viernes, 19 de noviembre de 2021

A propósito de una estupenda novela… que es Trigo limpio.

 



 

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Nota aclaratoria para los que no han leído la novela: léanla porque no les defraudará. Y si la leen antes de leer esta especie de reseña mejor, porque se darán cuenta de que esta reseña no va de la novela propiamente, sino de los consejos y advertencias que el autor, o mejor dicho, el narrador, se da a sí mismo a la hora de escribir la novela… pero aquí, no destripo la novela, ni hablo de su línea argumental, ni hay critica… aquí solo hay el deseo de ayudar a un amigo que sé que le encantaría escribir una novela y no se decide…

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Había quedado con Manolo para ir a la pescadería. Había cola.  Ahora, en estos nuevos tiempos de la peste (léase Covid19) que nos ha tocado vivir, hay colas en todos lados, unas pequeñas, otras kilométricas… distancia de seguridad… solo dos personas dentro, por favor… lo positivo es que ha incrementado nuestro grado de educación en varios puntos que antes de la peste. Bien, pues en la cola de esas que se ocasionan por el  “solo dos dentro, por favor”, que nos piden en la pescadería de la que Manolo y yo somo habituales clientes, al solito del otoño que tan rico es… me dice Manolo que acaba de leer una novela espectacular que ha sido galardonada con el Premio Biblioteca Breve 2021 de la editorial Seix Barral… lo del premio ni le quita ni le pone nada a la novela, en todo caso al autor sí, que le infla algo la cuenta corriente, al margen del subidón que cualquier premio por birrioso que sea le ofrece a cualquier ser humano… Sin esperar comentario mío alguno, Manolo me dice que cuando llegue a casa lea los folios que me entrega para que vea el alcance de la novela… adelántame algo, le pido a Manolo… léela es su respuesta… y compramos unos hermosos langostinos, huevos de choco y unas huevas de merluza para freírlas…

Llego a casa y del tirón me pongo a leer los folios de Manolo que transcribo fielmente:

“Apuntes que saco de la novela de Juan Manuel Gil, Trigo limpio, publicada en Seix Barral en el año 2021.

Nota: Estos apuntes los he tomado una vez leída la novela, para pasártelos, amigo, que sé que te gustaría escribir una novela pero no te atreves, para animarte.

1ª Advertencia que debes tener en cuenta: «Es lamentable cuando alguien que se dice lector no entiende nada de lo que ha leído , pero más triste es confundirlo todo. La vida con la literatura. Las personas con los personajes. El autor con el narrador. la verdad con la verosimilitud. Y, lo más preocupante, lo biográfico con lo autobiográfico. Sucede más de lo que cualquiera podría imaginar. Ir por la vida confundiéndolo todo es como no ir por la vida. No sé si me explico. Es una auténtica pena». (Pág. 36)

Es decir, no tengas miedo a escribir una novela porque la novela, novela es, y te permite escribir lo que te dé la gana, sea o no autobiográfico, sea o no producto de tu imaginación… el problema lo tiene el lector si se ve reflejado en el cabrón que tú estás describiendo en la novela… ¿lo entiendes?... tú a lo tuyo… ¿tienes la historia? pues escríbela…

1er Consejo: «Quienes saben de estas cosas afirman que los personajes secundarios son tan o más necesarios que los principales. Yo no diría tanto, pero reconozco que algunos de los secundarios con los que me he encontrado a lo largo y ancho de mis lecturas me han embelesado poderosamente. El problema es que en la novela moderna ya casi no sabemos quién es principal y quién es secundario. Las fronteras, como las cicatrices, si aprovechan la orografía, pueden pasar desapercibidas, y eso empuja al lector contemporáneo a un mar de dudas». (Pág. 41)

Es decir, deja bien claro en tú historia quién es cada quién, no juegues con el lector al escondite, porque el lector lo que quiere es disfrutar de tu novela. Eso no quiere decir que no haya suspense, o que dejes a la imaginación del lector (el que la tenga) como era la tía que el protagonista se estaba tirando en el probador de unos grandes almacenes, por poner un ejemplo… pero tú, ya sabes, nada de crear dudas existenciales en la novela que al lector le da congoja, no la termina,  y va por ahí diciendo que tu novela es una mierda… los personajes, personajes son, y como tales tienes que tratarlos… destácalos si ves que la trama te lo permite o entiérralos en la miseria para que al lector le entre la pena, que eso vende…

2ª Advertencia: “Por no hablar, claro está, de los casos en que escritores, críticos, estudiosos y editores se acaban poniendo estupendos y nos cuentan que en tal o cual novela el protagonista es la ciudad, o la atmosfera, o el tono de la narración”. (Pág. 41)

Es decir, aquí lo que te están diciendo es que nunca hables mal de una novela, porque crucificaran la tuya. Los escritores son como cualquier gremio humano, corporativistas, y nunca dirán que una novela es una mierda, aunque lo estén pensando con absoluta certeza; darán rodeos, para decir que la novela en cuestión es de un realismo critico que interfiere en el subconsciente del lector de tal manera que lo que parece una escritura abigarrada ( léase que es una mierda) es en realidad un giro poético de la faceta humana del autor… ¿Tú tienes tu historia? pues escríbela… y si luego resulta que no sabes escribir pues te quedas con el haberlo intentado… pero no tengas miedo a que no te la van a publicar… tu fíjate en la solapa trasera de cualquier novela que leas,  ¿cuántas novelas te anuncian? quince o veinte mínimo, de colecciones que van ya por las 243 novela…  y ¿a cuantos autores de la solapa, conoces?,  ¿a uno, a dos máximo?... entonces, por qué no vas a ser tú uno más… insisto… ¿Tienes la historia? pues escríbela…

2º Consejo: «Quienes saben de esto también dicen que una buena novela debe albergar en su discurrir más de un repecho; que no es bueno que la lectura sea una actividad en descenso zigzagueante todo el tiempo». (Pág. 46)

Es decir, no metas paja en la novela. Algunos lectores son absorbe palabras, y aunque no las entiendan, leen y leen… otros se lo tragan todo de pe a pa porque los veinte euracos que le ha costado la novela lo tienen que justificar… No me quiero enrollar… lo que te está diciendo este buenazo de Juan Manuel, es que no te vayas por las nubes… que tampoco descubras todas tus cartas al lector en los primeros capítulos porque la has cagado… y sobre todo que no tires dos párrafos de veinte líneas cada uno para decir que sonó el teléfono en la habitación, por ejemplo…

3er Consejo: «Porque un repecho nunca es un rodeo. Es un cambio de cierta brusquedad en el que perdemos de vista el horizonte. No es que el lector sienta que está siendo obligado a tomar el camino más largo». (Pág. 46)

Es decir, puedes meter algo de paja pero que no se note mucho… y si tienes que meterla que sea en descripciones de sexo, por ejemplo, que son muy socorridas en la novelas… pero no obligues nunca al lector a que vislumbre que la novela tiene cuatrocientas veintisiete páginas, va por la doscientas treinta y cuatro y todavía no ha experimentado ninguna emoción, es decir, no se ha reído, no ha llorado, no se ha calentado o no ha sentido frio… porque entonces, ciertamente el camino para el lector para llegar hasta la última página de la novela es bastante largo…

4º Consejo: «Quienes saben de esto también afirman que a la hora de escribir una buena novela se debe tener muy presente el principio clásico de unidad y variedad». (Pág. 57)

Es decir, obvio: la historia que vas a contar tiene que tener una unidad que se manifiesta en la variedad de sus partes… esto que parece de Perogrullo, es la clave para que tu historia sea un éxito o un fracaso… me explico… si tu historia manifiesta una unidad absoluta, se convierte en una historia monotemática, que probablemente aburrirá al lector, que probablemente calificará tu historia de perogrullada, si es benévolo, y de una mierda si es contundente… Por otro lado, si tu historia es absolutamente variada, el lector no se enterará de que va la historia, se aburrirá, y dirá que eres un autor malo de cojones, si es contundente, y que te queda mucho por madurar como escritor si es benévolo… Entonces la clave, como casi en todo en la vida, está en el equilibrio entre la unidad de la historia y su variedad… así que, si tu historia la tienes clara, manifiesta una unidad argumental, y te da juego para que introduzcas variedad argumental alrededor de la unidad, el éxito lo tienes asegurado… equilibrio, amigo, equilibro… unidad y variedad en su justa medida…

3ª Advertencia: «De un tiempo a esta parte, no está bien visto que el escritor haga uso del narrador en tercera persona». (Pág. 81)

Es decir, por increíble que te parezca, querido amigo, en esto de la literatura también hay modas, y ahora no está de moda, ni bien visto, que tu cuentes tu historia en tercera persona, como si Dios mismo se tratará, que todo lo sabe, todo lo ve y todo lo puede hacer cambiar, fluctuar, matar, nacer… vamos lo que un novelista puede hacer en su novela omniscientemente… así que a estos progres de la literatura supongo que  no les gustará una deliciosa novela que acabo de leer, de Hella S. Haasse, Los señores del té, porque la buena señora la escribe en tercera persona… bueno como esto es cuestión de gusto, y de personalidad, tu escribe tu novela como te sea más cómodo, porque a mí nunca me ha gustado dejarme llevar por modas… además lo de escribir en primera persona tiene el problema de que el lector cree que todo lo que escribes te ha pasado a ti realmente, con lo cual te puede pasar como aquel escritor que vino a dar una conferencia a la librería Machado y una señora se encaró con él porque decía que era un maltratador, y todo porque en una de sus novelas el narrador maltrata a su pareja en primera persona… en fin… como tú no aspiras al Nobel, ni al Planeta, que es casi más importante ya que el Nobel, escríbela como quiera, pero escríbela…

5º Consejo: «En el fácil o difícil cometido de escribir una novela. el escritor debe plantearse, al menos, una disyuntiva. ¿Qué es deseable: asumir el riesgo de malvivir en la monotonía o de fracasar por dispersión?». (Pág. 93)

Es decir, ni lo uno ni lo otro. Ni monotonía ni dispersión. Algunos autores actuales, creen que cuanto más difícil se lo pongan al lector en cuanto a que éste disfrute de su novela, sino a retazos, la novela será mejor… lo dudo… yo creo, querido amigo, que en esto de la literatura, como en todas las artes, existe el genio, dotado de una maravillosa forma de escribir que hace que todos tus novelas sean un éxito… el Llosa, por ejemplo… y luego están la legión de escritores, donde los hay buenos, mediocres y malos… a ti amigo mío, te tiene que dar igual, porque es tu primera novela, para saber si has sido monótono o disperso primero tienes que escribirla… pero eso sí, no abuses de la paciencia del lector, y aunque confíes en su imaginación, cuéntale una historia, o varias historias que luego es una sola historia, pero que se entiendan… hay historias que el lector, te lo digo por experiencia, piensa que es memo porque lee y lee página tras página y no se entera de nada… eso el lector no lo perdona sobre todo si la novela es de las de veintitantos euros… en esto de escribir, creo yo, que lo mejor es que escribas para ti, y si luego la gente lo lee y le gusta, pues estupendo… si no les gusta, pues te quedas con el placer de haberte contado una bonita historia a ti mismo…

6º Consejo: «Cuando presiento que un bloqueo creativo está punto de caer en mi vida, tengo la costumbre de coger un edredón y llevarlo a una lavandería de esas en las que metes monedas y te toca esperar un par de horas como mínimo… el objetivo: que las ideas lleguen aunque sean horrorosas». (Pág. 99)

Es decir, tú aun no sabes qué es eso del bloqueo creativo porque aún no estas en tal proceso de creación, pero llegado el momento te llegará… así que vete buscando un edredón o similar y una lavandería de moneditas para que cuando te llegue ese día que estás en blanco, y el ruido monótono de la lavadora o de la secadora te ayude a que tu cerebro vuelva a crear, a recordar, a pensar en nuevas tramas que te ayuden a retomar tu novela… si le funciona a Juan Manuel por qué no te va a funcionar a ti… con bloqueos o sin ello si tienes la historia, escríbela…

7º Consejo: «Quienes saben de estas cosas aseguran que detrás de la mayoría de las buenas novelas hay excelentes editores. Que el entusiasmo que invierten no solo en los libros, sino también en sus autores, contribuye de manera decisiva a que sus obras cristalicen. Es, precisamente, esa forma de cristalizar la que diferencia una buena novela de lo que sencillamente es una historia amorfa, ya que en ese proceso se consigue una estructura íntima ordenada. Por ello suelen hablar de tres coordenadas fundamentales: tiempo, reposo y espacio. … Tiempo: si es lento y largo el proceso de escritura, mejores novelas tendremos, puesto que lo súbito, aunque alimenta la intuición, propicia el defecto. Reposo: la calma permite una mejor ordenación de las fases del proceso creativo. Espacio: si la historia crece sin problemas de espacio interno -es decir: nada de precipitar el final- , su estructura se manifestará de forma poliédrica, porque ya se sabe que lo peor que se le puede aplicar a cualquier creación es el adjetivo plano». (Pág. 170)

Es decir, aquí en este consejo hay mucha enjundia. No te preocupes si no tienes un buen editor, es natural, sería tu primera novela, y a unas malas la autopublicamos y punto. Aquí lo importante a valorar es la generosidad de Juan Manuel que ha compartido contigo ese consejo que le han dado esos buenos editores que él tiene la suerte de conocer. Quédate pues con esa mágica trilogía que hará que tu proceso de creación pueda generar una buena novela y no una insulsa historia que no le interese mas que a tu madre y allegados… Tiempo, reposo y espacio. Tomate todo el tiempo que necesites para escribirla… si tienes ahora sesenta y dos años, y llevas no sé cuantos sintiendo el gusanillo de escribir una novela y nunca te has puesto a ello, no me tengas ahora prisa por poner todo por escrito a velocidad de diez A4 por día… no…  se lento en el escribir, en rumiar lo escrito, en pulir, leerlo y volverlo a leer… Reposo. Como tu practicas la meditación, calma no te va a faltar… aplícala a tu proceso de creación… ordena bien las fases de la novela… y luego con calma la vas desarrollando… y por último espacio… dale sitio a tu historia para que quepa todo aquello que aporte sal al desarrollo de la misma… no tengas un inicio, desarrollo y final de forma plana, convencional… no… hay que romper moldes, y para eso necesitas espacio… se valiente y todo lo que se te manifieste interesante súmalo a tu historia… ¿la tienes? escríbela…

4ª Advertencia: «Quienes saben de esto aseguran que, para que una novela atrape la atención del lector, la dosificación de los hechos que componen la línea argumental debe estar rigurosamente estudiada». (Pág. 197)

Es decir, esto es orden, concierto y rigor a la hora de exponer la línea argumental de la novela. Como dice Juan Manuel, nada que objetar a esta advertencia tan de sentido común, pero él nunca la ha utilizado, y es un grandísimo escritor… él es más de dejarse llevar por su intuición, y le va muy bien… Tú, querido amigo, lo que no debes hacer es atragantar al lector de datos en las primeras paginas de la novela de tal forma que ya adivine todo lo que va a ocurrir… en eso, como novato, yo planificaría, dosificaría la información para que el lector pueda usar también su imaginación en lo que cree puede pasar… ya veremos si acierta o no…  pero eso de dejarse llevar por la intuición de cada uno, suena muy bien… así que tú mismo… orden y concierto, con dosis de libre albedrio… esa seria la receta ideal para un principiante…

5ª Advertencia: «Quienes saben de esto aseguran que no existe un brebaje para que una novela tenga el éxito garantizado, entendiendo por éxito hordas de lectores que compran el libro y lo recomiendan con voluntad de militante… nunca está de más recordar que los recetarios o los libros de instrucciones son ideales para preparar un clamar en aceite… pero no para escribir una historia decente». (Pág. 233)

Es decir, tira a la papelera esos ensayos sobre cómo escribir una buena novela. La novela la tienes que escribir tú con tu bagaje cultural, con tu estilo, con tu forma de ser, vamos… con tu intuición… luego se la das a un buen corrector, que los hay, Antonio Tocornal, por ejemplo, además excelente escritor, y él te dirá si sobra o falta algo… pero es tu yo el que se debe vaciar en tu historia… nunca he visto mejor ayuda que estos consejos y advertencias que da Juan Manuel en su novela para alguien que quiera escribir una novela… aunque no sé si ese es su objetivo… pero se le agradece… Es verdad que hay muchos talleres de escritura creativa, de ficción, de novela negra… respetables todos, interesantes,  pero como tú tienes la historia… escríbela…

6ª advertencia: «… puede que escribir sea eso. No tener las cosas claras. Porque quien asegura tener todo claro no se detiene a escribir nada, ¿no?.» (Pág. 267)

Es decir, más claro no te lo puede decir, querido amigo, tú, que siempre me dices que no tienes claro si escribir o no tu historia… Juan Manuel te lo dice bien claro… escribe, el que no tiene las cosas claras, para así compartir… y sí encima te aclaras pues miel sobre hojuelas… tienes la historia… (he quitado la interrogación porque sé que la tienes) escríbela…

8º Consejo: «Todas las personas, incluidas las escépticas, necesitan compartir historias. … Eso las hace cooperar en el sentido más amplio de la palabra. Y esa cooperación les garantiza seguridad, certeza, estabilidad. Y amor. Amor también.» (Pág. 267)

Es decir, escribir es terapéutico. El que escribe, lo hace por una necesidad: contar una historia… y cuando la cuenta, bien o mal, ya se verá, adquiere seguridad en sí mismo, has logrado contar la historia, repito, bien o mal, ya se verá; adquieres certeza, si es que en esta vida hay alguna, tú ya tienes una: has sido capaz de escribir tu historia; adquieres estabilidad, emocional sobre todo, porque imagino que escribir una historia es como una especia de parto, y una vez has parido, que solaz; y nos dice el bueno de Juan Manuel, que adquieres hasta más capacidad de amar… o sea, que si no escribes la novela querido amigo la escribiré yo por ti…

7ª Advertencia: «No existe un uso inmaculado del lenguaje. No existe lenguaje sin función porque todos buscamos algo cuando hablamos con alguien». (Pág. 269)

Es decir, olvídate de ese miedo tuyo al uso del lenguaje… cada uno lo emplea como puede, sabe y llega… aquí el que tiene la última palabra es el lector, y si tú le ofreces con honradez una historia que llega, éste siempre te lo agradecerá esté más o menos pulido el lenguaje que uses… Además, como buen lector que eres, sabes, que lo que un escritor entrega no es un lenguaje, un estilo o un argumento, es una parte de él que quiere compartir, y tú lo recibes con tu bagaje vital de una u otra forma, al punto, que lo que a ti te hace reír, a otro le hace llorar… el lenguaje es un vehículo para comunicarnos que cada uno emplea con más o menos acierto… hay reglas, pero las reglas están para saltárselas, si es el caso…

9º Consejo: «Creo que para que una historia arraigue en el pecho de cualquier lector, es conveniente no trillar ni aventar el grano hasta el punto de dejarlo solo, inmaculado, lucido. Las pequeñas piedras, la tierra, el polvo, las espigas y otras semillas han de estar ahí, junto al trigo». (Pág. 297)

Es decir, esta preciosa parábola de Juan Manuel, nos da el sitio a los lectores… algunos escritores lo dan todo tan mascado… suponen que el grado medio de inteligencia de sus lectores es pírrico… aquí solo me queda decir como aquel maravilloso contador de parábolas decía: el que tenga oídos para oír, que oiga…

10º Consejo: «Quienes saben de estas cosas aseguran que la acción de un libro más que acaecer corre con habilidad entre la piedras.  … A veces, con suerte, sabemos dónde estamos, pero casi nunca hacia donde nos dirigimos. Navegamos en mar abierto». (Pág. 318)

Es decir, aquí nos hablan los que saben del vértigo de la escritura que se hace con honradez… empiezas la historia y ésta te lleva por vericuetos inesperados que debes asumir y contar… te encuentras con muchos obstáculos que hay que saltar, o afrontar… mejor metáfora no pudo emplear Juan Manuel: el escritor, que lo es con honradez, navega a mar abierto… a lo que venga… con entera libertad… de eso tú, querido amigo, de navegar a mar abierto, sabes algo… siéntete libre… afronta el vértigo de la escritura… suéltate… escríbela…

11º Consejo: «Quienes saben de estas cosas aseguran que no es conveniente que la historia tenga la misma contundencia que una carpeta de secretario judicial. No es necesario que se deje constancia de cada cosa que se dijo o se calló, de cada mueca o movimiento que un personaje garabateó en el aire, de todas y cada una de las fases que se suceden en el desarrollo de una acción». (Pág. 325)

Es decir, dale su sitio al lector. Deja que la imaginación del lector juegue un papel muy importante en tu novela. Así te lo ganas seguro. Probablemente, tú, como escritor novel, aunque tengas sesenta y dos cumplidos, intentarás describir hasta el color del pelo de ese que pasaba por allí… no es fácil, pero se puede… recuerda, dale sitio al lector… que él ponga muchos de los colores, tonalidades y sentimientos en tu historia… todo es empezar… el símil de la carpeta del secretario judicial es genial… nada hay mas desagradable y hasta detestable que un escrito judicial… pero mi querido amigo, si le pones amor, constancia y trabajo la sacarás adelante… estoy seguro de ello…

8ª Advertencia: «Quienes saben de estas cosas aseguran que, desde el momento en que renunciamos a la omnisciencia del narrador en tercera persona, estamos condenados a que los personajes definan su esencia a través de sus actos y de sus palabras. Tenemos restringido el acceso a ese espacio donde germina la voluntad que los impulsa a hacer esto o aquello. Llamémoslo como queramos: corazón, espíritu, subconsciente, lóbulo frontal o sala de máquinas. Por tanto, son las decisiones de los personajes, sus palabras, sus silencios, sus impulsos los que nos permiten radiografiar e interpretar qué se cuece en ese remoto lugar de sí mismos». (Pág. 370)

Es decir, escribe en primera o en tercera persona, pero escribe. Lo digo, porque a mi me gustan mas las novelas en tercera persona… me siento como lector más a gusto… en primera persona, veo siempre al autor implicado en todo lo que cuenta y no me agrada… su hay maltrato en la novela pienso que él pudo ser un niño maltratado… no sé, en tercera persona el que escribe no es protagonista de la novela, es dios… y a dios no lo conocemos… en primera persona todo es ciertamente mas intenso… no sé, bueno, también he leído grandes novelas en primera persona que me han dejado impactados como esta de Jua Manuel… pero entiendo lo que dice Juan Manuel de las restricciones a las que te somete el escribir en primera persona… ese acceso a lo más íntimo de cada persona no lo tienes, excepto si ella te lo cuenta o te da acceso… en tercera persona, como eres dios, no tienes problemas para acceder y estar dentro de cada personaje, contar sus miserias implacablemente o hacer el amor esposado… te da igual, como autor, porque no te ves implicado… sin embargo en primera persona, cuando el autor describe que aquella droga le hizo perder los papales con su mujer y la pegó… todos los lectores pensaran ¿será un maltratador este escritor?... tu dices que es ficción, pero… siempre habrá el lector que pensará… cuando el rio suena agua lleva… Bueno, querido amigo, no sé si te estoy ayudando… elige tú como quieras narrar tu historia… pero escríbenosla... por favor…

Tu amigo, Manolo”.

Llamé enseguida a Manolo, impactado, por lo que acaba de leer. Que grande este Juan Manuel, deseando estoy leer la novela. Le agradecí a Manolo el detallazo de acordarse se mí, de escribir con tanto cariño esas notas para animarme a escribir una novela… pero le hice ver que mi destino es ser lector, con el ansia eterna de ser escritor… le dije que en muchas novelas, disfruto tanto leyendo que es casi como si yo las estuviera escribiendo y con eso me doy por mas que satisfecho…

 

Nota final: Si has llegado hasta aquí, y no has leído la novela, tienes que leerla, es intuitiva, te reirás, no te aburrirás… Yo suelo decir cuando acabo una novela si es buena o no, basándome en el grado de interés que ha despertado en mí; ese grado lo mido en si leo solo cuando me apetece, o en que aprovecho cualquier momento libre para leer la novela… en el caso de Trigo limpio… en una escala de 1 a 10, mi interés por leer la novela ha sido de un 10… es decir solo dejaba de leerla porque me llamaba mi mujer, y mi mujer es dios, (como la madre de Juan Manuel) y a dios hay que obedecerle…

 

Mauricio Ruiz Berlanga.

19 de noviembre de 2017.

Día en el que mi pueblo ha sido nombrado capital española de la gastronomía del año 2022… una grandísima noticia que hay que celebrar.

 

 


miércoles, 10 de febrero de 2021

Entre el faro de Chipiona y el Faro de Bonanza el Faro de Roque Espino, leyendo Bajamares.

 

 



Antonio Tocornal. Bajamares. Ediciones Insólitas. Madrid, 2020.

 

Me acaba de llamar Manolo y me ha propuesto que vayamos en bici desde nuestra urbanización hasta el Faro de Chipiona y desde allí al de Bonanza. Nuestra urbanización viene a estar equidistante entre ambos faros, a unos ocho kilómetros, por lo que sería una ruta, según los cálculos de Manolo de unos 32 kilómetros, iremos primero por la vía verde que el Ayuntamiento de Chipiona ha construido para uso y disfrute de los chipioneros y sus visitantes; esta ruta comienza o termina según se mire en el Camino de la Reyerta que es la linde entre los términos municipales de Chipiona y Sanlúcar, la vía sigue el trazado del antiguo ferrobús que unía  Sanlucar con todo el litoral gaditano hasta Cádiz capital. El ayuntamiento de Sanlúcar, que podía haber hecho lo mismo, tiene el trazado del tren totalmente abandonado, parte convertido en carretera sin arcén, muy peligrosa para los andantes del colesterol, parte se la han apropiado por el morro sus vecinos, todo lleno de basura, o de toallitas húmedas de esas que no se degradan tras quinientos años de existencia, que sus usuarios, después de una marcha atrás agotadora no se han dignado guardarlas en su coche para después tirarlas y la dejan allí para realce de la desidia del Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda.

Hemos quedado a las ocho de la mañana en casa de Manolo porque desde allí enfilamos mejor la salida hacia Chipiona. Se me olvidó preguntarle a Manolo que cómo se le ha ocurrido esta ruta, que por otro lado a mí me parece muy original y apropiada para hacerla en bicicleta, pero como veo que está saliendo ya de casa se lo pregunto directamente. Después de los buenos días y de las típicas carcajadas de Manolo riéndose de la cara de gilipollas que tengo con el casco de Bicicleta, y de las mías diciéndole que porque él no se ve… nos damos los buenos días, y antes de arrancar le pregunto que cómo se le ha ocurrido esta ruta, a lo que me responde que se debe a una magnifica novela que acaba de leer que se titula Bajamares, que le ha suscitado una gran admiración hacia su autor, por lo insólita de la misma, por su surrealismo, porque es toda ella una gran metáfora, aunque tú sabes, me advierte Manolo, que yo de literatura entiendo poco por no decir nada, pero si entiendo de lo que siento, de lo que provoca en mí su lectura, de sus efectos en mi ánimo… en fin, que en la novela su protagonista es un farero, que vive en un faro, por eso, se me ocurrió cuando la acabé decirte que hiciéramos esta ruta y así de camino te cuento todo lo que te puedo contar de la novela Bajamares, sin joderte su lectura, que por supuesto la tienes que leer… pega un salto en la bici, y me dice… Vamos! despacito para que podamos charlar…

Salimos a la Carretera de la Jara, catalogada por Manolo, como una de las más peligrosas de España, sin arcén, sin acerado, llena de baches revienta ruedas, sin farolas, con montañas de basura acumulada por sus vecinos y no vecinos, que me recuerdan las montañas de basura que vi en las aceras de Calcuta, cuando estuve por allí de voluntario, como serán las montañas de basura acumulada que no la recoge el camión de la basura del Ayuntamiento, sino un tío con una Bulldozer, que la vierte a un camión que se la lleva a prefiero no saber dónde… y lo peor, como dice Manolo, los conductores que no respetan para nada a los ciclistas y nos pasan a medio metro a unas velocidades que triplican la permitida que es de treinta kilómetros por hora, Manolo cada vez que alguno no nos respeta además de cagarse en sus muertos, le hace una pirula, por lo que un día de estos me veo metido en una reyerta haciendo honor al camino hacia donde nos dirigimos. Como es temprano no hay mucho tráfico, Manolo se coloca en paralelo y empieza a comentarme sus impresiones de la novela Bajamares, que por cierto el nombre no puede ser más bonito, más marinero, más metafórico… la novela, me dice Manolo, tiene un prólogo que está bien, pero no muy bien, no porque no esté bien escrito, que lo está, o su contenido no valga la pena, que lo vale, sino porque a mí me gusta meterme en las novelas después del título, zambullirme en el contenido sin parada en prólogo, pero bueno, eso es gusto y nada más… en el primer párrafo el prologuista dice que Bajamares va sobre la muerte… y yo te digo que de muchos más, porque también va de la vida, de lo animales que somos en el sentido literal de la palabra, de soledad, de silencio, de imaginación que desborda, abruma… no hay amor, si mucho desamor… va del espejo donde nos miramos y vemos a otro siendo el mismo, va de locura que es normalidad… va de un farero solitario en una isla deshabitada… (Pág. 7) Ten cuidado Manolo, le interrumpo, que viene uno a carajo sacado, freno para dejar que Manolo se coloque delante mía y pase el desalmado como es costumbre a menos de medio metro de distancia y a noventa kilómetros por hora… Veo la pirula de Manolo, y oigo un claro tu puta madre… paramos en el cruce de la Reyerta me dice Manolo… de acuerdo… seguimos pedaleando uno tras otro hasta allí…

Me dice Manolo que me ha pedido que me pare aquí en el cruce, donde empieza la vía verde de Chipiona para leerme el final del prólogo que le ha gustado mucho, y al lado del cartel explicativo de la ruta me lee: “Bajamares está a mitad de camino entre lo soñado y lo recordado, la posibilidad y la certeza, instalada en un abismo que tiene el nombre, siempre incierto, de Literatura”. Josep Maria Nadal Suau. (Pág. 11). La novela es pura Literatura, sigue Manolo, que engancha, te absorbe, te obliga a pensar, te crea expectativas… sorprende, sobre todo eso, me dice Manolo, sorprende, no es una narración fácil, ni una novela al uso… dejamos paso a dos tres ciclistas que empiezan la vía, y le digo a Manolo que ya me tiene en ascuas, y que estoy deseando leer la novela, a la vuelta, cuando crucemos Sanlúcar en la Calle Ancha paramos y miro a ver si la tiene la Librería Atlántida y me la compro… si quieres te la dejo, me dice Manolo, pero yo le digo que no porque a mí me gusta leer y subrayar, poner comentarios en los márgenes… Vale, vale, me dice Manolo, y arrancamos de nuevo la ruta camino del Faro de Chipiona…

La vía verde tiene como unos cinco metros de ancho por lo que podemos ir en paralelo, charlando, sin interrupciones de conductores irrespetuosos con los ciclistas. Me dice Manolo que Bajamares es única por varios motivos que descubriré cuando la lea, pero te puedo adelantar, que uno de ellos es la puesta en escena de la novela, su contenido, que aparece en doce narraciones o capítulos que narra el guardafaros; doce documentos, que son descripciones, listas de ventajas e inconvenientes para tomar ciertas decisiones, cartas, recibos, notas de naufragios, definiciones a modo de ejemplo que se recogen en una enciclopedia y una nota interna de un funcionario; diez narraciones o capítulos que cuenta el narrador; cuatro narraciones o capítulos que narra el barquero; una narración o capitulo que narra la madre muerta; y unos breves agradecimientos del autor de la novela que ya comentaremos… Manolo me dice de pronto que me pare que me quiere enseñar unos huertos de agricultura ecológica que merece la pena ver, no tenemos que abandonar la ruta, lo vemos desde la misma vía,  esta todo muy cuidado, se puede comprar verdura de temporada, hay unas construcciones en madera, todo muy rústico; Manolo me comenta que él, cuando es la época, coge el coche y viene a comprar unos chicharos dulces exquisitos, o unas alcachofas con un corazón inmenso y apetecible… Debo reconocer que las papas con alcauciles que hace Manolo están de fábula, así se lo hago saber, para que se acuerde, cuando haga alguno de esos guisos exquisitos, de invitarme, le digo, que ya no me acuerdo de la última vez que me invitó… se ríe… Montamos de nuevo en las bici y justo antes de abandonar la vía para dirigirnos hacia el Puerto de Chipiona, me dice Manolo, que nos vamos a acercar a ver la playa de la Micaela, que esta justo antes de llegar al puerto, y que es la única playa disponible, pues desde la punta de Montijo al Puerto hay mucha roca, y un mar que cada año le va ganando terreno a los invernaderos que lindan con la playa, hay auténticos muros de rocas para aguantar al mar, lo que se me antoja una idiotez, porque de siempre cuando el mar dice va… no hay nada que lo pare, pero los hombres y la mujeres somos así de crédulos… por no llamarnos idiotas.

Dejamos las bicis atadas a unos barandales que hay en la acera de la avenida que linda con la playa de la Micaela, y bajamos por una rampa de madera hacia la playa que está con marea baja, lo que hace que huela a algas, a salitre; cuando la marea está alta, el olor cambia a mar. Veo a Manolo que se agacha a recoger una piedra, ovalada, que tiene forma como de un ojo lo que le recuerda, me dice, un amuleto que el guardafaros posee, y que a él, cuando leyó la novela le recordó el ojo de Dios,  ese que venía en la enciclopedia o en el catón,  metido en un triángulo, con el que  nos amedrentaban con aquella frase de que ese es el ojo de Dios que todo lo ve, y yo, entraba en pánico porque pensaba que qué pensaría Dios de mí cuando era malo malísimo… soltó la piedra, que todo lo ve, y me comenta la gran imaginación de la que Antonio Tocornal hace gala en su novela… se nota además como conoce al mar, a la mar, y el mar… se le nota que es cañaílla, que ha respirado la sal de las salinas de San Fernando… y vete a tu saber si no se inspiró para su novela en Sancti Petri que es Isla y tiene faro… Deseando estoy, le digo a Manolo, de leerla… vámonos a las bici, me replica Manolo, que todavía nos queda ruta…

Nada más salir de la playa de la Micaela, vemos la entrada del Puerto Chipiona que está destinado por una parte a Puerto Pesquero, y por otra a Puerto de embarcaciones recreativas, deportivas y yates... Manolo, me dice, que si el fuera Inspector de Hacienda investigaría a todos los fulanos o fulanas que tienen en propiedad esos pedazos de yates que estamos viendo, para saber de donde proviene el dinero con el que se lo han comprado… según Manolo nos llevaríamos grandes sorpresas… Yo le respondo que yo a quien investigaría es a todos los Inspectores de Hacienda para ver cual era su patrimonio cuando aprobó las oposiciones y cuál es su patrimonio en la actualidad, para comprobar si su incremento patrimonial es acorde a su sueldo de Inspector… estoy seguro que también nos llevaríamos grandes sorpresa… Cada vez que vengo al Puerto de Chipiona, continua Manolo, me acuerdo de que este Puerto estaba previsto construirlo en la Playa de las Piletas en Sanlúcar, pero uno de los Alcaldes más inepto que ha tenido Sanlúcar rechazó la idea, para gran alegría del Alcalde de Chipiona que la ejecutó enseguida, sumando un mayor prestigio a su pueblo… Si no me equivoco, le digo a Manolo, ese es el mismo Alcalde que puso la depuradora de aguas residuales en pleno casco urbano de Sanlúcar…  el mismo, dice Manolo, un Nobel de la gestión, sentencia… y seguimos pedaleando… hasta pararnos delante de la escultura de la más grande, a la que Manolo adora, reverencia, la gran Rocio Jurado… dejamos a la Jurado y nos dirigimos al inicio del Paseo Marítimo de Chipiona, paramos y nos sentamos en uno de los bancos que miran al mar, el día es claro, me dice Manolo, señalándome la punta de Salmedina, con sus farallones… ¿qué son farallones? le digo a Manolo, pues piedras que terminan en punta en medio del mar, peligrosísimas para la navegación… la Isla de Roque Espino de la novela, esta plagada de ellos, y de naufragios, hasta que se puso el faro y el guardafaro lo atendió durante toda su vida evitando no sabemos cuántos naufragios… menudo personaje el farero de Roque Espino… vivir en soledad y silencio siempre… como un ermitaño, en su caso, ermitaño de la mar… ¿Sigue habiendo fareros? le pregunto a Manolo, que me dice que cree que sí… aunque en mil novecientos noventa y tres se decretó su extinción, aún siguen quedando alguno y alguna; a raíz de lo mucho que me ha gustado e impactado la novela de Antonio Tocornal, el otro día leí un reportaje, me cuenta Manolo, de la única farera que queda en activo en España, lleva 44 años viviendo en el faro del cabo Vilán, en la Costa da Morte… esta farera que se llama Cristina, dice cosas preciosas de su profesión: “El Vilán es mi vida. No vivo solo en el faro, también vivo para él"[1]… “Para mí es una vida cargada de libertad… para mí la soledad significa libertad"[2]… Esto último me llega, se lo comento a Manolo, que me responde con esta frase de la novela Bajamares que le ha impactado: “A veces basta con la posibilidad. Cuando uno tiene tanto tiempo, la posibilidad es lo que más valor tiene. He aprendido que a menudo es mejor que la posibilidad no se convierta en un hecho consumado; que continúe abierta como una oportunidad, con todos sus riesgos y con su incertidumbre”[3]… Bueno, me dice Manolo, aquí se está en la gloria pero hay que seguir… nos montamos en la bici y enfilamos por el paseo marítimo, no paramos, me dice Manolo, hasta el Faro de Chipiona… Vale…

Imponente!, exclamo, cuando nos encontramos debajo del Faro de Chipiona… Es el mas alto de España me dice Manolo, que me confiesa que a raíz de la novela se ha empapado unas cuantas páginas webs de Faros… La novela te crea afición al faro, al mundo que los rodea, que es fascinante… Pasan dos chavales con una cesta llena de erizos… Este era, me dice Manolo señalando la cesta, el desayuno del guardafaro de Roque Espino, Antonio Tocornal lo narra como si fuera un ritual, una comunión[4]… es muy bueno contando la historia de ese farero tan peculiar… pero algo que es sublime y que debería pasar a la historia de la literatura en letras de oro es cuando Antonio Tocornal narra cómo se hacia los huevos fritos el farero… ya me dirás cuando lo leas me dice Manolo… Donde nos encontramos, continua Manolo, se llama la Punta del Perro, que casualidad que nuestro farero de la novela tiene un perro al que en un principio, cuando se lo regalan, no lo trató muy bien, pero luego lo hace su sombra… dice el farero en la novela “No comprendo qué resorte deja de funcionar en mi mente. No encuentro una explicación razonable. Y eso que intento razonar. Razono que le tengo miedo a la muerte”[5]… es una novela que te inquieta, que te zamarrea tus instintos… es, termina Manolo a la vez que se sube a la bici, una excepcional novela… Vámonos que tenemos que llegar al faro de Bonanza… volvemos por dónde venimos…

Pedaleamos de nuevo por la vía verde de Chipiona, no paramos, me dice Manolo, hasta que lleguemos a la calle Ancha, en Sanlúcar, y paremos en la Librería para que te lleves hoy miso Bajamares a tu casa o la encargues… estupendo, le digo… Por fin, llegamos a la Librería, necesitaba parar porque mis rodillas hablan de dolor, de la edad que no perdona… dejamos las bici atadas en la fachada y entramos… Elicio, el librero, es un gran tipo, buena persona, que disfruta como nadie de la lectura y de los libros, que son su pasión y sus faros por la vida… le pregunto por Bajamares, y me da la alegría de que la tiene… él la ha leído y coincide con Manolo en que es una excelente novela, parida por un excelente narrador… Cuando estoy pagando le veo a Mauricio, que en la [6]caja, tiene un número de lotería que termina en mi número favorito, se lo hago saber y, me dice, que se lo ha comprado precisamente porque en la novela aparece ese número… se me antojó comprarlo, si me toca, tengo previsto cerrar la librería un mes e irme a recorrer Mallorca, que no la conozco y de paso saludo a Antonio Tocornal que me ha dado la suerte… Nos reímos… Manolo me dice que tenemos que seguir, no sin antes contarle a Mauricio que a raíz de la novela estamos haciendo la ruta de los faros, hemos ido al de Chipiona, y ahora vamos para el de Bonanza…

Volvemos al pedaleo… Manolo me ameniza de nuevo la ruta con otra cita de las que el enmarca en su colección de perlas literarias… “Más tarde fueron los amigos: un conjunto de seres simples pero contradictorios; programados por la genética para competir entre ellos y al mismo tiempo para emular, para convertirse en clones de los demás, y para subdividirse en facciones con el único propósito de devorar a los mas débiles entre risas y bromas, destruir y someter a los inferiores y erigirse en pequeños reproductores dominantes”… es una foto real de nuestra sociedad, le digo… o esta otra sobre la vejez que es impresionante: “Cuando uno se ha pasado la vida trabajando para dignificarse, para reconstruirse intentando comprender cosas, la razón de todo y cómo funciona todo y comprender la mar y el horizonte, la vida se lo devuelve a uno de esa forma cruel: con incapacidades, con sometimientos degradantes y al final con la muerte” [7]… joder! como las clava el amigo Antonio Tocornal, resoplo…  Me dice Manolo que también hay sexo en la novela, no es del que a él le gusta, pero no deja de ser sexo… y se ríe socarronamente… recitándome: “Lo más depravado está dentro de cada uno. Solo hay que atreverse a mirar en el cajón adecuado. Si uno lo piensa demasiado se puede llegar a asustar” [8]… Manolo, se queda pensativo… le digo que si está recreándose en algún párrafo excitante de la novela, y me dice que no… que esta pensando en el dolor de rodillas de tanto pedalear y que hay que parar a descansar… me encanta la idea, le digo… hemos dejado atrás la Barriada de los Marineros y le propongo a Manolo descansar en las escaleras del Colegio Marista que hay en Bonanza… así lo hacemos… y ya desde allí la distancia  al Faro de Bonanza es de un tiro de piedra… en este Colegio estudiamos Manolo y yo lo que hoy seria la Primaria, Secundaria y la ESO… Manolo me recuerda el día que apareció una ballena varada en la playa de Bonanza, que los Hermanos nos llevaron a  que la viéramos de cerca, cómo apestaba, también, me dice Manolo, aparece una ballena en la novela… en fin… nos acercamos al Faro de Bonanza, menos imponente que el de Chipiona, ya sin uso, descuidado… no entiendo, me dice Manolo, como el Ayuntamiento no ha dado algún uso a esta reliquia… no podemos entretenernos más porque se nos viene la hora de comer encima y hay que volver a casa… a pedalear otra vez, o mejor dicho a sufrir, porque este deporte de la bici es para masocas… se ríe Manolo… y me dice que sin parar a casa… ok, le digo… y allá que vamos…

En media hora ya estábamos en mi casa, antes de despedirnos, me dice Manolo, que intuye que me va a gustar mucho la novela… el final es sorprendente, como la novela toda… lo único que es una lástima, me dice, es que el farero de Roque Espino no encontrará el amor que convierte la posibilidad en felicidad, se quedó en el mundo de lo posible, con lo cual no fue, en el sentido de ser… no vivió, no amó, por la cara cruel que a ciertas personas le muestra la vida…  Que la disfrutes ¡!

Bravo AntonioTocornal ¡!

 

Mauricio Ruiz Berlanga.

Veintinueve de enero de dos mil veintiuno.

Dia en que los Valerios que quieran celebran su santo…



[1] En https://www.vice.com/es/article/nekk97/farera-costa-da-morte-broadly consultado el veintinueve de enero de dos mil veintiuno.

[2] Ídem.

[3] Antonio Tocornal. Bajamares. Ediciones Insólitas. Madrid, 2020. Pág. 25

[4] Cf. Ídem. Pág. 30-31

[5] Ídem. Pág. 47

[6] Tocornal, Bajamares, o. c. Pág. 125

[7] Ídem. Pág. 200

[8] Ídem. Pág. 151

jueves, 14 de enero de 2021

Gracias Mila por lo bien que me lo he pasado leyendo esos maravillosos relatos.

 


Mila Guerrero. Animales del Parque. Anantes Gestoría Cultural. Primera Edición: Febrero 2019.

 

Me llamó Manolo bien temprano para quedar para nuestro habitual paseo de los jueves pero le dije que hacia mucho frio y que no tenía ganas de pasear. Manolo, hombre de recursos, me dijo que nos iríamos al parque de la Dehesilla a sentarnos al sol de invierno que es muy agradable y beneficioso para nuestros huesos ya castigados por el paso de los años. Ante esa nueva oferta acepté la propuesta y quedamos en vernos allí mismo sobre las doce, con la condición, le dije, de que levantara la niebla, porque de no ser así sentarnos en el parque nos sería nada agradable, más bien un tormento, dadas las temperaturas que barajamos estos días. Manolo me dijo que sin problemas, que no me preocupara por la niebla, y sí por ir bien abrigado, porque aunque nos de el sol, de once grados no subimos, y once grados en nuestro pueblo, con la humedad reinante, es mucho frio, aunque menos mal que no hacia viento, lo que aumentaría la sensación de frio. Manolo acabo la conversación telefónica mañanera conmigo diciéndome que nos hemos vuelto unos viejos insoportables, quejicas, miedoso, y acojonados. Luego me soltó una sonora carcajada y me colgó recordándome que a las doce allí. Mi respuesta: de acuerdo, no lo escuchó nadie.

A las doce en punto estaba yo en el parque buscando que banco fuese mejor para nuestro ratito de cháchara. Vi uno que estaba justo al lado de los columpios y toboganes para los peques y hacia allí me encaminé porque era el que mejor recibía el sol del mediodía que tanto anhelaba. Vaya tela el frio que estoy pasando estos días, pensaba yo, cuando apareció Manolo con un librito en la mano que acaba de leer y que quería comentar conmigo. Yo le dije que no estaba para libros hasta que no entrara en calor. Manolo me dijo que estoy mayor, que no hago mas que quejarme, que soy un vejestorio de sesenta y dos años, que ya no me la encuentro por las mañanas, que estoy para mesita camilla y caldito, y no sé cuántas cosas más que se le ocurrieron para cachondearse de mis quejas sobre el frio, que por otra parte eran mas que justificadas porque la punta de la nariz no me la sentía a pesar del sol, y el moco se me caía casi sin darme cuenta, señal inequívoca de que estoy mayor. Manolo se sentó a mi lado, me dio un achuchón procovid19 para entrar en calor. Le dije que si él no tenía frio, y me dijo que no, que se había tomado una copita de Magno antes de salir de casa y que estaba calentito por dentro y por fuera. Tú si que sabes, le respondí.

El sol iba haciendo su labor poco a poco y he de reconocer que era un verdadero placer estar allí sentado. El banco era muy cómodo, aunque como bien me dijo Manolo, es cómodo para media hora, tres cuartos máximo, porque a partir de ese momento el culo comienza a resoplar y lo mas sabio es levantarse para que los glúteos vuelvan de nuevo a su postura natural, así que sin mas preámbulos le pregunte a Manolo por el libro que traía entre la manos, que es lo que él estaba esperando para entrar en faena. Animales del Parque, leí, que con las progresivas tengo vista de lince, de qué va le pregunté. Manolo, me dice, es un libro de cuentos o de relatos, como quieras llamarlo, con un hilo común, padres y madres, hijos e hijas, sus relaciones, sus histerias, sus fobias, sus amores… su lectura me ha hecho recordar mis relaciones con mi hijo e hijas, su educación, su crianza… recordar es agradable aunque lo que se recuerde sea doloroso, pero como lo ves tan en la lejanía, superado, te regocijas en pensar si aquello que te paso te cambio o no la vida, si lo hubieras hecho de otra manera con tu hija, si te equivocaste o acertaste, sí, me dice Manolo, me ha removido en mi interior recuerdos ya enterrados y  los he saboreado. Ya sabes que a mi me gusta un libro o no me gusta como los vinos, no hablo de literatura porque no lo necesito, hablo de lo que me llega, de si me hace reír o llorar, si me remueve la conciencia, si me repugna o me agrada,  de lo que me gusta o no, y este libro Manolo, sus ocho historias me han encantado, una de ellas que me encantó, así de titula. Le escuche una vez, a un escritor sevillano, Gregorio Verdugo, una frase que me encantó, valga la redundancia del encanto, que viene al hilo de lo que te quiero trasmitir, me dice Manolo, y es que un libro, cuando el escritor lo acaba y lo publica deja pertenecer al autor y pertenece al lector; el lector lo rumia, lo saborea, le agrada o no, le hará reír o llorar, pensará cosas e interpretará otras que el autor ni por asomo lo pretendía, pero esa es la magia de los libros, la magia de la imaginación que se desborda con la lectura de lo que otro u otra ha escrito y tu la dejas volar.

Manolo es de los que prestan los libros, aunque no se los devuelvan, como ocurre a menudo, y yo sé que lo ha traído para dejármelo y que lo lea. Se lo pido, lo ojeo, me gusta palpar los libros, tocarlos, no soy de libros on line, me niego a leer en el ordenador o en los aparatos esos precargados ya de miles de libros que ni en dos vidas me daría tiempo a leer. Me gusta la recomendación del amigo, o la búsqueda al azar en las editoriales, y cuando veo uno que me llama la atención pues me digo: éste, y a ver qué pasa. El llanto de un niño me saca del ensimismamiento de la bonita portada del libro. Se lo devuelvo a Manolo, pero me dice tal y como yo esperaba que me lo quede y lo lea que lo voy a disfrutar. Perfecto, le digo, y vaya tela como berrea el enano ese. Sí me dice Manolo, es una herramienta de los niños y niñas que algunos la saben utilizar de maravilla, de eso va uno de los relatos de Mila Guerrero, la autora, que ha sabido trasmitir de maravilla situaciones reales con unos personajes definidos y encuadrados en un tiempo- espacio breve, pero con unas proyecciones hacia tu interior que te interpelan, que espolean nuestras conciencias, sobre todo si has sido padre o madre.

En uno de los relatos, me dice Manolo, Mila calca la realidad del padre machista actual, que infravalora a su mujer, que con una crueldad inhumana, anula a su mujer, que con una frialdad pasmosa inculca al hijo la misma crueldad hacia la madre. El niño en definitiva maltrata a la madre con sus armas tal cual lo hace el padre con la suyas. Es absolutamente desgarrador como termina el relato Mila, magistralmente, por otro lado, cuando dice: “Ahora estamos mejor sin ella” (Pág. 21). Demoledor. Es el triunfo del mal, pero es la realidad de lo que hay. Que cabrones los dos, el padre y el hijo. Bueno, le digo a Manolo, cómo te emocionas. Sí, me contesta, es que no sabía hacia donde me llevaba Mila en el relato, y el final me dolió. Literatura de la buena, de la que denuncia, remueve conciencias…

Ha llegado otra madre al parque con su hijo que no para de decirle que tenga cuidado que va a coger frio, que no se quite el abrigo que se va a resfriar, lo llama cada dos por tres para tocarle la frente no vaya a tener fiebre, el niño ha tosido y la madre ha corrido hacia él para ajustarle la bufanda y decirle que en cuanto llegue a casa le tiene que dar la Fluidasa… Uf resopla Manolo, esta es una hipocondríaca de la vida que tiene al niño asfixiado…   también aparece retratada una en otro de los relatos de Mila… lo lees y la estas viendo… genial. Pero me ha caído bien la hipocondríaca, me dice Manolo, porque apunta cosas interesantes, como es el tema de la humanidad en la relación médico-paciente. Verdad es que hay médicos que ni te miran cuando te atienden, pero otros son para comérselos, grandes profesionales, y humanos, muy humanos… como mi amigo Rodrigo, le digo a Manolo… efectivamente, me confirma. El uso y mal uso de nuestra Seguridad Social, queda retratada por Mila Guerrero muy bien. . Es la típica madre que asfixia al niño de pequeño y de mayor lo seguirá asfixiando, la del parque, digo. Su único objetivo en la vida es cuidar a su hijo, y claro, el pobre hijo sufre las consecuencias. A los niños y niñas, me dice Manolo, hay que dejarles volar, lo que pasa que cuando eres padre o madre ese volar te asusta, por lo que les pueda pasar… sí, la inmensa mayoría de los padres y madres somos demasiado proteccionista, ¡qué le vamos a hacer ¡.

Al fondo de la zona de columpios, han llegado dos padre, con dos niños, que alborotan como veinte. Manolo me llama la atención sobre ellos para que me fije en la cara de malo que tiene uno de ellos, aunque luego sea un bendito, y la cara de pánfilo que tiene el otro, que luego, a lo mejor es un bicho. No juzgar, pienso, pero va en nuestra genética eso de juzgar, catalogar, encasillar. Lo que está claro, me confirma Manolo, es que los padres y madre, en ocasiones no vislumbramos, ni por asomo, la maldad que pueden albergar algunos de nuestros hijos e hijas, a pesar de que su apariencia sea la de un angelito o angelita. De eso va otro de los relatos de Mila, de la maldad innata que puede albergar una niña o un niño. Me pregunta Manolo ¿crees que nacemos malos y buenos?... creo que somos malos y buenos, que la esencia del ser humanos es una lucha de contrarios. La educación aquí juega un papel fundamental, le digo a Manolo, la educación de los padres, que es tan importante o mas que la de los hijos, como se refleja en los relatos que Mila escribe genialmente.

Pasamos un rato de silencio los dos, contemplando la fauna que se va acercando al parque. Me llama la atención una pareja que llega con un cochecito de un recién nacido que lo lleva con mucho garbo él, mientras que ella lo sigue no dejando de mirar continuamente hacia dentro del capazo para ver como esta su niño o niña. Manolo que lo ve, me susurra, porque están pasando cerca de nosotros: a este lo retrata Mila perfectamente. Bueno, igual me equivoco, pero casi seguro que no, continua Manolo, que éste es de los que de cara la galería parece que es un autentico heraldo de la igualdad, mientras que de puertas para adentro es un cobarde que se siente superior a su mujer, egoísta, que no tiene sexo con ella, sino que la usa para tener él sexo, que es muy distinto, vamos un regalito para la pobre mujer. Ya veras cuando leas ese relato, me dice Manolo, te gustará, lo borda, la Mila.

Manolo juega con el libro en las manos. Yo sigo observando los habitantes del parque. El culo aún aguanta, sigo cómodo. Manolo reclama mi atención de una madre con dos niñas, parece que hermanas, de edades cercanas, que están las dos como discutiendo por algo que una de ellas tiene en las manos. Cosas de niñas, y de niños, le digo a Manolo. Sí, me responde, pero que importante es inculcar amor en nuestros hijos, y no tanto de nosotros hacia ellos o de ellos hacia nosotros, que se da normalmente, sino entre ellos, porque si se dispara la envidia y los celos, se acaba como muchos de los que a nuestro alrededor habitan, hermanos y hermanas que ni se hablan. Mila trata de eso en otro de los relatos. Hasta que punto puede llegar el odio, el rencor y la venganza entre hermanos. Terrible. Por eso, me insiste Manolo, yo siempre que puedo le digo a mi hijo que quiera muchos a sus hermanas, y a ellas entre sí, que se apoyen, se ayuden. Es muy triste ver a hermanos y hermanos que no se miran. Ahí los padres y madres tenemos mucho que hacer y decir. Inculcar el amor, trabajar el amor entre hermanos y hermanas. Educar en el amor. El mundo sería distinto, cambiaría, sentencia Manolo.

Ya me esta mandando mensajes el culo de que llevamos mucho tiempo sentado. Se lo digo a Manolo, y riéndose me dice que peor lo tendrán aquellas dos que están allí de palique desde antes de que llegáramos nosotros. Desde lejos se ve que una de ellas especialmente es la que charla por los codos mientras que la otra asiente o niega según la otra va hablando… Siempre he admirado la capacidad, y no lo digo peyorativamente, de conversar que tienen la mayoría de las mujeres. Se cuentan las cosas con una minuciosidad admirable. El otro día, me cuenta Manolo, su mujer llamó a su prima, que es un encanto de mujer; yo, me dice Manolo, estaba en la cocina, fumando, que otra vez he caído en el vicio de los cojones, y oía a mi mujer perfectamente; el motivo de la llamada era interesarse por su salud, porque le había comentada otra prima, hermana de la que llamaba, de que su marido había pillado el Covid. La respuesta de la prima no las oía, lógicamente, pero por los silencios de mi mujer, y los sí, ah, aja, que iba soltando, calculaba el tiempo de respuesta de la prima que solía ser bastante largo. Terminado el tema Covid, aparece el tema hijos e hijas, y se desgrana como van en los estudios, salidas y entradas, relaciones sociales, etc. Repasados los hijos e hijas, se entra en tema gordura, alimentación, gimnasio, fastidio. Terminado tema gordura entramos en tema tiempo, el frio que hace, lo mal que lo llevan. Del frio pasamos a los abrigos de rebajas, que si más baratos en Zara que en Cortefiel, o nada de eso, que mas barato on line… y así hasta que de pronto una mira el reloj y suelta el Ah¡ que se me ha ido la mañana y no he hecho nada, y se despiden con mucha prisa deseándose parabienes por doquier. Retratadas quedan, fenomenalmente,  también en otro de los relatos de Mila, precisamente además en el que da titulo al libro.

Miro la hora y le digo a Manolo que nos debemos de ir, porque alguna madre nos está mirando con cara de malas amistades, pensando que somos dos viejos verdes de esos hijos de puta que abusan de niños y de niñas. Bueno, me dice Manolo, es otro de los relatos de Mila que me han encantado, uno que es magistral, lo dice todo con tan poco gasto de palabras. Léelo, me dice Manolo levantándose del banco y pasándome el libro. Lo leeré, sin duda, le contesto, mientras que siento el alivio de mi culo que se relaja al verse liberado de la opresión de mis kilos de más. De vuelta a casa, y despedido ya de Manolo, vengo pensando en la poca importancia que le damos a la educación que damos a nuestros hijos, de lo benévolos que somos en muchas ocasiones que deberíamos de ser más tajantes, por lo menos yo, que con mucha bondad para que no sufran a veces les hacemos mas daño que beneficio, que por encima de todo, cada día creo más en el poder del Amor, que es el que de verdad hace milagros en las personas, y que es por lo que hay que luchar si de verdad queremos crear un mundo mejor, mas humano y mas justo.

Gracias Mila por lo bien que me lo he pasado leyendo esos maravillosos relatos. Muy recomendable su lectura.

Mauricio Ruiz Berlanga.

15 de Enero de 2021.

Festividad de los Mauro.


La imagen procede de: https://www.anantescultural.net//?s=animales+del+parque

Para conocer algo de Mila Guerrero y de la presentación de su libro: 

 https://moroninformacion.es/mila-guerrero-presento-su-nueva-recopilacion-de-relatos-recogidos-en-animales-del-parque/