martes, 20 de octubre de 2020

 


 




Todos mienten. M.M. Vallés. Triskel Ediciones, 2018

 

Esta tarde he estado tomando café con mi amigo Manolo en la cafetería San Antonio. Es una cafetería que nos gusta porque tiene una amplia terraza, las mesas están lo suficientemente separadas para que no te enteres de la conversación de la mesa de al lado, y sobre todo tiene unas camareras simpáticas y amables que nos amenizan nuestro café con sus paseos de acá para allá… ya me entendéis… Manolo y el que os cuenta, somos ya unos sesentones, verderones, que nos gusta disfrutar de todo lo que la vida te puede ofrecer a esta edad… y una de las cosas que mas nos gusta, es comentar a nuestro admirado sexo opuesto, cruzando nuestra miradas cuando atisbamos algo que efectivamente es digno de admirar… y en esas estábamos esta tarde cuando se sentó no  muy lejos de nuestra mesa otro sesentón, con bigotes, cara enjuta, canoso, con cara de no muy buenas migas… tanto, que Manolo, que no tiene pelos en la lengua, cuando se acercó Loli, la camarera, para traernos un poquito de agua que le habíamos pedido, le digo en tono de guasa… Loli, vaya tela el gacho del bigote que se ha sentado ahí, ese no te da gratis ni la buenas tardes… la Loli le dedicó a Manolo su sonrisa habitual y se marcho hacia el caballero a ver que quería…

Apuramos el agua que Loli nos había dejado y de seguida me lanza Manolo una pregunta que me descoloca… ¿Tú mientes mucho?... yo, me quede un momento pensativo, y, con guasa le respondí… lo normal… Manolo se rio… y me preguntó… ¿qué es lo normal?... hombre pues, de vez en cuando, no sé… a mi mujer cuando fumo y le digo que no he fumado… a mis hijos cuando me piden dinero y les digo que tengo la cuenta tiesa para que rebajen la cuantía… a ti cuando te pones muy pesado, y me quiero ir,  y te digo que mi mujer me está esperando… Manolo pone cara de conforme y me dice que esa misma pregunta se la soltó hoy por la mañana a su mujer y le dijo que ella nunca mentía… a lo que Manolo le dijo que de eso nada… que aquí todos mienten…

Algo desconcertado, por el derrotero que había tomado la conversación con Manolo, ya que siendo lunes lo normal es que estuviéramos halando del cabronazo de arbitro que pitó el partido de la Real con el Betis, que ya me dijo Manolo nada mas verme que había sido un robo con alevosía… cuando le pregunté que a qué había venido eso de la pregunta de si yo miento… entonces Manolo me lo explica: la última novela que ha leído, y que le ha gustado mucho, va de una mentira, de una gran mentira, que es la vida misma, si la queremos ver así… la podemos ver también como una gran verdad, aunque estemos mintiendo… Veo que la cosa se esta poniendo sería… que Manolo no va de mentirijillas sino que quiere entrar en faena, y hablar de la mentira… Vaya¡ le digo a Manolo, así que todos mentimos, ¿no?... Manolo que estaba mirando al tío del bigotes, me dice que si la novela le ha gustado es porque le ha estado interpelando a él mismo continuamente sobre sus propias mentiras… la novela va de la mentira que se monta un gacho, me dice Manolo, como ese que ha llegado a tomar café, sólo, y que a la vez, cuando por una serie de peripecias va interactuando con otros personajes, éstos, a la vez, también tienes sus vidas montadas en mentiras… y tirando del hilo, me dice Manolo, veo que mi vida, también está montada en mentiras… y la tuya… me dice… y la de aquel… enfocando la mirada hacia el canoso de dos mesas más allá… Es una novela que impacta… una gran novela, me dice Manolo…

La novela, me sigue diciendo Manolo, define a muchos tipos de mentirosos y de mentiras… y me interpela: acaso no conoces tú, a muchos y muchas que, «se nutren de lo que ven y escuchan, esos liantes, chismosos y parlanchines que después, en cualquier lugar y momento, extienden la miseria ajena como la fregona con el agua sucia» (Pág. 14)… sí que conozco a unas y unos cuantos, le digo… esos y esas que cuando te van a contar algo que no saben si es mentira o verdad ( entonces para qué lo cuenta) te dicen en tono bajito “pero no lo comentes, eh¡, que a lo mejor es mentira” y así tranquiliza su conciencia… pero lo suelta a diestro y siniestro… son gentuza que no saben el daño que se pude hacer con difamar algo que no es verdad… ante la duda, cállate… no lo cuentes… ya se verá… Manolo me sigue atento y me da la razón… fija de nuevo la mirada en el del bigotes y me dice que sigue solo en la mesa… me comenta que parece que esta viendo al protagonista de la novela que «nunca fue un hombre sociable, no rehuía el trato con la gente pero se encontraba más a gusto en soledad»(Pág. 23)… y es que la soledad querida es muy buena compañera, pero la no deseada te hace un ser complejo, difícil, capaz de mentir (incluso compulsivamente) para poder llegar a los demás, para poder relacionarte… éstos y éstas, que no desean la soledad  son «ese grupo de individuos que, una vez entran en el hogar, ya no tienen motivos para salir: los olvidados de una sociedad que cada vez se preocupa más en olvidar a sus miembros» (Pág. 25)… como me llega esto, le digo a Manolo… que verdad mas grande… intuyo, le digo, que estamos ante una novela nada superficial y que entra en el fondo de la  naturaleza humana… ¿me equivoco? le pregunto a Manolo, que me dice… bueno entra en el fondo de la naturaleza humana y denuncia esa naturaleza humana que miente para ser algo en la sociedad o en las llamadas redes sociales… redes que atrapan a nuestros jóvenes ( y no tan jóvenes) en esa fabulosa mentira del aparentar continuamente un estado de bienestar y felicidad que en cuanto se “arrasca” algo en sus vidas se ve que es mera fachada e hipocresía…

Y… ojo¡, continua Manolo, que el protagonista de la novela no dice grandes mentiras, más bien en la mayoría de sus peripecias lo que hace es callar, pero como dice la autora en la novela «guardar silencio no es ninguna virtud. La omisión es la más básica de las mentiras que a menudo se considera un mal menor… Al que calla no se le puede reconocer siquiera una pizca de valentía, ni un mínimo esfuerzo para respaldar su propia farsa, sino que silencia y concede lo que el oyente presupone»… vamos, termina Manolo, efectivamente hay mucha gente cobarde que calla, que callamos ante tanta mentira e injusticia, que miramos para otro lado… creyendo que así no formamos parte de esa gran mentira que es nuestra sociedad… como dice Maria de Monte en la novela: «sólo hay que hacer las cuentas  para confirmar que la mentira forma parte de la vida humana» (Pág. 55)…

Oye Manolo, le pregunto… ¿no crees tú que el titulo debería ser Todos y, todas, mienten?... pues sí, porque es verdad que el “todos” en castellano engloba lo masculino y lo femenino… per eso no deja ser una convención machista más de las muchas que debemos de quitar… porque cuando decimos “todos mienten” se piensa en lo masculino y no en lo femenino… y eso en todos los casos en que empleamos el neutro… que aunque neutro no deja de ser masculino… así que,  sí, estoy de acuerdo contigo, en que el titulo quedaría mejor con ese todas incluido…

Pues sí Manolo, veo que tengo que leer esta novela… yo la he gozado mucho me dice Manolo rápidamente… te la aconsejo vivamente… me estoy acordando, sigue, de una “definición” que da la autora de la infidelidad que es un buen colofón para terminar esta conversación, pagues los cafés, y nos vayamos que se ha hecho tarde…  dice: «La infidelidad es una mentira cruel, acaba de un plumazo con el amor y el respeto» (Pág. 107)… aunque ciertamente no siempre es así… hay infidelidades que se perdonan, y que incluso ayudan a que la pareja afiance aún más sus relaciones… aunque eso de la infidelidad es mejor dejarlo para otra charlita…  me quejo a Manolo de que me haya adjudicado el pagar los cafés… pero me dice que ese es el pago que tengo que hacer por el favor que me ha hecho al darme a conocer esta novela que tanto me va a gustar cuando la lea… pues nada que objetar, pago y nos levantamos mirando los dos de reojo al del bigotes que seguía allí mas solo que la una…

 

 

 

 

 

La imagen: https://www.amazon.es/Todos-mienten-Mar%C3%ADa-Monte-Vall%C3%A9s-ebook/dp/B07KTBS1QN


viernes, 16 de octubre de 2020

 



 

José Luis Sampedro. El río que nos lleva. Aguilar. Madrid 1967. 3ª Edición.

 

Estaba terminando de barrer debajo de la morera que tenemos en casa… es una morera que da mucho trabajo ya que a diario deja caer una gran cantidad de hojas… moras no, porque la podamos muy cerca del tronco y,  cuando vuelve a brotar por la primavera,  apenas nos regala frutos… pero hojas, para dar y regalar… bueno, pues eso, que estaba terminando de barrer cuando me entra un «guasa» de mi amigo Manolo invitándome a comer en su casa con sus sobrinos, con los que Manolo tiene una relación muy especial, además de la sanguínea,  por la afición que comparten, a la caza y a la pesca… Manolo acostumbra a hacerles una comida de vez en cuando, con un buen potaje, o una buena plancha de carnes variadas… o un marisquito (las menos, por aquello de que son muy caros)… Hoy toca potaje al estilo de su pueblo, según me comenta en el «guasa» invitación… Manolo es de Sanlúcar, y allí hay muchas modalidades de potajes, pero el que él dice que le hacia su madre de toda la vida es el potaje de garbanzos, que los deja la noche antes en remojo de agua muy caliente y sal, al día siguiente los enjuaga y los pone en una olla ancha y alta con agua nueva que los cubra, luego le añade la pringa que lleva tocino fresco, carne magra de cerdo y costillar, además chorizo de guiso y morcilla fresca para guiso también… y a hervir un par de horas, o más, en función de la calidad de los garbanzos, y cuando estén ya tiernos se le añade una buena cantidad de chicharos, a poder ser, de Sanlúcar y si no pues lo que haya…  hay que condimentarlo con un buen pimentón, a poder ser de la Vera, que es el mejor, al gusto de sal y a servir… la verdad es que Manolo lo borda… todavía me acuerdo del que tomamos hace unos meses… espectacular… un himno de la gastronomía sanluqueña… con esas, me dispuse a terminar la faena rápido para llegar a tiempo de tomar el aperitivo que los sobrinos de Manolo son generosos y llevarán un buen jamón, queso de cabra payoya, butifarra… que a mi me enloquece… y un buen vino… la ultima vez aparecieron con unas botellas de Marqués de Murrieta del 2016 que estaba para llorar… de hecho lloramos de risa cuando ya habíamos dado cuenta de unas cuentas copas y alguno de ellos contaba chistes uno detrás de otro… recojo… me ducho y para casa de Manolo que me fui…

A pesar de que llegue pronto, no fui el primero en llegar… Manolo que es un anfitrión excepcional me recibió con una Cruzcampo muy fría que yo bebi con deleite a gollete tendido dejando el botellín a medias del primer buche… en la cocina de Manolo olía a gloria bendita, o sea a potaje con pringa… Manolo estaba ya extendiendo en la mesa un papelón de jamón, el queso azul de Alcala del Valle, otra exquisitez gaditana, una butifarra catalana y queso, esta vez no de cabra payoya, sino de oveja manchega, que es otra gloria de la gastronomía castellanomanchega… que habían traído sus sobrinos… que son tres, por orden de antigüedad en el mundo, Leo, Manolito y Gabriel… buenas personas, los tres, pero a mí el que mejor me cae es Gabriel por aquello de comparte conmigo su gran afición a la lectura, al punto, que cada vez que nos vemos solemos comentar el libro que estamos leyendo, y de camino, nos aconsejamos alguna lectura…  y así ocurrió en este encuentro… cuando ya habíamos dado cuenta del opulento y grandioso potaje con que Manolo nos conquistó una vez más, Gabriel, se acercó, y me preguntó por el libro que estaba leyendo, señal inequívoca de que quería entrar en materia de lo que tanto le gusta compartir conmigo… nos pusimos un gin-tonic cortito de ginebra, con mucho hielo y limón, y nos apartamos un poco de la mesa donde se hablaba del bicho que nos trae de cabeza… cuando ya estábamos acomodados le dije que estoy leyendo El camino de Delibes, una deliciosa narración de la primera época del escritor cazador como tú, Gabriel, le dije… casi no me dejo acabar, porque le note que estaba deseando decirme la novela que él estaba leyendo, y que por el interés que le intuía debía de haberle gustado mucho, no… muchísimo¡… El río que nos lleva… me dice solemnemente, de Sampedro, y me ha encantado, me he emocionado, me he reído, he sufrido, he llorado… en fin… todo lo que una buena novela debe lograr en el ánimo del que la lee…

Hago memoria, y yo no la he leído, le digo, pero sí que recuerdo haber visto una película, con el inolvidable Alfredo Landa de protagonista… bueno, uno de los protagonistas, me corrige Gabriel, porque son varios los que protagonizan la novela de Jose Luis Sampedro… y como veo que esta deseando contarme sus impresiones le doy rienda suelta, a la vez que saboreo mi gin-tonic… Gabriel, además, tiene una memoria excepcional y a veces casi te cita literalmente fragmentos de los libros que le han impactado como éste que me comenta… y me suelta: «Más allá del horizonte, mientras acababa de extinguirse el día, la luna esperaba su momento para asomarse a tender puentes de plata sobre los abismos de la noche», esto, está, en el segundo párrafo del primer capitulo de la novela… Bonito eh¡ me lanza expectante para ver mi reacción… Le levanto mi copa para darle a entender que me ha encantado la pasión que le ha puesto al decírmelo… y le confirmo que es un párrafo bellísimo, de los que hacen a “afición” a la literatura… La novela es una obra maestra de nuestra literatura, me dice Gabriel… olvídate de la película y lee el libro, me dice… nada que ver… la novela va de nosotros los humanos, de cómo somos, y nos comportamos, es un canto a la soledad en grupo, así lo expresa en la novela Jose Luis Sampedro: «aquel hombre necesitaba sin duda sentirse solo, pero a la vez con otro ser humano a su lado», un canto a la búsqueda del Otro, de lo que llamamos Dios, muy importante para algunos, menos o nada, para otros… «Y, sin embargo, Shannon empezó a pensar, sin palabras, en Dios»… Es una novela que nos descubre lo indigno de mucho seres humanos, y la dignidad perdida de muchos, aunque recuperada: «Por eso lo que quiero respirar para salvarme es la dignidad humana»… Gabriel capta mi atención plenamente y se viene arriba… Mira, me dice, que dialogo más hondo hay entre, dos de los protagonistas de la novela, Shannon, el inglés, aunque es irlandés, y el Americano, que es español:

“-Siempre pasa lo mismo- murmuró Shannon- . Siempre acaba resultando que la gente es indigna. La dignidad del hombre se perdió hace mucho tiempo.

Habló con tanta pasión que el Americano se desvió por un momento de sus propias ideas:

-Tiene usted también mucho que recordar, ¿eh?

-No, recordar, no. Mi problema es olvidar.

-¿Por qué olvidar? Somos lo que hemos sido.”  

La verdad que me deja perplejo el Gabriel con este dialogo que me ha narrado con una pasión y sentimiento que se hace un silencio entre los dos muy elocuente de lo que impacta lo que se nos transmite en la literatura de calidad… rompe el silencio diciéndome que en la pagina 53 esta ese dialogo tan profundo… y continua… y me suelta: «cada hombre tiene sin duda su secreto; y aquella historia era carne de aquel hombre »… si quieres conocer el secreto y esa historia que es carne de ese hombre, me dice, a leer la novela… a lo que le contesto que, tal y como me la está vendiendo ya esta en la lista de lecturas urgentes a realizar…  Veo a Gabriel haciendo ademanes meditativos, como queriendo recordar otra frase del libro, y… dice: «No hacía falta ni hablar ni pedir nada concretamente. Solo era preciso esperar con cordura, abrirse, dejar que se resecase y resquebrajase la propia corteza, mientras se pensaba de verdad en El.»   Me vuelvo a quedar pasmado con la memoria de Gabriel… eso es, le digo,   ni mas ni menos, lo que yo hago cuando medito… pero dicho con una belleza sublime…  por eso lo memorice me dice Gabriel… porque mira que hay cosas escritas sobre la meditación y el meditar… pues mejor definido que ahí no lo encontraras… asiento varias veces, porque realmente intuyo que además de la trama de la novela, del novelón, que es buenísima… hay un trasfondo muy hondo, muy hondo…

Sorbo de gin-tonic, cruzamos miradas, silencio… lo rompo… no quiero que me cuentes la trama de la novela, pero… ¿qué más has memorizado Gabriel?... me quiere hacer sufrir y se pone a hablarme de lo bueno que estaba el potaje que nos ha hecho su tío Manolo…  una joya de la gastronomía, le digo, pero no te me desvíes y cuéntame que más cosas te han impactado del libro de Jose Luis Sampedro…  pues mira, me dice, esta noche cuando llegues a casa, mira fijamente a tu mujer y dile: «Tú no eres eso, no eres mujer de muchos. Tú eres solo pa un hombre. Ni más familia ni más nadie. Tu hombre y tú y el cielo con la tierra» que forma mas hermosa de decirle a una mujer lo importante que es en la vida de un hombre…  También hay otro momento sublime en el capítulo «Oterón», donde interviene un sacerdote, que en una homilía se muestra como lo que realmente es: un hombre… con sus dudas… que dice… «Pero las palabras se han desgastado en nuestras bocas y no sirven…» y continua el cura… «Somos felices olvidando, nos refrescamos en la cobardía como el pez en el agua, inventando mil maneras de ser cobardes pareciendo valientes. ¡Ay!, antes el santo era fuerte y el pecador era fuerte. Los dos sentían a Dios; los dos se estremecían ante El; los dos eran dignos de la esperanza. Ahora desplegamos nuestros papeles, nuestras palabras, nuestros libros, nuestras organizaciones, y tenemos bien archivado a Dios, administramos a Dios, utilizamos a Dios, sin mirar nunca de frente, para que no haga imposible nuestra cómoda vida de cobardes.»… qué decir… con curas como ese las iglesias no estarían vacías… le digo a Gabriel que me tiene asombrado por su capacidad de retención… y me dice… pues esto va para ti que tanto meditas… «Porque ese es el misterio más patético y el que más espanta y acobarda al meditarlo; ese de que Dios haya llevado en sí, además de todo, también la nuececilla dura y amarga de morir. Pero yo pienso esto: que me sería más fácil creer en un Dios incapaz de morir; pero me sería más fácil poner en sus manos mi esperanza. Porque su muerte es la hermosa puerta de la resurrección; y la resurrección de Dios es la esperanza de mi resurrección. Así, solo así, hermanos, tengo fuerza para continuar solo y solo, para sostener mí vida, aunque pecadora, con dignidad durante la espera.»… medito un poco todo lo que Gabriel me esta narrando de la homilía del cura de la novela y no salgo de mi asombro… no puedo estar más de acuerdo con ese cura… Bravo, Gabriel¡¡ Bravo, Sampedro¡¡ estoy realmente impactado le digo a Gabriel… tengo que leer la novela ya… disfrutarla como tú,  Gabriel…          

Gabriel está lanzado… me dice, si estoy al tanto de la movida que hay con jueces y fiscales en nuestra España actual… le digo que claro… y me dice… por eso, por la imagen tan nefasta que dan los jueces en este país nuestro… sobre todo los de arriba… los de Tribunales Supremos y Constitucionales… memoricé esta cita tan actual para hoy… «Si los jueces caminaran por esas sendas de Dios, puede que hubiera justicia. Pero los jueces no ven más que papeles, y en cuanto una cosa se escribe ya es mentira.»… pero no quiero que hablemos de jueces y de políticos, que es hablar de la mediocridad… me dice Gabriel, y le doy la razón… hablemos de la novela, de lo que me gusta encontrarme con palabras que desconozco… y le pregunto ¿cómo cuál?... zardachero, me dice… sabes qué es… repito yo pausadamente… zar-da-che-ro… pero no me suena de nada… vencido, le digo… pues es un lagarto que se da por el alto tajo, por donde transcurre la novela… yo tampoco lo conocía… puede llegar a medir un metro de punta a punta… es una especie que hoy esta muy protegida… pero bueno, le digo, Gabriel, qué novela… naturaleza de la buena… bueno… si te contara, me dice Gabriel… toda la novela es naturaleza en estado puro… una joya de novela…

Se nos acerca Manolo… ya está bien, no?, de tanta literatura… dedicarnos a los demás un ratito,  no?... asentimos Gabriel y yo… pero eso te va a costar otro gin-tonic Manolo… eso está hecho… se va a ponerlos… pero Gabriel lo retine y le dice… tío eres autentico como la novela que estamos comentando… y lo abraza… luego me abraza a mi… qué rato más bueno Gabriel… le digo… gracias… de nada, me contesta, y me suelta… para terminar… «Se vive con dignidad cuando se vive con autenticidad»…

 

Mauricio Ruiz Berlanga,

16 de Octubre de 2020.

 

La imagen del libro: https://www.iberlibro.com/buscar-libro/titulo/rio-lleva/autor/jose-luis/libro/

 


viernes, 9 de octubre de 2020

 


 

Tres Muertos, de Manuel Machuca. La Isla de Siltolá, Narrativa. Sevilla 2019.

 

Ayer me llamó por teléfono Manolo cuando estaba regando las macetas y, como sabe que hace mucho tiempo que no me llama y, que no nos vemos, después de un preámbulo, de cómo estas… qué haces… que de tiempo sin oírte… me suelta socarronamente que si me voy con él a pescar… coincide que en Jerez donde trabaja es fiesta local, se celebra el patrón, San Dionisio y ha pensado en que puedo ser una buena compañía para un día, bueno una mañana, de pesca… a mi pescar no me gusta, pero el contacto con el mar, con la alta mar, con el silencio que una vez se paran los motores del barco se produce, me fascina; ese mecer de las olas, tan relajantes… y aunque se me notaba que aceptar la invitación me sacaba de mi rutina, a la que tanto me he aficionado desde que me he jubilado, me levanto cuando me despierto, aseo, hago la cama de mi mujer y mía, media hora de meditación, desayuno, jardinería, golf, comida, siesta, lectura, ordenador, trabajo fin de master, cena, hormiguero, lectura, me acuesto… eso sí, todo con flexibilidad, porque siempre hay roturas de rutina que me fastidian pero que acepto, como esta que relato… total, que acepté la invitación y quedamos en vernos sobre las diez para irnos al puerto de Chipiona donde Manolo tiene el barco y de allí salir para la mar…

A las diez y pico, para ser fiel a mi impuntualidad, aparecí por casa de Manolo que todavía estaba desayunando… me hizo pasar con él a la cocina y allí en la encimera vi un libro con un título inquietante “Tres muertos”… a nosotros los humanos desde que tuvimos conciencia de que nos tenemos que morir sí o sí, todo lo que ronda la muerte como que nos da repelús, por no decir, miedo… pero bueno, Manolo se estaba terminando una barrita de pan integral con salchichón del bueno, regada previamente con aceite de oliva de Pegalajar, posiblemente el mejor aceite de oliva del mundo al decir de Manolo; le acepte un café que me ofreció, acabamos y partimos… En el trayecto hasta Chipiona de diez minutos repasamos las noticias del día, lo mal que está todo, lo que se nos viene encima, Manolo puso de vuelta y media al coletas, del que se acordó porque pasamos por delante del bar donde este verano tuvo Monedero, compañero del coletas, el incidente con algunos lugareños no muy proclives a sus ideas… y con estas llegamos a puerto, embarcamos y a la Mar… Manolo, muy propio él, coge la radio y comunica con el control del puerto para decir “Control, control, el Tabarca sale a la mar…” y contestan “Oído Tabarca”… es por si no volvemos para saber que nos tienen que buscar… lo cual es de agradecer…

Empezamos a navegar, y como buen invitado, espero a que Manolo me diga que tipo de arte de pesca vamos a realizar… yo confiaba en que fuera a fondo, por aquello de apagar los motores y disfrutar del silencio ya mencionado… pero no fue así, Manolo me dice que vamos a realizar pesca al curricán que tiene como principal inconveniente que no se paran los motores y como segundo, que no se puede disfrutar de esa mecida cadente de la mar en calma casi chicha, pero no chicha del todo… aun con todo nos acompañó el día, soleado, con una mar de color indecible pero de una belleza relajante para la vista, ni verde, ni azul, sino verdeazul a veces y azulverde otras… Con estas… rumbo a 204º grados del gps porque así nos daremos de bruces con unas marcas previas que tiene Manolo en donde hay bonitos (que no son bonitos sino alistados) al por mayor… llegados al punto, echa Manolo las cañas, ralentiza el devenir del motor y empiezan a pasar los minutos, los cuartos… la primera hora… ya habíamos hablado de casi todo… y de pronto no sé porqué me acuerdo de los “Tres muertos” y le pregunto a Manolo que de qué iba el libro…

Manolo, que no es parco en palabras, me mira, y me dice muy serio… la mejor novela que he leído en mi vida… yo pienso que como el aceite… supe de ella, me cuenta, porque como sabes, estuve un tiempo asistiendo a una tertulia literaria que con esto de la pandemia se suprimió… pero han tenido la feliz idea de reanudarla on line vía zoom… la Tertulia funciona con la lectura de un libro que nos comunican con tiempo y lo comentamos con su autor lo que le da mucho aliciente a la lectura… yo pienso en preguntarle cómo me puedo hacer de esa tertulia, el sigue… no sé si calificarla de novela, de narración, de biografía… se queda pensativo… y le pregunto, ajeno al contenido del libro, que de qué va, ¿policíaca?, por aquello de los muertos… Manolo me castiga con una mirada de las que se dirigen a los niños impertinentes y me suelta… es claro que una novela policiaca, por muy buena que sea, y las hay muy buenas, nunca va a ser el mejor libro de mi vida, entre otras cosas, porque quién califica el libro mejor de mi vida soy yo mismo, y como te digo, éste que acabo de leer, que no es una novela policiaca, es el mejor libro que he leído en mi vida… hasta aquí… igual empiezo la siguiente novela que está programada para la tertulia que se llama “Todos mienten”… de no me acuerdo el nombre… pero sí del apellido… Vallés… creo… y te digo que es esa es la mejor novela que he leído en mi vida… pero hasta la fecha, ya te digo… “Tres muertos”, es la mejor novela que he leído… y no entro en cuestiones técnicas que eso lo dejo para los entendidos, sino por la valentía con la que esta escrita… porque a mí el autor no me engaña, y aunque es una novela, estoy seguro que tiene un montón de autobiografía… y el tío le hecha huevos… y cómo se desnuda y desnuda a sus familiares más directos… para eso hay que tenerlos bien puestos…; una ola subidita de tono para el día tan bueno que hace zarandea el barco mas de la cuenta y Manolo abandona el discurso literario para centrarse en las cañas… no pica nada… yo intrigado por saber algo más de la novela le pregunto, ¿entonces de que va la novela Manolo?... Pues va de la vida misma… pero muy bien contada… con un devenir apasionante desde la primera pagina hasta la ultima por la forma en la que vas descubriendo a  los personajes… cómo dialogan entre ellos, sin haber dialogo propiamente dicho… con una trama que siendo la que monta el novelista, puede ser perfectamente la trama de cualquier de nuestros antepasados… de los que sufrieron la guerra… el hambre… de las que fueron señoritos bien y luego vinieron a menos… de los tíos raros que habitan el mundo… de la buena gente… de esfuerzo y superación… de rencor, odio y maltrato… de sufrimiento y  manipulación… de todo eso va la novela… pero quillo, qué bien narrado¡¡

Visto que el día de pesca, mas que de pesca es de paseo por la mar, le insisto a Manolo para que me diga algo más sobre la que el califica la mejor novela que ha leído en su vida… y rompe… a mí, una novela que empiezo a leerla y, no la puedo soltar, que me ha costado un cabreo de mi mujer que me instaba a que dejara de leer para cenar juntos,  que me dio el primer día de lectura las cuatro de la madrugada leyendo… que al día siguiente la tenía finiquitada, y me había emocionado en muchos momentos de su lectura… en otros me había hecho reír… por dentro me dejaba con un sabor agridulce sobre la vida que hemos vivido y vivimos… de lo mierda que somos muchos y de lo bueno que también esos mierdas pueden ser… de lo que es la sociedad, tan jodidamente cruel con los de abajo y tan complaciente con los de arriba…  que hoy estas arriba y mañana abajo… de lo mucho que se puede sufrir y hacer sufrir… en fin, ya te digo… un novelón…

Manolo ve que la hora del almuerzo se nos viene encima y no ha picado ni una gaviota hambrienta que revolotea cerca del barco… nos vamos a tener que ir ya proa a Chipiona porque esta claro, me dice Manolo, que hoy no pescamos na de na… volviendo le digo a Manolo que mañana mismo me la estoy encargando en la Librería para leerla… haces muy bien, me dice Manolo, lo vas a disfrutar tela, porque te conozco y sé que compartes mucho de lo bueno que hay en la narración… vaya lo que han dado de sí tres muertos…

 


La imagen