Manolo tira de nuevo de sus notas… los niños se orinaban en las manos para curarse los sabañones del helor (Pág. 14), del frío intenso y penetrante… y… más canciones… una de los Who… Tommy, ¿puedes oírme?... que Manolo me la pone pero no la recuerdo tampoco, es una canción muy corta…  Manolo a lo suyo… cuatro trebejos para el campo (Pág. 14)… los trebejos son utensilios… no lo sabía, le digo… me pone Manolo una nueva canción, esta vez una bonita balada de Rod Stewart, que titula Solo estaba bromeando… de la que cita… perdí todo ese precioso tiempo Y culpó al vino…  la sierra se escarpa feroz con la fronda (Pág. 18), con el conjunto de hojas o ramas que forman espesura… Manolo, cuando lee y no conoce una palabra tiene la sana costumbre de consultar en el oráculo de Google el diccionario de la RAE en su teléfono, y las apunta,  luego me las cuenta o explica a mí… le encanta… y a mí que le encante… ampliamos juntos vocabulario de nuestra rica lengua castellana… la avidez de la mariposa negra que revolotea sobre la espinas de una aulaga… (Pág. 18) una aulaga, me dice Manolo, es una planta como de un metro de altura, espinosa, con hojas lisas terminadas en púas y flores amarillas… y comienza a sonar una canción que cita Olga en el libro de Eric Clapton, Lay down, Sally… que a mi personalmente no me gusta… se lo comento a Manolo y me responde que si que es muy insulsa…  y continua… dice: bajamos de lado por un canchal… (Pág. 19) es que estamos bajando por un peñascal, por una peña… vamos!... y si te deslizas hasta una especia de calvijar… (Pág. 19) es que te estas deslizando a un paraje sin árboles en el interior de un bosque… Tela! exclama Manolo… o que si tampoco don Julián precisaba tanto el galpón donde duerme… (Pág. 23) es que no necesitaba una casa grande, eso sí,  sólo de una planta… o cuando tu bisabuelo tuvo que malvender el último pegujal de tierra (Pág. 31) una pequeña porción de terreno…  o cuando como estaban débiles, los cogían las fiebres en los pantanos de la manigua… (Pág. 31) de un bosque tropical pantanoso e impenetrable… o aunque hoy no huele a roña empercudida (Pág. 52) dicho de la suciedad: penetrar en algo, especialmente en la ropa manchada o mal lavada… silencio… Manolo pone una nueva canción que se cita en la novela, esta vez de The Police, su clásica… Message in a Bottle… de su letra cita en la novela: Cien millones de náufragos buscando un hogar… (Pág. 122) y continua Manolo con sus notas…Está removiendo las brasas para emparejar las trébedes… (Pág. 68) que son, me dice Manolo, esas sartenes, que llevan soldadas unas patas, para poder ponerlo encima de las ascuas en una candela y poder cocinar… si hombre sí, le digo… las he visto en una matanza que estuve en la sierra de Huelva… la usaban para hacer chicharrones… espectaculares… Entonces sabrás, me dice Manolo, que es un hurgón (Pág. 68)… claro que sí, le digo… es el hierro que se utiliza para remover y avivar las ascuas de la candela…  más música… ahora de la buena… la canción de los Beatles, su canción Eleanor Rigby…  de la que cita: Ah! mira toda esa gente solitaria…(Pág. 178) soledad… cuanta gente sola… rodeada pero sola, sin cariño, sin amor… sola… acaba la canción… silencio… me dice Manolo: la caridad de filfa… (Pág. 68) le respondo que es una caridad falsa, engañosa… Le digo a Manolo lo mucho que me entretiene con este discurrir de palabras y su significado… que ya estamos llegando a Jerez de la Frontera… y que nos queda media hora para llegar… que la vuelta se me está haciendo mucho más corta que la ida, cuando por lo general es al contrario… me responde lo que yo ya sabía… pues tengo más… túrdiga (Pág. 74) es una tira de pellejo… con la que Angie amenaza arrancar el pellejo a uno… logró reptar hasta esconderse en el comedero de una zahúrda… (Pág. 87) Manolo me mira a ver si le digo qué es una zahúrda pero no tengo ni idea… ante mi silencio me dice que son las cabañas o establos para criar cerdos… que bien se come en esa venta me dice Manolo… tenemos que venir algún día… si, le digo, hace tiempo que no salimos con a comer juntos con nuestras respectivas… seguimos oyendo la canción… y Manolo a lo suyo… Por eso quiso largarse de aquí, para huir de la vaharina invisible… (Pág. 90) antes de que me diga nada, le digo a Manolo que no sé que es la vaharina… pues es la niebla, el vapor, el vaho… es una manera de decir que huimos de nosotros mismos, me dice Manolo, aunque esto es mi interpretación… le digo a Manolo que me estoy dando cuenta que mi vocabulario es muy cortito… ¿hay más canciones en la novela? le pregunto… pero él sigue con sus notas… uvas agraces… (Pág. 90)… deduzco que son uvas agrias, no?... pues no es exacto… me dice Manolo, son uvas sin madurar… son esas uvas que estas viendo en los viñedos que acompañan la carretera de Jerez a Sanlúcar y que están verdes, verdes, verdes… sin madurar… silencio breve que rompe Manolo poniendo más música… del grupo Animals la canción Por favor no dejes que me malinterpreten, canta Eric Burdon…  a raíz de esta cita dice Angie en la novela… La vida debería aspirar a la sencillez y, sin embargo, se enreda en malentendidos, en frases no dichas, en equívocos resueltos a destiempo… (Pág. 209) no puedo estar más de acuerdo con Angie, le digo a Manolo… un novelón, intuyo… Manolo a lo suyo de nuevo… si te digo: atar la cuerda de nylon a la anilla superior de la falleba… (Pág. 147) ¿dónde la estoy atando?... no lo sé, le respondo… pues, me dice Manolo, a una varilla de hierro acodillada en sus extremos, sujeta en varios anillos y, que sirve para asegurar puertas o ventanas… en nuestra novela es en una ventana… que tendré que leerla le digo a Manolo, porque tú bien que la has exprimido… pero Manolo no ha terminado aún… tiene más… a la sombra caliente de las carrascas…(Pág. 185) no sé qué son  las carrascas le digo a Manolo… son, me dice, encinas pequeñas… que las sitúa Olga en la novela por la sierra que rodea El Salobral, el pueblo de la narración, que es en la realidad un barrio rural del sur de Albacete, que saltó a las noticias hace unos años por el suicidio, cercado por la Guardia Civil, del asesino de una niña de trece años de la que decía estaba enamorado y de un vecino del pueblo que estaba fumando fuera de su casa para no molestar a su familia con el humo… increíble destino…

                Después de tanta palabrería, me dice Manolo, me pregunto, si los escritores, no hacen como los médicos, jueces y curas, citando a Angie que… se parapetan tras la palabrería de alquitrán, apabullan con sus conocimientos para blindar sus dominios: los médicos el cuerpo; los jueces, la inteligencia y sus posibilidades; los curas, el espíritu, aunque estos prefieren usar un lenguaje para tontos…  (Pág. 135) los escritores las palabras…

                Hemos llegado a Sanlúcar. Manolo me agradece el día tan bueno que hemos echado… yo le agradezco a él su amor por la buena literatura… que me lo transmite a mi… no termina de salir del coche para decirme que tengo que leer la novela, que me va a gustar… se lo aseguro y nos despedimos hasta la próxima… Se que vendrán más primaveras (Pág. 233) me dice Manolo fuera ya del coche…



Inicio de la ruta de los Molinos del Parque Natural de los Alcornocales.

 

Mauricio Ruiz Berlanga.

10 de Diciembre de 2020.

Festividad de la Virgen de Loreto.

 

La imagen de la portada del libro: https://negraymortal.com/la-forastera-olga-merino-lopez/

La imagen del Inicio de la ruta de los molinos y para conocer mejor la ruta de los Molinos del Parque de los Alcornocales:

https://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/servtc5/ventana/mostrarFicha.do?re=s&idEquipamiento=19986

Para conocer un poquito mejor a Olga Merino y su obra:

http://www.agenciabalcells.com/autores/autor/olga-merino/