jueves, 10 de diciembre de 2020

Sobre la estupenda novela de Olga Merino "La forastera"....

 


 

Olga Merino. La forastera. Alfaguara 2020.

 

No había amanecido aún. La luna debe de estar bien escondida, no se ve nada. Vivo en una urbanización de creación casera, y la luz de farolas brilla por su ausencia… mis vecinos por tacañería encienden una raquítica bombilla que alumbra menos que una linterna sin pilas… mi coche esta como a trescientos metros de casa y allá que me encamino alumbrándome con la linterna del móvil… Ni frio ni calor… parece que el día apunta esplendido para la ruta que mi amigo Manolo y yo hemos decidido hacer hoy… la llaman, la ruta de los molinos y está en el Parque Natural de los Alcornocales, una maravilla de la naturaleza que tenemos en la provincia de Cádiz, que se adentra algo en la de Málaga… Es una parque para conocer, para recrearse en sus muchas veredas, canutos, valles, senderos, seguir el cauce de los muchos arroyos que lo cruzan, visitar los pueblos que lo habitan como Alcala de los Gazules o Jimena de la Frontera…  Arranco el coche, son las 7.18, me encamino hacia casa de Manolo, he quedado en recogerlo a la y media… voy despacio para estar puntualísimo, como le gusta a Manolo… su casa está muy cerca de la mía.. a cinco minutos en coche velocidad de crucero, que no sé cuál es… pero esa es la que llevo… enciendo la radio… radio nacional clásica… la adoro… hacen unos programas magníficos… los sigo siempre que puedo, me pierde uno de Música Antigua que lo lleva Sergio Pagán, que es una verdadera joya de la cultura clásica musical… Diviso a Manolo en la puerta… puntual… va bien pertrechado de botas para andar por el campo y de su mochila… Manolo es el que me habló de estas rutas de senderismo que hay por el parque de los alcornocales, están muy cuidadas, bien señalizadas, esto último,  muy importante, para dos lerdos de la orientación, como somos Manolo y yo… Es la primera que vamos a realizar… veo en la cara de Manolo las secuelas de una noche de descanso intensa… animado… sube al coche… Buenos días ¡¡ Vamos allá ¡¡

Se acomoda en el asiento y tal como se está enchufando el cinturón de seguridad me comenta que tardaremos unos cuarenta y cinco minutos en llegar al aparcamiento donde está el inicio de la ruta… está contento Manolo… y yo con él… saca una fotocopia de la mochila y me dice que ahí lleva toda la ayuda e información que necesitamos para hacer la ruta de los Molinos… por cierto, me dice Manolo, que acaba de leer un libro donde un molino es parte de la trama… bueno pues ya tendremos tema de conversación durante la ruta, le digo… y se ríe en plan pícaro… porque le encanta comentar conmigo las lecturas que hace, sobre todo, cuando, como me acaba de decir, la de Olga Merino, La forastera, es una historia que te atrapa, que te involucra a tope, que disfrutas de la narración, que no quieres que se acabe… que es buenísima… hacemos silencio… escuchamos música sacra, un salmo, compuesta por Adran Willaert, músico de Flandes, director de la Capella de la Catedral de San Marcos de Venecia desde 1527 hasta su muerte en 1562… cuando volvemos de nuevo al mundo, después de haber estado en el cielo… Manolo, me dice, que según la información que ha sacado de la web del parque, este sendero de los molinos, sigue una vía pecuaria que une Alcalá de los Gazules con Jimena de la Frontera… por esta ruta anduvieron artesanos de la molienda, carboneros y descorchadores… está plagada de molinos que aprovechaban los arroyos que pueblan esta zona del parque… Cuánto dura la ruta, le pregunto… dos horas, una de ida y otra de vuelta, me contesta Manolo… es asequible, apostilla… Bien, respondo…

El amanecer nos pilla entrando en la sierra… los tonos del cielo son indescriptibles… Manolo me dice que ha aprendido mucho de tonalidades  con la novela de Olga… tanto que se atreve a definir el cielo que contemplamos como cargado de tonos cerúleos y zafiros … en contraste con el tono pizarra de las laderas y gargantas de la sierra en la que nos adentramos… le pregunto que si la novela entonces va de pintores o pintoras… bueno, sí que hay un pintor en la novela, que es coprotagonista en la narración, en parte… y me lee Manolo  como describe éste la piel de una modelo hindú… Anjali, padres hindúes: rojo cadmio, blanco titanio, amarillo de Nápoles, verde vejiga, óxido de cromo… (Pág. 167)…  interrumpe lo que me está leyendo para advertirme que vaya despacio, la entrada al aparcamiento del sendero debe estar cerca… Ahí está… me señala una entrada sin asfalto, que nos introduce en una especie de planicie pedregosa, cercada, con un par de coches… aparco, salimos, mochilas al hombro… sigo a Manolo que con fotocopia en mano me indica donde está el inicio del sendero… enseguida oímos el arrullo del agua  que lleva el arroyo del Montero, y enseguida también  vemos el primero de los molinos, el del Acebuchal… entramos en sus ruinas… emociona contemplarlas, el silencio, las piedras nos miran… Manolo aprovecha la situación para definirme a la protagonista de la novela, la que es la forastera, la que le da nombre a esta estupenda tragedia que nos narra Olga magistralmente… Que estoy mal de la cabeza, dicen. Si acaso estoy loca de puro cuerda. (Pág. 11)… Escribe de maravilla… ahí lo deja…

Seguimos la ruta. Se levanta algo de viento, el que como dice Olga n su novela… todo lo confunde… (Pág. 13)… que cierto es, me dice Manolo… A mí tampoco me gusta el viento, ¿sabes? Fue lo último que oí en boca de mi padre  (Pág. 121)… El viento loco (Pág. 122) dice Angie, la protagonista de la novela… continua Manolo… en los lugares donde el viento pega fuerte y casi todos los días del año hay mucha gente con depresión… En la novela hay mucha gente con depresión… bueno creo que no es exacto decir con depresión, digamos que con sufrimiento intenso, con desamor… me dice Manolo que para él la novela es una maravillosa historia de desamor, aunque Angie, como se llama la forastera, la protagonista, ama intensamente… pero sufre desamor… ¿Hay suspense en la novela?... mucho me dice Manolo, pero no es una novela de suspense, al uso… es una novela que te atrapa… me la bebí literalmente… y con estas que llegamos al siguiente molino de la ruta, el del Nogal… y suelta el Manolo… Vaya por Dios! el nogal juega un importante papel en la novela… y eso? le pregunto… no te desvelo nada de su contenido porque quiero que la disfrutes como yo la he disfrutado… pero acuérdate que… el ahorcado tiene la culera del pantalón manchada de mierda… (Pág. 19)… el pantalón bien cagado, (Pág. 21)… vale! le digo a Manolo me acordare de la mierda, riéndome…  y seguimos caminando hasta el próximo molino, que lo llaman el del Olivar… y de nuevo me salta Manolo con que también el olivar andaluz es protagonista de la novela de Olga… que de coincidencias, le digo… cuando vemos venir de frente a dos senderistas ya de vuelta de la ruta a los que saludamos cortésmente sin pararnos… cuando se han alejado un poco, Manolo, me dice que, claramente, son temporeros de la zona, uno negro y el otro rumano o ucraniano… y que en la novela dos amigos de Olga son también temporeros de los que dice… Todos los temporeros africanos se parecen; todos los blanquitos somos también la misma escoria blandengue para ellos… (Pág. 22) y más adelante… A Vitali, el ucraniano, le han puesto en el pueblo Blancanieves por esa piel suya tan clara… son geniales las descripciones que hace Olga y pone en boca de Angie… me dice Manolo, disfrutando de sus comentarios…. seguimos caminando… que paz… que silencio ruidoso de cantos de pájaros y del murmullo del arroyo…

Llevamos unos cuantos minutos andando en paralelo al rio Rocinejo cuando divisamos el molino de Castro de Arriba en la margen derecha del Río… entramos en sus ruinas… sobrecogen… Manolo me dice que se está acordando de cuando en la novela, Angie, su protagonista dice que al entrar en ciertos lugares… Siento algo. El desconcierto acumulado de los espíritus. El eco de la muerte. (Pág. 25) Joder Manolo!, le digo… me contesta rápido… bueno es que es así… no queremos reconocerlo, pero hay sitios que sobrecogen… en los que siente uno una presencia durante segundos… y lo interrumpo yo… dejemos el tema Manolo… no me siento cómodo hablando de espíritus… pues los muertos se llaman entre sí  dice Angie en la novela… me dice Manolo riéndose al ver lo serio que me he puesto… y… continua Manolo, para darme más angustia… Otra vez las campanas a muerto… (Pág. 33) que es como empieza el capítulo que Olga dedica a Las mellizas… ¿pero es de terror la novela?... no, me dice Manolo, es de la vida misma, del desamor que invade a muchas vidas… Esta es tierra de suicidas… (Pág. 36) y más adelante, continua Manolo… La muerte merodea por aquí desde siempre… (Pág. 36) … plantando la semilla huera del suicidio en estas tierras… (pág. 39) diviso a lo lejos en la otra margen del rio otro molino… y le pregunto a Manolo que cual es… el de Castro de Abajo… nos acercamos… y me suelta Manolo este pensamiento de Angie en la novela… Todos caminamos hacia el sumidero, solo que Julián eligió el cuándo… (Pág. 53)… ¿es una defensa de la eutanasia? le pregunto… bueno no sé si esa es al intención de Angie en la novela, me dice Manolo… pero es claro que de alguna forma está de acuerdo con aquel, aquella, que libremente decide acabar con su vida…

El camino se aleja del cause del rio y nos adentramos por una garganta donde se nota el trasiego que hubo en esta ruta tiempo atrás, en el desgaste de la roca… a una de ellas se encarama Manolo y me dice que es un lugar privilegiado para meditar y contemplar… como dice Angie en la novela: Aprendí del pintor inglés que caminar es otra forma de discurrir (Pág. 57),  este pintor al que se refiere Angie  juega un papel importante también en la novela… caminando se puede meditar, me dice Manolo… y contemplar, le digo yo… de hecho es un arte el convertir una caminata en una meditación que en momentos puntuales se convierte en contemplación… da paz, sosiego, quita estrés, relaja… es muy recomendable para no terminar como el pintor inglés… pero para saber como termina, tendrás que leer la estupenda novela de Olga, me dice Manolo… a continuación me dice Manolo otra frase, que se atribuye al pintor, a la vez que me pregunta si estoy de acuerdo con ella… La única forma de sobrevivir es yendo a la deriva… no estoy de acuerdo, le digo… a la deriva termina uno donde no quiere… yo creo que para sobrevivir hay que amar… el amor siempre te da alas para vivir… para tener esperanza… como le pasa a Angie… que sobrevive a su pasado… y con esta otra frase, de la novela ¿estás de acuerdo?: Nadie conoce del todo a nadie… totalmente de acuerdo le digo… porque ni siquiera nosotros mismos nos conocemos totalmente… quién no se ha quedado atónito de ciertas reacciones  que no esperaba nunca tener… sí, sí… me confirma Manolo…

Continuamos la ruta y el paisaje que se nos presenta ahora es duro, rocoso… como dura es la pintura que cita Olga en su novela, me dice Manolo… que me dice que los buque en Internet… es un fresco de Giotto que se titula la desesperación… y efectivamente cuando lo veas verás que efectivamente allí esta pintada la desesperación… como dice Angie… es imposible apartar la mirada del nudo… (Pág. 144) genial! me dice Manolo… que continua… como duro es el que los pobres ni siquiera necesitamos intimidad para morirnos (Pág. 145) a colación de la muerte de una familiar de Angie en una residencia de ancianos compartiendo cuarto con otra anciana… velada critica a esas macro residencias donde aparcan a cientos de ancianos… muy difíciles de humanizar… muy difícil que allí fluya el amor y el cariño que estos seres vulnerables por su edad necesitan… Aquí dentro la muerte ya aguarda a sus presas. (Pág. 145)… Por nada del mundo dejaría que me encerraran aquí, pero supongo que la vida y sus excesos no permitirán que me haga tan vieja… (Pág. 148-149) Estamos llegando al final de la ruta…

Me encanta, me dice Manolo, como escribe Olga en la novela de sexo… ponme ejemplos, le digo, con tono lujurioso… Que nos apareamos como lo hacen los perros, sobre las matas… allí donde nos coge el ansia de las bestias… Eso solo sucedió una vez. Y fue dentro de la casa, sin sábanas ni cama…(Pág. 12) … el cura sube a El Hachuelo buscando lo que escondo en la entrepierna… (Pág. 72) El cura me sostiene por la cintura, pero apenas siento el contacto se su carne…  (Pág. 135)  ¿qué hay un cura en la novela?... sí, me dice Manolo… a mi me ha caído muy bien el personaje… es humano… me gusta… ante la pregunta de Angie de por qué se hizo cura su respuesta me llega: Porque no puedo soportar el sufrimiento de los demás… además al cura lo castigan y lo mandan al destierro, dice Angie que no por mí, sino por las quejas que han llegado al obispado sobre sus sermones. No toleran que hable en los pulpitos sobre las cacicadas, sobre el respeto a los homosexuales ni que cargue contra los curas pederastas y sus encubridores… (Pág. 188)… y sigue Manolo citando… de repente, me veo a horcajadas sobe la verga de Nigel, rota de placer, la cara bañada en lagrimas de alegría, de felicidad en el acoplamiento de la carne y el espíritu… (Pág. 75) ¿Nigel es el cura? le pregunto a Manolo… no, me dice, es el pintor… ah!, le digo… No era amor ni ternura, sino un ansia voraz, el empeño de estrujar el deseo antes de verlo consumirse. El ardor los espoleaba. (Pág. 85)… así define Olga la historia de amor de Casiano y Emeteria… y así la de Angie con el pintor: Éramos ya dos caníbales tiranizados por la carne, por el sexo hasta la extenuación, el único lugar que parecía seguro entonces (Pág. 94)

Hay poesía… de la buena… en la novela de Olga… nos abruma el contrasentido / de que la muerte / quiera anidar / en medio de tanta belleza, /pero una melancolía / sutil / flota en el aire / a pesar de la furia / del verde nuevo. / La primavera es violenta. (Pág. 18) Las barras las he colocado yo porque es donde Manolo hace pausa, como versificando, como saboreando, lo que va declamando, aunque en el texto de la novela es prosa… Otra… No tengo lazos con casi nada / y tampoco temo la soledad: / mis muertos me acompañan. (Pág. 90) Más… Es de noche /sentados a la mesa mientras cenamos, / cuando el tiempo se vuelve / más lento y profundo… (Pág. 164)… o esta otra… Vuelvo a mi paz y, / sin embargo, / me desazona un vacío, / un hueco en el silencio. (Pág. 193)… pausa… silencio… y continua Manolo recitando esta otra: Depositas amor en los seres, / en las cosas, / en los lugares, / y luego no sabes qué hacer / con el que se te queda entre las manos / sin usar. / Se te queman las palmas. (Pág. 207)… le digo que es una prosa poética la de Olga Merino… ya lo creo, me responde Manolo… y recita… Solo el amor / del que fui capaz / me mantiene en pie; / vivo en su estela…

Terminada la ruta, ya encaminados hacia Alcalá de los Gazules, para coger de nuevo la autovía, le propongo a Manolo tomarnos algo… le gusta la idea por lo que me adentro en Alcalá buscando un Bar… allí hay uno me señala Manolo… y me dice que ese es… el Bar de los raros, el de la gente loca y terrible, el de los diferentes, el de los solteros viejos, los borrachos, los que no creyeron en el dinero. Los tocados por el viento… me lo estás poniendo bonito, le digo… bueno es que así define Angie el bar que frecuenta en su pueblo… y dicho así no me negaras que muchos bares de muchos pueblos de España están poblados de los tocados por el viento… sin duda, le digo a Manolo, como tú y yo… nos reímos…

                Sentados ya en el coche de nuevo para volver a casa, le digo a Manolo que cómo anda la novela de Olga de palabritas cuyo significado tenemos que consultar al oráculo de Google… pues de escándalo me dice… se ve que Olga domina el castellano con pulcritud… así, califica a Angie como la guillada de El Hachuelo,(Pág. 11) o sea, la loca, o que ha perdido el juicio o que se comporta como tal… El Hachuelo, me dice Manolo, en la novela, son las tierras que habían sido de la familia de Angie, y aunque ella sitúa los hechos que acaecen en la novela en la sierra de Córdoba, la Sierra del Hachuelo está en Montefrío, en la provincia de Granada… Cominean a mis espaldas, (Pág. 12) hablan de asuntos insignificantes… aunque la autora entiendo que lo usa más como sinónimo de criticar… que nivel Manolo, le interrumpo… pon música para ambientarnos… pues mira me dice Manolo, vamos a oír las canciones que la autora menciona en la novela… y  busca en su móvil esa maravillosa balada de los Rolling Stones Angie, Angie… y me traduce el verso que Olga cita en su libro en la página 24… Angie, Angie no puedes decir que nunca lo intentamos… y los que cita en la 30…  Sin amor en nuestras almas y no hay dinero en nuestros abrigos. Pero, Angie, no puedes decir que nunca lo intentamos… la escuchamos muy pensativos los dos… tantos recuerdos… termina la canción y Manolo continua con su lista de palabras que según él,  no tenemos en nuestra conversación del día a día…   Sobrinas deslavazadas (Pág. 12), insustanciales, insulsas… al hablarme Manolo de sobrinas insustanciales, insulsas, pienso en mi sobrina Nieves, que es así, un poquito insulsa, sin sustancia, pero muy buena chica… te pongo otra canción que cita Olga por boca de Angie en la novela… es de la película del Oeste Solo ante el peligro, por la que Angie se siente colada, al punto que se sabe de memoria la letra de la canción citando el verso, que dice no me abandones, cariño… comienza a sonar la canción… y empiezo a recordar una película que he visto varias veces… Manolo sigue viendo sus notas sobre la novela y me dice que los hechos que narra Olga, parte de ellos, se sustancian en una finca que llama Las Breñas… lo interrumpo, y le digo, que Las Breñas que yo conozco son un Parque Natural de Barbate, en Cádiz… que por cierto debe tener también unas rutas bellísimas para hacer… seguro, le digo, están allí los famosos acantilados de Barbate… Ah! otra canción que cita Olga en la novela es la de los Clash… no recuerdo este grupo le digo a Manolo… bueno a ver si escuchando la canción te viene…  la escuchamos, pero no lo recuerdo… bueno, me dice Manolo, esta banda fue icono del movimiento punk de los 80… la cita de esta canción en la novela es de una de las letras de sus canciones con clara intencionalidad política… luché contra leyes injustas, pero la ley me derrotó… (Pág. 42)  por cierto que en su novela tilda de bruja a tu admirada Margaret Thatcher… bueno, algo de bruja tenía, le digo, me lo tomo como un alago… Manolo tira de nuevo de sus notas… los niños se orinaban en las manos para curarse los sabañones del helor (Pág. 14), del frío intenso y penetrante… y… más canciones… una de los Who… Tommy, ¿puedes oírme?... que Manolo me la pone pero no la recuerdo tampoco, es una canción muy corta…  Manolo a lo suyo… cuatro trebejos para el campo (Pág. 14)… los trebejos son utensilios… no lo sabía, le digo… me pone Manolo una nueva canción, esta vez una bonita balada de Rod Stewart, que titula Solo estaba bromeando… de la que cita… perdí todo ese precioso tiempo Y culpó al vino…  la sierra se escarpa feroz con la fronda (Pág. 18), con el conjunto de hojas o ramas que forman espesura… Manolo, cuando lee y no conoce una palabra tiene la sana costumbre de consultar en el oráculo de Google el diccionario de la RAE en su teléfono, y las apunta,  luego me las cuenta o explica a mí… le encanta… y a mí que le encante… ampliamos juntos vocabulario de nuestra rica lengua castellana… la avidez de la mariposa negra que revolotea sobre la espinas de una aulaga… (Pág. 18) una aulaga, me dice Manolo, es una planta como de un metro de altura, espinosa, con hojas lisas terminadas en púas y flores amarillas… y comienza a sonar una canción que cita Olga en el libro de Eric Clapton, Lay down, Sally… que a mi personalmente no me gusta… se lo comento a Manolo y me responde que si que es muy insulsa…  y continua… dice: bajamos de lado por un canchal… (Pág. 19) es que estamos bajando por un peñascal, por una peña… vamos!... y si te deslizas hasta una especia de calvijar… (Pág. 19) es que te estas deslizando a un paraje sin árboles en el interior de un bosque… Tela! exclama Manolo… o que si tampoco don Julián precisaba tanto el galpón donde duerme… (Pág. 23) es que no necesitaba una casa grande, eso sí,  sólo de una planta… o cuando tu bisabuelo tuvo que malvender el último pegujal de tierra (Pág. 31) una pequeña porción de terreno…  o cuando como estaban débiles, los cogían las fiebres en los pantanos de la manigua… (Pág. 31) de un bosque tropical pantanoso e impenetrable… o aunque hoy no huele a roña empercudida (Pág. 52) dicho de la suciedad: penetrar en algo, especialmente en la ropa manchada o mal lavada… silencio… Manolo pone una nueva canción que se cita en la novela, esta vez de The Police, su clásica… Message in a Bottle… de su letra cita en la novela: Cien millones de náufragos buscando un hogar… (Pág. 122) y continua Manolo con sus notas…Está removiendo las brasas para emparejar las trébedes… (Pág. 68) que son, me dice Manolo, esas sartenes, que llevan soldadas unas patas, para poder ponerlo encima de las ascuas en una candela y poder cocinar… si hombre sí, le digo… las he visto en una matanza que estuve en la sierra de Huelva… la usaban para hacer chicharrones… espectaculares… Entonces sabrás, me dice Manolo, que es un hurgón (Pág. 68)… claro que sí, le digo… es el hierro que se utiliza para remover y avivar las ascuas de la candela…  más música… ahora de la buena… la canción de los Beatles, su canción Eleanor Rigby…  de la que cita: Ah! mira toda esa gente solitaria…(Pág. 178) soledad… cuanta gente sola… rodeada pero sola, sin cariño, sin amor… sola… acaba la canción… silencio… me dice Manolo: la caridad de filfa… (Pág. 68) le respondo que es una caridad falsa, engañosa… Le digo a Manolo lo mucho que me entretiene con este discurrir de palabras y su significado… que ya estamos llegando a Jerez de la Frontera… y que nos queda media hora para llegar… que la vuelta se me está haciendo mucho más corta que la ida, cuando por lo general es al contrario… me responde lo que yo ya sabía… pues tengo más… túrdiga (Pág. 74) es una tira de pellejo… con la que Angie amenaza arrancar el pellejo a uno… logró reptar hasta esconderse en el comedero de una zahúrda… (Pág. 87) Manolo me mira a ver si le digo qué es una zahúrda pero no tengo ni idea… ante mi silencio me dice que son las cabañas o establos para criar cerdos… que bien se come en esa venta me dice Manolo… tenemos que venir algún día… si, le digo, hace tiempo que no salimos con a comer juntos con nuestras respectivas… seguimos oyendo la canción… y Manolo a lo suyo… Por eso quiso largarse de aquí, para huir de la vaharina invisible… (Pág. 90) antes de que me diga nada, le digo a Manolo que no sé que es la vaharina… pues es la niebla, el vapor, el vaho… es una manera de decir que huimos de nosotros mismos, me dice Manolo, aunque esto es mi interpretación… le digo a Manolo que me estoy dando cuenta que mi vocabulario es muy cortito… ¿hay más canciones en la novela? le pregunto… pero él sigue con sus notas… uvas agraces… (Pág. 90)… deduzco que son uvas agrias, no?... pues no es exacto… me dice Manolo, son uvas sin madurar… son esas uvas que estas viendo en los viñedos que acompañan la carretera de Jerez a Sanlúcar y que están verdes, verdes, verdes… sin madurar… silencio breve que rompe Manolo poniendo más música… del grupo Animals la canción Por favor no dejes que me malinterpreten, canta Eric Burdon…  a raíz de esta cita dice Angie en la novela… La vida debería aspirar a la sencillez y, sin embargo, se enreda en malentendidos, en frases no dichas, en equívocos resueltos a destiempo… (Pág. 209) no puedo estar más de acuerdo con Angie, le digo a Manolo… un novelón, intuyo… Manolo a lo suyo de nuevo… si te digo: atar la cuerda de nylon a la anilla superior de la falleba… (Pág. 147) ¿dónde la estoy atando?... no lo sé, le respondo… pues, me dice Manolo, a una varilla de hierro acodillada en sus extremos, sujeta en varios anillos y, que sirve para asegurar puertas o ventanas… en nuestra novela es en una ventana… que tendré que leerla le digo a Manolo, porque tú bien que la has exprimido… pero Manolo no ha terminado aún… tiene más… a la sombra caliente de las carrascas…(Pág. 185) no sé qué son  las carrascas le digo a Manolo… son, me dice, encinas pequeñas… que las sitúa Olga en la novela por la sierra que rodea El Salobral, el pueblo de la narración, que es en la realidad un barrio rural del sur de Albacete, que saltó a las noticias hace unos años por el suicidio, cercado por la Guardia Civil, del asesino de una niña de trece años de la que decía estaba enamorado y de un vecino del pueblo que estaba fumando fuera de su casa para no molestar a su familia con el humo… increíble destino…

                Después de tanta palabrería, me dice Manolo, me pregunto, si los escritores, no hacen como los médicos, jueces y curas, citando a Angie que… se parapetan tras la palabrería de alquitrán, apabullan con sus conocimientos para blindar sus dominios: los médicos el cuerpo; los jueces, la inteligencia y sus posibilidades; los curas, el espíritu, aunque estos prefieren usar un lenguaje para tontos…  (Pág. 135) los escritores las palabras…

                Hemos llegado a Sanlúcar. Manolo me agradece el día tan bueno que hemos echado… yo le agradezco a él su amor por la buena literatura… que me lo transmite a mi… no termina de salir del coche para decirme que tengo que leer la novela, que me va a gustar… se lo aseguro y nos despedimos hasta la próxima… Se que vendrán más primaveras (Pág. 233) me dice Manolo fuera ya del coche…



Inicio de la ruta de los Molinos del Parque Natural de los Alcornocales.

 

Mauricio Ruiz Berlanga.

10 de Diciembre de 2020.

Festividad de la Virgen de Loreto.

 

La imagen de la portada del libro: https://negraymortal.com/la-forastera-olga-merino-lopez/

La imagen del Inicio de la ruta de los molinos y para conocer mejor la ruta de los Molinos del Parque de los Alcornocales:

https://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/servtc5/ventana/mostrarFicha.do?re=s&idEquipamiento=19986

Para conocer un poquito mejor a Olga Merino y su obra:

http://www.agenciabalcells.com/autores/autor/olga-merino/

 

 




martes, 24 de noviembre de 2020

 



 

Alejandro Pérez Lugín. La Casa de la Troya. Estudiantina.  Librería “Galí”. Santiago de Compostela (La Coruña). 1968 Septuagésima cuarta Edición.

Ya le dije yo a Manolo cuando comenzamos aquella mañana nuestro habitual paseo que nos iba a llover… y así fue… llovía chirimiri al principio, pero después, a mares y a cantaros… lo que nos obligó a recluirnos en la librería de nuestro amigo Pablo… una librería preciosa, de viejo y de nuevo, de compra, venta y alquiler de libros, que aguanta como puede los vaivenes de la situación actual… vender libros hoy en día, con lo poco que se lee, con las tabletas electrónicas para leer, con los amazones, con las casas de los libros, con los todos tus libros, con los fenacs, tiene mucho mérito… Manolo me dice que  Pablo es uno de esos libreros vocacionales al que le da igual ganar dinero, que lo que le gusta es cuidar, mimar y promocionar la compra del libro para que se lean… realmente el mundo sería muy distinto si todos leyéramos más… y cómo llovía aquel día… Manolo, nada más entrar en la librería se fue hacia las mesas donde están los libros viejos, ya usados, de segunda, tercera o cuarta mano, vete tú a saber…que suelen estar a un euro el ejemplar… ya ves tú, me dice Manolo, esta joya a un euro… pero esa es la realidad… el libro, excepto en contadas ocasiones, con el paso del tiempo no tiene apenas valor… pero también, me dice Manolo, que en realidad un libro no tiene precio, porque al conocimiento,  a la imaginación, al libre pensamiento, no se le puede poner precio… seguía lloviendo a chuzos, Manolo me invitó a sentarnos en la mesa camilla que hay en un rincón de la librería donde Pablo aprovecha para leer, marcar, acariciar, recomponer, los libros que le llegan y para echar una cabezadita cuando es menester…  Pablo estaba atendiendo a una señora, así que acepté la invitación de Manolo, que antes de sentarse comprobó si el calienta cachas estaba encendido porque llovía y hacia frio aquel día…

                Manolo se trajo de la mesa de libros antiguos un ejemplar de una novela titulada La casa de la Troya de Alejandro Pérez Lugín… antes que de que Manolo me lo preguntara ya le había comentado yo que no conocía ni la novela ni el autor, por lo que deduje que ya teníamos conversación… Manolo se acomodó… se arrebujó en la cómoda mecedora… y le brillaban los ojillos deseoso de empezar a contarme de qué conocía él aquella novela, por qué la había leído… quién era su autor… yo me acurruqué también, con expresión de escucha atenta… esa que le gusta tanto a los psicólogos… y qué tan difícil es de practicar… pero que la aconsejo vivamente porque ayuda mucho al que tiene algo que comunicar, el que alguien le escuche… y lo haga con atención… Manolo que desde su posición en la mesa camilla veía la calle a través del gran ventanal que precede al amplio escaparate de la librería… se quedó embobado mirando la lluvia que seguía cayendo con devoción… tuve que ser yo el que con un chissst le sacará de su arrobamiento… pensaba, me dice Manolo, en Galicia, en lo que llueve en Santiago… y eso? le pregunto… porque esta novela está escrita allí, transcurre allí, me dice… hoy llueve aquí como allí, le digo… asiente Manolo… que bonita es Galicia… con lluvia y sin lluvia…

                Te sorprenderá, me dice Manolo… yo no le dejo continuar y le digo que de él ya no me sorprende nada… sonrío… pues te va a sorprender, se reafirma Manolo, que esta novela que tengo en mis manos, la conocí, y luego leí, por medio del Máster de Espiritualidad que realicé cuando me prejubilé hace ya casi cuatro años en la Loyola… ah! le pregunto, ¿es que la novela va de místicos?... que va, me dice Manolo, la novela es una preciosa historia de amor… bien escrita, trabada… que emociona… que refleja fielmente la vida de los estudiantes en aquel Santiago de principios del siglo XX… Vaya! que no me esperaba que la compra que estaba realizando por dos euros y medio me fuera a gustar tanto… dime entonces que tiene que ver con el Máster, que por cierto otro día me tendrás que contar que tal te fue, con la novela que tienes entre manos…  Pues esa es la cosa, me dice Manolo… el Master aun no lo he acabado… estoy liado con el trabajo fin de Master que lo estoy realizando sobre la experiencia de Dios, o sea, de la mística del padre Arrupe… ¿del padre Arrupe? le pregunto extrañado… sí , me dice Manolo, pero otro día te cuento el por qué de ese trabajo, que si no, no me da tiempo de hablarte del libro… Que grandísimo ser humano, el padre Arrupe, le digo a Manolo… sí, me confirma… y según más lo conoces más caes en la  cuenta de la grandeza de su corazón, de su humanidad, de su liderazgo… ya veo que lo conoces bien, le digo a Manolo… sí, me dice Manolo, lo estoy estudiando y conociéndolo muy a fondo… pero… volvamos a la Casa de la Troya que nos despistamos… aunque es el padre Arrupe, me dice Manolo el que me aconsejó su lectura, me dice Manolo, para mi asombro…  ¿cómo es eso?... le pregunto… pues leyendo una autobiografía que tiene el padre Arrupe de su época de misionero en Japón, titulada Ese Japón increíble…, en la página 12 de la 5ª edición que hace la editorial Mensajero en Bilbao en 2001, dice el padre Arrupe… Quien haya leído La Casa de la Troya conoce ya casi todos mis años de estudiante… claro, me dice Manolo, lastima que no precisara con que protagonista se identificaba más… sin pensármelo entré en el oráculo Google y busque la novela para hacerme con ella, con el sano propósito de hacerme una idea de cómo era ese ambiente estudiantil con el que de alguna manera el padre Arrupe identificaba sus años de estudiante universitario… comencé a leerla, me dice Manolo, con reparos… con el prejuicio de cómo una novela de tantos años iba a ser buena o entretenida… de un autor desconocido para mí… y su lectura fue muy gratificante, entretenida… de las que hace afición a la lectura… recomendable…

                Manolo acaricia el ejemplar de la Casa de la Troya que tiene entre manos y lo veo que se detiene en una de las  primeras páginas… lee en voz alta la dedicatoria de la persona que compró el libro… y lo hace con un respeto máximo… regalar un libro es siempre regalar amor, buenos deseos… y si va dedicado, siempre hay complicidad entre la, o el, que lo regala, y el contenido del libro… en este caso hay además mensaje que sólo sus protagonistas saben, con certeza, lo que quieren decir… emociona saber, me dice Manolo, con el cariño, que este ejemplar, Patricia, se lo regaló a su abuela Maruja, haya por Agosto de 1998, el día 15, que es el día de la Asunción de la Virgen, fiesta católica, muy celebrada en muchos pueblos de España… la dedicatoria dice así… la vuelve a leer Manolo con mucho sentimiento: A mi abuela Maruja, por ser la Virgen de la Paloma. Mil millones de besos. Y no hay mantón de la China. ¡Pero algún día lo habrá!. Patricia. 15 de Agosto de 1988. … Pues que bonito, le digo a Manolo… Maruja es un hipocorístico del nombre hebreo de María[1], la madre de Jesús…  probablemente la abuela de Patricia, Maruja, celebraría su santo el 15 de Agosto… de ahí que su nieta Patricia le regalara este libro… y pues puestos a elucubrar, me dice Manolo, Patricia le regala a su abuela el libro por ser la fiesta de la Virgen de la Paloma, que es la patrona popular de los madrileños… Patricia quiere a su abuela a rabiar… tanto, que no le envía un beso sino  mil millones… que es una cifra considerable… se queda un momento pensativo Manolo y continua… y la parte final de la dedicatoria, es seguro, que Patricia esta jugando con la estrofa de la castiza Zarzuela «La Verbena de la Paloma» que dice «Por ser la virgen de la Paloma, un mantón de la china, te voy a regalar.»[2]… por eso le dice Patricia a su abuela Maruja que no hay mantón de la China, pero que algún día lo habrá… sí señor¡ Manolo… ojala que Patricia le regalara a su abuena ese mantón de la China que ella deseaba, y desde aquí, le enviamos un fuerte abrazo a Patricia y a su abuela Maruja para que estén donde estén sigan disfrutando del cariño que se profesan…

 



 

Cómo disfruta mi amigo Manolo con los libros… y cómo disfruto yo de los comentarios que el me hace de los mismos… amenizando nuestros paseos… pero hoy seguimos sin poder pasear… sigue lloviendo intempestivamente… y seguimos los dos acurrucados en la mesa camilla, que es donde dos jubilados tienen que estar un día de lluvia… Manolo, que sabe lo que me gusta que ponga a prueba mi conocimiento del significado de muchas palabras de nuestra maravillosa  lengua castellana, hoy, por cierto, atacada, por la incultura reinante en nuestros políticos actuales… esto lo dejo en mis pensamientos, porque si le saco el tema a Manolo se enciende, y me quedo sin enterarme mas cosas que seguro me tiene que contar sobre La Casa de la Troya… Así, me pregunta si sé el significado de rábulas… (Pág. 7) le digo que no… Manolo me dice que seguro que conozco a alguno… rábula es una abogado, indocto, charlatán y vocinglero[3], vamos yo tengo dos en mente que cumplen perfectamente con esa definición… quienes son, le pregunto a Manolo… pero me cambia de tema… para decirme que Alejandro, el autor de la novela, es un buen psicólogo… Conoce bien a sus personajes… los maneja oportunamente… y yo me quedo si saber que dos abogados son para Manolo unos rábulas… Como sigue lloviendo, Manolo me sigue preguntando… ¿y el malsín, sabes lo qué es?... niego con la cabeza… pues con ese adjetivo define Alejandro a uno de sus personajes… ¡El malsín de Samoeiro!... (Pág. 47) es decir, el soplón, el cizañero de Samoeiro… desde luego, me recuerda manolo, con este es seguro que el bueno del padre Arrupe no de identificaba… ¿y brollonés?... (Pág. 51) ese sí que lo sé, le digo a Manolo, porque mi compañero de la mili, Santiago Martinez Mosquera, que es gallego, es de Pobra de Brollón, un consejo de la provincia de Lugo…  cuando le preguntabas a Santi que de donde era decía que era brollonés… buena gente el Santi… lastima que no sé de él desde que acabamos la mili, pero fíjate han pasado mas de cuarenta años y aún me sigo acordando de él… las buenas personas dejan huella indelebles en el tiempo… Manolo ojea el libro y me suelta… ¿mesada? (Pág. 61) te suena… sí, le digo, eso es la paga que tu das o pagas mensualmente por o para algo… bien… me dice Manolo… y… ¿fámula?... (Pág. 63) esa es fácil Manolo, todo el mundo sabe que una fámula es una señora o señorita, o señor o señorito del servicio doméstico… y… ¿buhedal?... no lo sé Manolo, diría que es una reunión de búhos, pero no lo sé… me rio… pues mira, dice Manolo, en el contexto que lo usa Alejandro… …lo bastante para tranquilizar las explicables y bien fundadas inquietudes que le produjo verle a usted sumergido en el buhedal de la vida cortesana… (Pág. 64) está calificando la vida cortesana de lugar cenagoso… lugar poco recomendable… vamos, le digo yo a Manolo, como las cortes actuales… buhedal donde los haya… y me responde Manolo… lo que les hace falta a nuestro gobierno actual es una palingenesia… (Pág. 64) ¿mande?, le pregunto a Manolo con cara de asombro… pues una regeneración total, un renacimiento al sentido común del que no hacen gala en ningún momento…  totalmente de acuerdo, le confirmo a Manolo…  de hadario, me dice Manolo seguidamente, califica Alejandro a otro personaje de su novela… concretamente dice… es el de ese hadario de Lorenzo Carballo… (Pág. 64) pues no sé qué significa… desdichado, me dice Manolo… vaya… Alejandro, me dice Manolo, maneja mucho vocabulario, antiguo, dicen los que lo conocen… para mí, es castellano, y punto… son palabras que ciertamente no se manejan con asiduidad, pero que enriquecen nuestra lengua… la segunda más usada en el mundo… y tan maltratada por el gobierno actual…  creo, sigue Manolo, que al actual gobierno sin duda que Alejandro lo tacharía de areópago (Pág. 87) es decir, de grupo de personas graves a quienes se atribuye, las más veces irónicamente, predominio o autoridad para resolver ciertos asuntos…[4] o también de ser un gobierno taimado , (Pág. 87) ) es decir…  bellaco, astuto, disimulado y pronto en advertirlo todo[5]y se quedaría corto, apostillo… Sin embargo hay una palabra que usa Alejandro en su libro, me dice Manolo, que ni el oráculo de Google me ha sabido dar norte… larpeirón… no me suena de nada, le digo a Manolo… no sé… igual se la ha inventado Alejandro, me dice… ¿En qué contexto la dice? igual así le sacamos un significado, le digo… parece que es como un insulto, me dice Manolo… ¡Largo de ahí, langrán, larpeirón, o le tiro una pesa a la cabeza!... (Pág. 96) ¿langrán?.. sí, me dice Manolo, eso es gallego, significa gandul, holgazán, vago… por eso deduzco que larpeirón es un insulto… pero ya te digo, no he encontrado nada sobre este vocablo… a lo mas que he llegado es a que larpeiros[6] en según qué contextos se traduce por glotón… puede que Alejandro, en uso de su libertad y creatividad lingüística, escribiera en vez de larpeiros, larpeirón… y se quedo tan pancho, remato yo…  Miro hacia la ventana y la lluvia no cesa… yo estoy muy a gusto y Manolo más, sigue ojeando el libro, buscando palabrejas para cogerme… Pablo sigue de cháchara con la cliente… Manolo levanta la cabeza… ya ha encontrado una, me digo… ¿Sabes que es una faneca?... sí que lo sé… al horno están espectaculares… es un pescado de la familia del bacalao… muy bien, asiente Manolo… y cuando decimos que una mano es ultriz… ¿Qué estamos diciendo?... pues que es una mano vengadora… le digo a Manolo… que me aplaude flojito el acierto…

                Un personaje entrañable de la novela es Barcala… me flipa la andanada que le pega a su amigo Gerardo, terminada una noche de diversión, con el resto de estudiantes residentes en La Casa de la Troya… - Esos bárbaros no saben una palabra de literatura, a pesar de todos los sobresalientes de Pereiro. Ninguno ha leído a Eça de Queiroz. ¿Crees tú que se puede vivir dignamente sin haber leído al Enorme?... No se lo digas a nadie: es una de mis devociones. ¡Viva la literatura! ¡Viva Galicia! ¡Abajo la revolución francesa! (Pág. 84). …con que sencillez y brillantez, Alejandro, por boca de su personaje Barcala, entrañable, ensalza la literatura, la buena literatura de un contemporáneo suyo… Eça de Quiroz… abogado, novelista, cónsul, portugués… me recomienda Manolo que lea de este novelista El crimen del padre Amaro… de la que ya me hablará otro día… sigue lloviendo… Manolo sigue hablando… Es Barcala el que, a la pregunta de Gerardo por Carmen, de la que está enamorando, la define así… - ¡Carmen! ¡Carmen!... ¡Carmen, carminis, el verso!... ¡Un tratado de calología!... (Pág. 84) aquí se para Manolo y me mira para saber si sé lo qué es un tratado de calología… sin esperar a que me lo pregunte le digo… pues es un tratado de estética, un estudio sobre la belleza… y termina Manolo con fuerza imitando supuestamente al Barcala de la novela gritando… ¡Viva la belleza!...- y, agotadas sus fuerzas, dejóse resbalar lentamente hasta quedar sentado en el suelo. (Pág. 84)… me dice Manolo recordando su lectura de la novela… la verdad… es una delicia… Otro personaje entrañable es Doña Generosa, dueña de la pensión La Casa de la Troya, me dice Manolo… Doña Generosa no comprendía cómo al entrar en la iglesia ciertas personas no las pulverizaba un rayo del cielo. (Pág. 243) …

                La novela de Alejandro Pérez recoge algunas canciones populares gallegas, que dichas en ese idioma me encantan, suenan tan bien!… me dice Manolo, escucha esta que le canta Carmiña a Gerardo, nuestros protagonistas de esta linda historia de amor… (Pág. 76)

Nin me falas nin me miras,                                                                                                                 castigo d’o meu pecar.                                            
¡Caminiños que eu andiven                                                     
 quen poidéravos andar!

que traducido por el traductor del oráculo Google y mi toque personal viene a decir…

No me hablas ni me miras,                                                                                                                         castigo por mi pecado.    
¡Caminos que recorrí,                                                                                                                               quién pudiera volverlos a caminar!

o esta otra que canta Carmiña… (Pág. 77)

N’o xardín una noite sentada                                   
o refrexo d’o branco luar,                                                                                                                            una nena choraba sin trégolas                                                                                                                      os desdes d’un ingrato galan.

traducida por Google y mi intuición dice…

Una noche en el jardín, 
sentada a la blanca luz de la luna,                                                                                                                  una niña lloraba sin cesar                                                                                                                       
por los desdenes de un ingrato galán.

                Memorable el dialogo de la página 148, me dice Manolo, en la que acaba de aterrizar… esta novela da para mucho, le interrumpo… Manolo no me hace caso y sigue… entre dos profesores de un tribunal de exámenes… en el que uno le recuerda al otro a la hora de calificar a un alumno el examen brillantísimo que ha hecho el señor Cunca y Velarde, don Esteban… a lo que el otro le responde… -¡Ah! Sí. Cunca y Velarde; ese papagayo que se sabe al pie de la letra, sin faltar punto ni coma, el libro de texto. Tiene usted razón. Secretario, póngale usted un “suspenso” muy grande a ese majadero. -¿Cómo suspenso?- rugió indignado don Claudio- ¿Suspenso un muchacho que lleva toda la carrera con notas de sobresaliente y que ha dicho sin equivocarse en una palabra las tres lecciones que le han correspondido en suerte? - ¡Pues por eso! Y si se examina conmigo, de grado no pasa. ¡Sobresaliente a un papagayo! ¡Dame la patita, lorito!... ¿Pero usted cree que se puede aprobar, en conciencia, a esos almacenes de palabras?... ¡Suspenso, suspenso y suspenso!... Genial¡ exclamo… la enseñanza memorística no sirve para nada… fíjate la de tarados que hay España por culpa del sistema de oposiciones… a más dificultad… notaría, abogados del Estado, jueces… más grado de… los jueces!... me interrumpe Manolo… son mas equilibrados… rompen más en corrupción… bueno, hay de todo… como la especie humana… más buenos y mas malos… sigue lloviendo… Manolo no mira el reloj… se le ve muy a gusto con la novela en la mano, paginando una y otra vez… yo si que lo miro, pero no le digo la hora… total, tenemos tiempo por delante… Manolo se queda leyendo una página para sí…  espero a que termine… ¿qué? le pregunto… pues que este Alejandro me gusta mucho como escribe… mira, continua Manolo, que dos metáforas más pulcras sobre la muerte… Sólo un leve movimiento de los dedos y el ronquido de una respiración trabajosa denotaban que todavía quedaba vida en aquel cuerpo, presa ya de la Implacable (Pág. 184) y la otra: -Fuertemente abrazóse Carmiña a su padre, queriendo defenderle con su cuerpo de la Invisible… muy agudas, le digo a Manolo… y repito… la muerte, implacable e invisible… sí señor! Bravo, Alejandro!

                Alejandro Pérez, el autor de la novela, además de novelista es periodista… conoce bien la sociedad de su época y la refleja y describe de maravilla a lo largo de la novela… así habla de los ricos… Los ricos, como decía muchas veces el sentencioso Antoñito el gitano, que aunque “tocaor” de guitarra, era un hombre profundo, no deben tener mas ocupación que la de gastar para que los pobres vivan… (Pág. 13) sin embargo, me apunta Manolo, no saques conclusiones de esa cita, pues más adelante Alejandro pone en boca de Gerardo, el estudiante protagonista de la novela, la siguiente reflexión… La humildad de los barrios de San Lorenzo y el Carmen de Abajo, que se extiende a término de la ciudad entre maizales y robledales, parecióle a Gerardo cobardía. ¿Por qué los miserables que habitaban aquellas casuchas sórdidas no subían viriles y justicieros a arrasar la población, empezando por la Universidad?... Bueno, le digo a Manolo, parece que el tal Gerardo incita a la revolución… lo que sí esta claro es que el autor refleja en la novela la época convulsa, revolucionaria, que le tocó vivir… y también refleja en varios pasajes de la novela su poco aprecio al mundo del Derecho, que son los estudios que realiza Gerardo… La ciencia del derecho antojabásele la más árida, absurda y arbitraria de todas las ciencias. Un mismo precepto decía blanco o negro, según lo interpretase un necesitado de uno o del otro color. -En suma -definía al Derecho-: una gran máquina, una diabólica maquina de enredar y hacer daño. (Pág. 138)… algo de razón tiene, le digo a Manolo… y que te parece este otro párrafo, me dice: Hay que desengañarse señores, los pueblos no serán felices ni podrán llamarse libres mientras no escriban todos sus códigos en un librillo de papel de fumar… ¡Je je! (Pág. 139)… en la misma línea que los párrafos anteriores… un tanto ácrata, el Gerardo, le digo… no sé… me responde dubitativo Manolo… leyendo a continuación… Diríase que pesaba sobre la ciudad un pavor tremendo e inexplicable a los males que acarrea la que acaso allí nombraron “funesta manía de pensar”. Que nadie haga nada, que no quiera saber nada, que no se entere de nada...(Pág. 140) Pues diríase, le digo a Manolo, que está describiendo la hoja de ruta de nuestro gobierno actual… mejor aún, me dice Manolo, la definición que hace Alejandro de esa gente mala que existe… Gente sutil, que tiene la astucia metida en el cuerpo; de caminar lento y tortuoso, pero seguro; erguidos cuando les conviene, cuando no, arrastrándose. Y siempre adelante. No se alteran por nada, ni se incomodan, ni se quejan, ni retroceden. Sonríen siempre, ¡coitadiños!, y van a lo suyo derechitos, por el camino real o por la corredoira escondida… y sigue.. solo se les puede vencer con sus mismas armas: paciencia, habilidad y mala intención… ¿En quienes estas pensando? me pregunta Manolo… en el Gobierno actual… naturalmente… me los ha clavado don Alejandro Pérez… respondo…

                Sigue lloviendo… tampoco tenemos otra cosa mejor que hacer, así que Manolo sigue ojeando la novela para recordar los placeres que le suscitaron su lectura… Hay mucha poesía en la novela, me dice… no hay historia de amor sin poesía, le digo… y me responde: El sol poniente besaba amoroso tanta hermosura, despidiéndose con pena hasta el otro díaY sintió que un feliz optimismo le poseía… (Pág. 20) llega eh!... sí que llega, sí, le respondo… y escucha esta andanada que le suelta Alejandro a los que no viven y sienten su Galicia… ¿Qué sabéis de paisajes, panoramas, ni fastuosidad de la Naturaleza vosotros los que habéis corrido el mundo de punta a cabo sin gozar la dicha de asomaros a la maravilla, al pasmo de las rías, los montes y los valles gallegos? (Pág. 176) … esto no es nacionalismo, le digo yo a Manolo, esto es amor a la tierra, que es muy distinto… así es, reconoce Manolo… hablando de amor a la tierra… mira con que respeto y cariño trata Alejandro a la más grande novelista y poetisa gallega… y empieza a leer: Es un pecado mortal morirse sin ver los campos divinos que inspiraron a Rosalía sus mas morriñosos versos. Cuando el tren haga alto en la estación de Padrón, asómate a la ventanilla contraria al andén. Allí, junto a la vía, veras, “en su cárcel de espinos y rosas”, una casiña aldeana, amorosamente rodeada de árboles. Descúbrete y reza. Allí, durante muchos años, se albergó Rosalía; allí escribió sus últimos versos; allí vivió el alma de Galicia. (Pág. 195)… Pablo, que se ha acercado a nosotros, le dice a Manolo que lo ha emocionado escuchar esas palabras tan sentidas y bien leídas sobre la gran Rosalía de Castro… pura poesía…

                A dejado de llover… nos despedimos de Pablo… me despido de Manolo que me dice… Pero nunca el rencor hizo nido en los corazones nobles… (Pág. 270)…

Bravo, Alejandro!


 

Hay cinco versiones cinematográficas de la novela:















 

Esta es la Casa de la Troya, nombre de la pensión que da titulo a la novela y el recuerdo que en la fachada de la misma hay de Alejandro Pérez Lugín:

 



                          

 

Para saber más de la novela, de su autor y de la Casa de la Troya en la actualidad convertida en museo, y de las cinco versiones cinematográficas que de la novela se han llevado a cabo… visita:

https://www.lacasadelatroya.com/

https://www.fundacionjacobea.org/santiago-de-compostela/la-casa-de-la-troya/

https://lacasadelatroya.gal/es/

 

 Mauricio Ruiz Berlanga.

24 de Noviembre de 2020.

 

sábado, 14 de noviembre de 2020

 


 



Gregorio Verdugo. El loco de la calle. Ediciones En Huida. Castilleja de la Cuesta (Sevilla) 2018.

 

Que de tiempo hacía que no venía con Manolo a la Plaza Cabildo. La verdad es que en verano no venimos nunca porque esta atestada de gente. Eso es bueno para los hosteleros, pero malo para la tranquilidad con la que a Manolo y a mi nos gusta conversar saboreando una copa de manzanilla y una tapita de papas aliña o de huevas aliña, esta última la preferida de Manolo que cuando la pide siempre dice… nunca consigo en mi casa aliñarlas y darle el punto que le dan a las huevas aliña aquí… y yo le digo… porque el punto se la da la plaza Cabildo… la misma hueva con la misma sal, la misma cebolla, el mismo aceite en tu casa nos sabe igual… hay que venir aquí a tomarla, con este sol, esta temperatura maravillosa, este ambiente pausado, lánguido, que hoy tenemos… porque ya digo… en verano o los fines de semana mejor dejarle el sitio a los foráneos que también tienen derecho a disfrutarla… que plaza¡¡ la de historias, eventos y personajes que ha conocido… Mientras pienso en la belleza que tiene mi plaza, miro el reloj porque Manolo suele llegar a nuestras citas siempre antes que yo, y me extraña que no haya aparecido aún… el camarero, que nos conoce, ya me ha dicho un par de veces con guasa que si se me ha perdido el niño hoy…. allí lo veo venir, por la esquina de la casa de los Chacartegui… aunque la casa ya no es de esta familia… como casi ninguna de las de toda la vida…la mayoría han vendido, o tienen alquilados los bajos para bares, a cual mejor… todos los bares de la plaza del cabildo se afanan en dar lo mejor de Sanlúcar sobe todo a los que vienen de fuera… y han conseguido hacer famosa la plaza Cabildo casi tanto como Bajo de Guía, buque insinia de la gastronomía sanluqueña, junto con el prestigioso Restaurante el Veranillo y el Gastro Bar Doña Calma, regentado por los Hermanos Hidalgo Prats que son punteros en el buen hacer de la cocina típicamente sanluqueña… aquí en la Plaza Cabildo se lleva la palma Casa Balbino, que en Sanlucar es Barbino, con erre, donde Manolo y yo, de jóvenes nos tomamos nuestros primeros cubatas… dos ginebras con Coca Cola doble, doce pesetas… y vámonos que nos vamos… el padre de los Barbinos tenía allí un almacén, de aquellos de hace cincuenta años… en los que se vendía de todo, incluso café molido recién tostado… en el local el almacén era lo mas grande, pero justo al lado tenía otro local de poca fachada pero de interior largo con un mostrador de aquellos antiguos, donde despachaba sobre todo vino, en vaso, que es como siempre se ha bebido la manzanilla en Sanlucar… el catavino es una pijotada de los jerezanos… con un platito de altramuces, que aquí se llaman chochitos… y se jugaba a las cartas… al rentoy, que es un juego de aquí de Sanlúcar con muchos adeptos, aunque cada vez menos, porque la juventud actual es mas de póker digital, una desgracia, porque hay dinero de por medio… en el rentoy hay habilidad, mala leche, engaño… y se montaban unas tanganas juagando, enviando, faroleando, es muy entretenido…  se juega a parejas… y allí en aquel cuchitril jugábamos a la conviá… la pareja que perdía le pagaba los cubatas a los que ganaban… Manolo y yo nos compenetrábamos bien… pero igual se perdía que se ganaba… cosas de las cartas y del que mejor se la apañaba para colocárselas al repartirla…que hay mucho vivo suelto por aquí… y hablando de vivos… ya tengo al Manolo sentado frente a mí llamando al camarero para pedirle una cervecita, de entrada, que hace un día estupendo, incluso calor, para ser doce de noviembre…  

A Manolo se le cambia la cara cuando le da el primer buche a la cerveza… ese momento es un éxtasis… un orgasmo cervecil… como entra por la garganta ese frescor, ese burbujeo, esa sensación de picoteo que te estremece… es inigualable… sobe todo con sed, con calor… ya recuperado del sublime momento Manolo me dice lo mismo que yo he sentido cuando me senté cuando llegué… qué bien se está aquí en esta Plaza y que bonita es mi Plaza Cabildo… si que lo es, le digo… el camarero que pasa por la mesa de al lado le canta a Manolo… quiere usted una tapita de huevas… le faltó tiempo a Manolo en decir si con los labios, con la cabeza y con las manos a la vez… como te cuida el Chano, le digo a Manolo… el muy orgulloso me dice… es que son muchos años que lo conozco… es más, conocí a su padre, que es el verdadero Chano, de hecho, cuando el padre vivía, éste era, el hijo del Chano… su padre era un supersticioso de cuidado, me recuerda, me dice Manolo, a un personaje de uno de los relatos que acabo de leer, regalo de la Marisa, que sabe que me gustan los relatos… vio en el escaparate de la librería Atlántida uno titulado El loco de la calle y me lo compró… está muy bien, porque son relatos intensos, alguno impactante, llegan, se leen con avidez… este que te digo del supersticioso se titula Un tipo de los mas supersticioso… y ya te digo, calcado al Chano padre…que la gente decía también que era gafe… como Bartolomé Arenilla, el protagonista del relato… Y de qué va el relato, le pregunto a Manolo, que ya ha empezado a comer la hueva aliña que le ha traído el hijo del Chano… no te lo voy a contar porque quiero que lo leas, y lo disfrutes, como yo le he disfrutado… me parece bien, le digo… lo único que te puedo decir, me dice, es que como el Bartolomé Arenilla éste, hay mucha gente, presa de sus miedos, fobias, y supersticiones…

Ya había dado Manolo cuenta de la tapa de huevas. Me preguntó si pedía ya una copita de Manzanilla… claro que sí, le dije, llamó al Chano que de lejos entendió que significaba la señal de victoria que le hacía Manolo… llegó pronto el Chano con las dos copitas… y no sé porqué me acordé de un hermano del Chano que hacia tiempo que no lo veía, y le pregunté a Manolo por él… pues se mató, me dice Manolo, de mal de amores… males calcados a los que relata magistralmente Gregorio Verdugo, en el relato que titula Dos Cartas… entre otras frases para enmarcar elijo esta: puestos a tener que morir, decidió ser él quien escogiera el momento… lo que me gustaría hacer a mí, le digo a Manolo, cuando me llegue el momento de la chochez, deje de ser yo mismo, no me pueda valer y me convierta en una carga para los míos… pero ese es otro tema… me corta Manolo… ya, pero es un tema que debemos de afrontar sin miedos, con valentía, porque la vejez deshumanizada, con perdida de memoria, se convierte en un martirio para los tuyos… una tortura para ti… y por eso lo mejor… elegir tu el momento cuando puedes hacerlo… déjalo ya… me suelta Manolo, con el día tan bueno que hace… vamos a disfrutar del momento, levanta la copa y me hace brindar con él… salud!!... que sea lo que Dios quiera… asiento, porque Manolo es mucho Manolo y le levanta el ánimo a las piedras…

Que me gusta la Plaza Cabildo, me dice de nuevo Manolo… fíjate la casa de allí enfrente ,le digo a Manolo,  la que tiene la facha pintada de ocre, suave a la vista… allí vivía Manolín, que rompió en gay, aunque la gente decía que vivió toda su vida con su hermana la soltera, y que más que gay era sarasa, no se le conoció nunca pareja alguna… y salta Manolo… coño! como el Capullito de sensiblería otro de los relatos que he leído… va de eso pero con aliciente… ya lo sé, le digo a Manolo lo tendré que leer para saber… bueno, me interrumpe Manolo, solo te adelanto una frase que me encantó de este relato… el tiempo le enseñó que el amor se esconde tras cualquier resquicio… después de rumiar la frase que me dice Manolo, le digo que me encanta… Manolo me dice que escribe de lujo el Verdugo este… hay más…

En esta plaza, me dice Manolo, ha vivido y vive, una fauna digna de conocer… en esta casa que tenemos a nuestra espalda,  me contó mi madre, que ella lo conoció, vivió un escritor raro de cojones… si que he odio hablar de él, le digo a Manolo… tenía fama de guarro entre las mujeres… ese! afirma Manolo… la gente decía de él que siempre tenía las cortinas echadas para mirar a las mujeres y masturbarse detrás de ellas… bueno ya sabes tú como la gente se fastidia al no poder enterarse de los que cada persona hace o deja de hacer… pues también hay un relato que se titula La música a todo volumen que va de un escritor, solitario, odiado por el vecindario, porque no se deja conocer… en fin… que lo tendrás que leer para saber más… me río, porque Manolo, sufre más que yo por no contarme de qué van los relatos… pero también se regodea de decirme una y otra vez que lo tengo que leer, porque sabe lo que me gustan los buenos relatos, como a él… así es la única manera de despertarme las ganas de leerlo… Mira quien viene por allí… quién?, le inquiero a Manolo… Antonia… la del traje fucsia… vecina de la plaza… y según mi madre, la tía mas envidiosa del pueblo… tiene fama de santa, porque va a Misa a todos los días al convento de las Dominicas… y da limosnas a todos los que piden por la plaza… pero la envidia enmohece hasta a los santos… como dice Gregorio en el relato que te acabo de mencionar…  También, continua Manolo, en este relato se escribe en un tono machista redomado que el autor pone en boca del escritor mencionado… se despacha bien de putas y de zorras… que también las ha habido en esta plaza, como en todas, aunque, aquí hay mas putos que putas… y se hecha a reír el Manolo… y yo con él… Chano!! trae dos más, esta vez con papas aliñas… suelta el Manolo…

En esta plaza, me dice Manolo, aquella casa tiene la misma fachada que del palacio de los Duques de Montpensier, porque el Duque se la construyó a su mantenida… dicen que era una monería de mujer… como la protagonista del relato titulado Cuello de cisne herido… que evoca en su lectura a una mujer ideal, la que cada uno en nuestros sueños eróticos nos imaginamos, perfecta en todo… esa mujer, me dice Manolo, como aquella que viene por allí, la dueña de la librería Atlántida, Lucia, que si es un portento en lo físico más lo es en el trato…  le digo a Manolo que nos ha visto y que se acerca a nosotros a saludarnos… nos levantamos… nos pone el codo que estamos en la era Covid… le preguntamos cortésmente que adonde va tan guapa, y nos dice que va a la Biblioteca Municipal, que tiene sede en la Plaza Cabildo en el edificio que antes era el Ayuntamiento o Cabildo de Sanlúcar, de ahí el nombre de la Plaza, que hay un acto conmemorativo del Día de las Librerías… Lucia le pregunta a Manolo que si le ha gustado el libro de relatos que le compró su mujer… le dice que ella lo ha leído y que le gustó mucho todo él, memos una frase que tiene en el último relato del libro que dice: un libro no hace amigos, todo lo contrario, ayuda a defenestrar las pocas amistades sobre las que uno se sostiene en la vida… y la prueba palpable que no es así, nos dice Lucia, es vuestra amistad… asentimos los dos… embobados con ella, porque es muy guapa…apura porque tiene prisa… se despide… nuevo codazo… nos quedamos un rato de pie contemplándola marchar… nos sentamos… nos miramos… sonreímos… que gran mujer!!...

Me pregunta Manolo que si yo sabía que se celebra el Día de la Librerías… y le digo que hay días para todo… se celebra todo… y le digo que sí, que sabía que hoy 13 de Noviembre se celebraba el día de las Librerías porque lo he visto en el Facebook de la Librería Yerma de Sevilla que la sigo… ah! me dice Manolo, pues tengo curiosidad por saber que día se celebra mañana… se lo voy a preguntar al oráculo Google… ahí se queda Manolo dando al teclado del móvil… mientras yo pienso en lo que nos ha cambiado la vida el llevar en la mano un teléfono, un ordenador, un equipo de música, una televisión… pues vaya tela! exclama Manolo, mañana se celebra el Día Mundial de la Frenología… que no es una ciencia, mas bien una pseudociencia, que trata de la determinación del carácter y de los rasgos de la personalidad basándose en la forma del cráneo… le digo a Manolo que eso no tiene ninguna base científica, aunque se le dio en su día mucha credibilidad y habrá hasta quien se la siga dando… pues cómo te quedas, me dice Manolo, si te digo pero no te cuento que en el relato El maestro Rupertti el protagonista tenía dedos de frenólogo… El perfil es el espejo del alma, dice Rupertti…lo demás lo tendrás que descubrir tú…

Manolo se queda un rato con la vista perdida… yo sorbo manzanilla… que me trae aromas amargos al paladar… pero placenteros… veo que Manolo se gira para fijarse bien en algo… y me dice… ves aquellos dos que están allí sentados en La Gitana… le sigo la mirada y sí, veo sentados a Matías y a Alberto, maestros jubilados de aquí de Sanlúcar… me dice Manolo, con cara de asombro, te quieres creer, que el el relato Retiro de fantasmas, tiene a dos protagonistas que se llaman Matías y Alberto… hay que ver que casualidad, le digo… está claro, Manolo,  que me tiene que dar ya norte de todos los relatos… pues sí, me dice Manolo… se queda pensativo… y me comenta la amistad tan bonita que tenemos… le digo que no se me vaya a poner sentimental… pero es verdad que lo nuestro no es muy corriente… porque la mayoría de las amistades de hoy en día son por conveniencia, por aficiones, por gustos… pero no son como la que nos cuentan en ese relato que tienes que leer, me dice… se aprende mucho… fíjate como termina el relato… A fin de cuentas, de poco serviría la literatura a no ser por su desmesurado poder para cambiar la realidad porque, en definitiva, nasa existe si no ha sido nombrado, que es como decir contado… bravo, Gregorio¡¡

Mira, me dice Manolo, ahí tienes a otro incondicional de la Plaza Cabildo… éste está definido tal cual en El fingidor… lo menos cuatro generaciones nos hemos emborrachado con él, y ahí sigue de aquí para allá con su andador, con su buenos modales… es un mito… El Cabeza… El equilibro se ha convertido en su reto diario… pero el relato no va del Cabeza, me dice Manolo… pero me lo ha recordado… de alguna manera lo define… lo tendrás que leer… y se ríe…pues mira, le digo, por seguir hablando de El Cabeza… mi hermano Jesús, que ronda ya los setenta y pico años, fue de la pandilla del Cabeza, luego esa es la edad que tiene el cabeza arriba o abajo… setenta y pico… y luego estuvo en la pandilla de mi hermano Juan, que tiene sesenta y siete años… y luego en mi pandilla y en la tuya que tenemos sesenta y dos… en Barbino tiene un azulejo dedicado a él… los años que lleva entrando allí y colocándose en el mismo rincón… es incombustible me dice Manolo… es buena persona, le digo… fíjate que el otro día estuvo con mi hijo en una celebración de algo, y me mando recuerdos… me dice mi hijo que el se vino a las cinco y allí se quedó el Cabeza… sin duda nos enterrará a todos… sentencia Manolo.

Mira, aquella que viene por allí, la Juana, también la calca Gregorio en el relato La desnudez de la honra… la desconfianza personificada… no se fía ni de su sombra… me revientan, me dice Manolo, esas personas que van por la vida sin fiarse de nadie, creen, ahogadas por sus complejos,  que todo el mundo la quieren engañar… y si encima son soberbias como la Juana, se une el hambre con las ganas de comer… le digo a Manolo que la copa de manzanilla está vacía hace un rato… busca con la mirada al Chano… al momento las copas llenas, y esta vez acompañadas de papas aliña con melva canutera… que manjar… le digo a Manolo que por qué la llama canutera… por su forma de canuto, me dice… y añade… la melva canutera es una melva que no llega a pesar más de 600 gr.  por eso sus filetes salen en forma de canutos… la melva convencional puede llegar a pesar 1,5 Kg y sus filetes son de mayor tamaño… eres un libro abierto le digo a Manolo… que va me dice… lo mire el otro día en Google que es el libro gordo de Petete del siglo XXI…

Le pregunto a Manolo si le queda algún relato por citar… nueve, me dice…  vamos a un  ritmo de tres copas de manzanilla por relato… luego nos quedas tres copas de manzanilla… pues no vamos a ir de aquí calentitos, le digo a Manolo… y qué más da… un día es un día y lo malo es un diario… pues cuéntame algo de los tres que van unidos a esta copa de manzanilla que nos acaban de traer… espera que cate la melva y te cuento… me dice Manolo… sorbe manzanilla en su justa  medida para saborearla bien y me suelta… en La conciencia del héroe no es el protagonista, pero interviene en la trama un camarero inteligente, como el Chano… en Quemando velas… el ánimo no me acompañaba y la realidad me desbordaba… lo demás lo tendrás que descubrir tú… así lo haré le digo a Manolo… que pinta bien… y el tercer lance de esta copa… el que da titulo al libro El loco de la calle… es un cuento magistral… una soberbia narración dedicada al maestro de los maestros de contar relatos… Jose Luis Borges… así que tienes tres alicientes más, me dice Manolo, para comprarte el libro y saborearlo como yo saboreo esta copa de manzanilla que voy a vaciar… El loco de la calle, le digo a Manolo, es también una canción de un cantautor al que adoro, Manolo García, cuando era del grupo El último de la fila… esa canción El loco de la calle, tiene un estribillo precioso que dice… Paso al loco de la calle, paso al ansía de vivir…

Vamos a por otros tres… me dice Manolo… adopto posición de escucha… pero nos interrumpe el Chano con dos nuevas copas de manzanilla… todavía hay papas para empapar, le digo al Chano que nos pregunta si queremos algo más… en la siguiente para rematar, le digo… y me dice Manolo… las abuelas aunque sean una estantigua, siempre despiertan ternura… así lo hace Gregorio en La yaya… y que ternura despierta esos hombres buenos del titulado Pájaros negros… y que inquietante Arturo, el fabulador que vive en la mentira…  o sea, le resumo a Manolo, tenemos otros tres estupendos relatos… a saber… uno de abuelas, otro de hombres buenos y otro de un mentiroso… bueno, mas o menos, me dice Manolo… ten en cuenta que te los estoy nombrando al azar… que trece de ellos están narrados en la Plaza Cervantes, que es como decir la Plaza Cabildo… son Plazas que hacen cultura… que son la cultura del pueblo en sus personajes…

Y para terminar, que son las dos y media y mi mujer me va a matar… vamos  a pedir la cuenta le digo a Manolo y me lo cuentas paseando… llamamos al Chano… al que previamente le hemos dibujado en el aire cálido de la plaza cabido una cuenta… pagamos religiosamente  a medias… nos despedimos hasta mañana… y caminamos entre palomas que pueblan el suelo de la Plaza Cabildo… si no me equivoco, le digo a Manolo, me tienen que hablar de tres últimos relatos, que no son los tres últimos del libro… sino los tres que te faltan a  ti por recordar ¿no?...así es, me confirma Manolo… está el de El roquero antológico… que bien pueden ser recuerdos de la adolescencia de cualquiera de nosotros… bueno de la mía no… apuntilla Manolo, porque yo no me inicié en la mística de los estupefacientes… ni yo, le digo a Manolo… los dos hemos sido mojigatos… alguna calada a algún porrito y poco más… se ríe Manolo… como tiene que ser… de este relato, me dice Manolo, recuerdo que me quede con el final del mismo, porque no sé si asumo esa frase o no… como usted bien sabe, los recuerdos unen, mientras que el vivir distancia… hay que darle vuelas le digo a Manolo, pero yo con la manzanilla que nos hemos tomado estoy ahora algo espeso… lo dejo para cuando lo lea… si, mejor, me dice Manolo… que continua hablando… Está el de La Seño… que me emocionó con frases como: se comían los mocos juntoscondenado a navegar sin dificultad por los tedios del amoracosarla con martingalas de enamoradoinmersos en un viaje vertiginoso hacia la dicha infinitael amor se le cortó como la leche caduca… para mí, me dice Manolo, siendo todos excelentes, este es uno de los mejores, sin duda… creo, le respondo a Manolo, que esto de los relatos es como la vida misma… a cada cual le llega como le llega… y lo vive y lo siente de aquella manera… y por último, me queda… me dice Manolo acelerando el paso porque se está meando y todavía le queda un  buen trecho para llegar a su casa… tenia que haber meado en el bar… siempre me pasa igual… me rio de la situación… y me dice Manolo, no te rías cabrón… y le digo si me rio porque yo estoy igual que tú… que como me pare meo… vaya dos vejestorios, dice Manolo… bueno suelta ya el que queda que en esta calle nos separamos ya… pues queda me dice Manolo, el resumen magistral de lo que tu y yo vivimos en los últimos años de la dictadura… El pájaro del olvido… y no te cuento mas para que te lo leas esta tarde de un tirón que merece la pena… y me dice adiós sin pararse… y yo le contesto igual… adiós… sin pararme… porque estamos los dos en pleno dialogo con nuestras respectivas próstatas para que sean buenas y nos den vidilla hasta que lleguemos a casa…  

La Plaza del Cabildo, donde Manolo y yo hemos estado esta mañana departiendo lo acabas de leer… que bien podía haber sido la plaza Cervantes…




 

Mauricio Ruiz Berlanga

               

 

La portada del libro: https://www.edicionesenhuida.es/wp-content/uploads/2018/09/LOCO-portada.jpg

La foto de la plaza: https://www.juntadeandalucia.es/cultura/agendaculturaldeandalucia/evento/plaza-del-cabildo-en-sanlucar-de-barrameda