Tres Muertos, de
Manuel Machuca. La Isla de Siltolá, Narrativa. Sevilla 2019.
Ayer me llamó
por teléfono Manolo cuando estaba regando las macetas y, como sabe que hace
mucho tiempo que no me llama y, que no nos vemos, después de un preámbulo, de
cómo estas… qué haces… que de tiempo sin oírte… me suelta socarronamente que si
me voy con él a pescar… coincide que en Jerez donde trabaja es fiesta local, se
celebra el patrón, San Dionisio y ha pensado en que puedo ser una buena
compañía para un día, bueno una mañana, de pesca… a mi pescar no me gusta, pero
el contacto con el mar, con la alta mar, con el silencio que una vez se paran
los motores del barco se produce, me fascina; ese mecer de las olas, tan
relajantes… y aunque se me notaba que aceptar la invitación me sacaba de mi
rutina, a la que tanto me he aficionado desde que me he jubilado, me levanto
cuando me despierto, aseo, hago la cama de mi mujer y mía, media hora de
meditación, desayuno, jardinería, golf, comida, siesta, lectura, ordenador,
trabajo fin de master, cena, hormiguero, lectura, me acuesto… eso sí, todo con
flexibilidad, porque siempre hay roturas de rutina que me fastidian pero que
acepto, como esta que relato… total, que acepté la invitación y quedamos en
vernos sobre las diez para irnos al puerto de Chipiona donde Manolo tiene el
barco y de allí salir para la mar…
A las diez y
pico, para ser fiel a mi impuntualidad, aparecí por casa de Manolo que todavía
estaba desayunando… me hizo pasar con él a la cocina y allí en la encimera vi
un libro con un título inquietante “Tres muertos”… a nosotros los humanos desde
que tuvimos conciencia de que nos tenemos que morir sí o sí, todo lo que ronda
la muerte como que nos da repelús, por no decir, miedo… pero bueno, Manolo se
estaba terminando una barrita de pan integral con salchichón del bueno, regada
previamente con aceite de oliva de Pegalajar, posiblemente el mejor aceite de
oliva del mundo al decir de Manolo; le acepte un café que me ofreció, acabamos
y partimos… En el trayecto hasta Chipiona de diez minutos repasamos las
noticias del día, lo mal que está todo, lo que se nos viene encima, Manolo puso
de vuelta y media al coletas, del que se acordó porque pasamos por delante del
bar donde este verano tuvo Monedero, compañero del coletas, el incidente con
algunos lugareños no muy proclives a sus ideas… y con estas llegamos a puerto,
embarcamos y a la Mar… Manolo, muy propio él, coge la radio y comunica con el control
del puerto para decir “Control, control, el Tabarca sale a la mar…” y contestan
“Oído Tabarca”… es por si no volvemos para saber que nos tienen que buscar… lo
cual es de agradecer…
Empezamos a
navegar, y como buen invitado, espero a que Manolo me diga que tipo de arte de
pesca vamos a realizar… yo confiaba en que fuera a fondo, por aquello de apagar
los motores y disfrutar del silencio ya mencionado… pero no fue así, Manolo me
dice que vamos a realizar pesca al curricán que tiene como principal inconveniente
que no se paran los motores y como segundo, que no se puede disfrutar de esa
mecida cadente de la mar en calma casi chicha, pero no chicha del todo… aun con
todo nos acompañó el día, soleado, con una mar de color indecible pero de una
belleza relajante para la vista, ni verde, ni azul, sino verdeazul a veces y
azulverde otras… Con estas… rumbo a 204º grados del gps porque así nos daremos
de bruces con unas marcas previas que tiene Manolo en donde hay bonitos (que no
son bonitos sino alistados) al por mayor… llegados al punto, echa Manolo las
cañas, ralentiza el devenir del motor y empiezan a pasar los minutos, los
cuartos… la primera hora… ya habíamos hablado de casi todo… y de pronto no sé
porqué me acuerdo de los “Tres muertos” y le pregunto a Manolo que de qué iba
el libro…
Manolo, que no
es parco en palabras, me mira, y me dice muy serio… la mejor novela que he
leído en mi vida… yo pienso que como el aceite… supe de ella, me cuenta, porque
como sabes, estuve un tiempo asistiendo a una tertulia literaria que con esto
de la pandemia se suprimió… pero han tenido la feliz idea de reanudarla on line
vía zoom… la Tertulia funciona con la lectura de un libro que nos comunican con
tiempo y lo comentamos con su autor lo que le da mucho aliciente a la lectura…
yo pienso en preguntarle cómo me puedo hacer de esa tertulia, el sigue… no sé
si calificarla de novela, de narración, de biografía… se queda pensativo… y le
pregunto, ajeno al contenido del libro, que de qué va, ¿policíaca?, por aquello
de los muertos… Manolo me castiga con una mirada de las que se dirigen a los
niños impertinentes y me suelta… es claro que una novela policiaca, por muy
buena que sea, y las hay muy buenas, nunca va a ser el mejor libro de mi vida,
entre otras cosas, porque quién califica el libro mejor de mi vida soy yo
mismo, y como te digo, éste que acabo de leer, que no es una novela policiaca,
es el mejor libro que he leído en mi vida… hasta aquí… igual empiezo la
siguiente novela que está programada para la tertulia que se llama “Todos
mienten”… de no me acuerdo el nombre… pero sí del apellido… Vallés… creo… y te
digo que es esa es la mejor novela que he leído en mi vida… pero hasta la
fecha, ya te digo… “Tres muertos”, es la mejor novela que he leído… y no entro
en cuestiones técnicas que eso lo dejo para los entendidos, sino por la
valentía con la que esta escrita… porque a mí el autor no me engaña, y aunque
es una novela, estoy seguro que tiene un montón de autobiografía… y el tío le
hecha huevos… y cómo se desnuda y desnuda a sus familiares más directos… para
eso hay que tenerlos bien puestos…; una ola subidita de tono para el día tan
bueno que hace zarandea el barco mas de la cuenta y Manolo abandona el discurso
literario para centrarse en las cañas… no pica nada… yo intrigado por saber
algo más de la novela le pregunto, ¿entonces de que va la novela Manolo?...
Pues va de la vida misma… pero muy bien contada… con un devenir apasionante
desde la primera pagina hasta la ultima por la forma en la que vas descubriendo
a los personajes… cómo dialogan entre
ellos, sin haber dialogo propiamente dicho… con una trama que siendo la que
monta el novelista, puede ser perfectamente la trama de cualquier de nuestros
antepasados… de los que sufrieron la guerra… el hambre… de las que fueron señoritos
bien y luego vinieron a menos… de los tíos raros que habitan el mundo… de la
buena gente… de esfuerzo y superación… de rencor, odio y maltrato… de
sufrimiento y manipulación… de todo eso
va la novela… pero quillo, qué bien narrado¡¡
Visto que el
día de pesca, mas que de pesca es de paseo por la mar, le insisto a Manolo para
que me diga algo más sobre la que el califica la mejor novela que ha leído en
su vida… y rompe… a mí, una novela que empiezo a leerla y, no la puedo soltar,
que me ha costado un cabreo de mi mujer que me instaba a que dejara de leer
para cenar juntos, que me dio el primer
día de lectura las cuatro de la madrugada leyendo… que al día siguiente la
tenía finiquitada, y me había emocionado en muchos momentos de su lectura… en
otros me había hecho reír… por dentro me dejaba con un sabor agridulce sobre la
vida que hemos vivido y vivimos… de lo mierda que somos muchos y de lo bueno
que también esos mierdas pueden ser… de lo que es la sociedad, tan jodidamente
cruel con los de abajo y tan complaciente con los de arriba… que hoy estas arriba y mañana abajo… de lo
mucho que se puede sufrir y hacer sufrir… en fin, ya te digo… un novelón…
Manolo ve que
la hora del almuerzo se nos viene encima y no ha picado ni una gaviota
hambrienta que revolotea cerca del barco… nos vamos a tener que ir ya proa a
Chipiona porque esta claro, me dice Manolo, que hoy no pescamos na de na…
volviendo le digo a Manolo que mañana mismo me la estoy encargando en la
Librería para leerla… haces muy bien, me dice Manolo, lo vas a disfrutar tela,
porque te conozco y sé que compartes mucho de lo bueno que hay en la narración…
vaya lo que han dado de sí tres muertos…