jueves, 11 de octubre de 2018

¿Tú qué eres Magnánima, Magnánimo o Pusilánime?.





Ayer, cuando volvía en la vespita de Malandar para la Jara, al entrar en el camino que me lleva a casa, que se inicia con una cuesta, me encontré con mi amigo Manolo al que hacía tiempo que no veía. Estuve a punto de atropellarlo medio en broma medio en serio, porque la tomé rapidito, él iba justo por el medio. Manolo iniciaba su paseo de todos los días, con su palo de bambú, que lo levantó para agredirme cuando vio que me lo iba a comer… ¿Dónde vas tan ligero compañero? … a la vez que se apartaba para dejarme paso, subiendo y bajando el palo en señal agresiva… y se reía… porque con el casco puesto de color verde, me dice, pareces una aceituna… nos echamos a un lado y paré la moto para saludarlo… Que de tiempo sin vernos Manolo, te veo de maravillas, le dije… y es así… Manolo está el tío a sus casi sesenta años como un chiquillo, se cuida, y la naturaleza le devuelve calidad de vida… Me contestó que no se puede quejar, que le está muy agradecido a la vida por lo mucho que le ha dado hasta aquí y que solo tiene un anhelo… le pregunte rápidamente que cuál era ese anhelo… y más rápido me contestó, que el mundo cambie…
         Sin más, me dice Manolo, que esa misma mañana, como se levanta muy temprano, tiene la costumbre de despachar algunos emails que recibe… y entre los de hoy, me dice, había uno que es de gugle, en el que me envían artículos de búsquedas a las que me he apuntado señalando palabras claves que son de mi interés… el que he leído esta mañana, me comenta, me ha encantado, hacía tiempo que no leía un articulo tan bien escrito, trabado, y estructurado sobre el problema de nuestro tiempo, de nuestra vida, de nuestra época, de la que nos ha tocado vivir… el autor es un profesor de la Universidad de Sevilla, que debe tener la cabeza muy bien amueblada a tenor de como analiza la situación nuestra actual de la mano de Aranguren, el filósofo éste que escribió mucho sobre ética…. Sí, sí, le digo sé quién es… y si no me voy al internet y me entero enseguida de quien es, me dije para mis adentros… y de los maestros de ese filósofo, continua, Unamuno y Ortega, casi na, me dice…
         Unamuno evoca en mí enseguida recuerdos entrañables de cuando realicé en la carrera un estudio sobre una de sus obras “Del sentimiento trágico de la vida” que es un ensayo magistral sobre nuestro existir… Ortega, me es menos conocido, pero nunca es tarde para escuchar a Manolo, que seguía hablándome del artículo, y de estos tres monstruos, según él, del pensamiento español, Unamuno, Ortega y Aranguren…
         Este profesor, me sigue contando Manolo, estructura su artículo, o mejor, estudio, en cuatro puntos… acomodo mi culo en la moto porque veo que Manolo ha entrado en faena de las de “no tengo prisa ninguna”… y entusiasmado me explica…
         Aranguren vivió con Franco, exiliado, y con la democracia… la envidia de algunos intelectuales de medio pelo, le escupen en su cara su pasado franquista, pero eso en este país nuestro es el pan de cada día… siempre hay mediocres dispuestos a lanzar la primera piedra, porque su mediocridad les impide ver su vulgaridad… fue un maestro de Universidad, no profesor, maestro… porque éste enseñó de verdad a sus alumnos a pensar, a tener capacidad crítica… y fue un buscador… ¿Buscador? le digo a Manolo, ¿de qué?… buscador de sí mismo, del sentido de su existencia, de su ser mas íntimo… fue un tío religioso, pero crítico, fue creyente, que no crédulo… creyente es el que cree con capacidad crítica, crédulo es el que se lo cree todo sin cuestionarse nada… el creyente busca, se cuestiona, anhela… el crédulo acepta, se instala, se acomoda…el creyente es magnánimo, el crédulo pusilánime…
         Y continua Manolo… Aranguren vivía en contradicción, en el sentido de pugna, que es como lo dice el que ha realizado el estudio… todo el que busca libra lucha interior, y aquí conecta a Aranguren con Unamuno, porque Unamuno le sirve a Aranguren para decir que el problema de nuestro tiempo tiene mucho que ver con la pérdida de lo trágico…¿de lo trágico? le pregunto… sí, me dice, de lo trágico… porque trágico es que hoy nadie se cuestiona nada, no hay grandes preguntas en el horizonte de la mayoría de nuestros ciudadanos, todos o casi, están entregados a la inmediatez, a lo inmediato, a lo tedioso, al tener para consumir sino no soy feliz, al tanto tengo tanto valgo… el magnánimo se lo cuestiona todo, busca, el pusilánime consume, se afana en tener…
         Aranguren, sigue diciéndome Manolo, a la vez que se mueve hacia la sombra de un Paraíso en la que yo ya estoy instalado, luchó contra la desmoralización que se siente cuando se mira la sociedad corrupta que nos rodea, comprometiéndose en la tarea de conseguir un mundo mejor… compromiso desde la crítica, la denuncia, sintiendo el dolor y la indignación de todo lo que ocurre alrededor de nuestras existencias… y a la vez siendo utópico, no perdiendo nunca “la esperanza de un horizonte de vida mejor”, que es como lo dice el maestro, que éste es maestro también y no profesor,  que ha escrito este pedazo de articulo… el magnánimo es crítico, se compadece e indigna, es utópico, el pusilánime insulta, no siente, y no sabe lo que es una utopía… me encanta, le digo a Manolo… y me sonríe… y sigue…
         Unamuno que lucho contra esto y aquello, decía que la lengua, las lenguas, en nuestro país, deben ser algo vivo, no estáticas sino abiertas, nada de proteccionismo político, que las lleva a un estancamiento, y a quienes las hablan a un empobrecimiento espiritual… nada de centralismos ni regionalismos, ambos conllevan actitudes cerradas, intransigentes, dogmáticos… conducen a una mentalidad dogmática, pobreza intelectual y cortedad de miras que es un problema en nuestro tiempo… le interrumpo, y le pregunto si esta pensando en el “procés” … sí, me dice, y en la corrupción en Andalucía, enquistada, llena de amiguismo, de caraduras y chirigoteros que deambulan buscando la paguita, otros pensando solo en la subvención para cambiar de coche o comprarse un barco, un pueblo comprado, lastrado por el paro y la precariedad en el empleo… el problema de nuestro tiempo… magnánimo es el que denuncia esto y aquello, pusilánime el que dogmatiza, no piensa, ni ve… mira pero no ve…
         Hoy¡¡¡ chilla Manolo, hacen falta Unamunos por doquier… gente que se planteen y hablen sin complejos de las “grandes cuestiones de la cultura teológica y mística”… ¿de teología y de mística?, le pregunto extrañado… sí, me contesta, ignorar nuestra tradición es como desconectar a un enfermo terminal de los tubos que le llevan la vida… es condenarnos a una muerte lenta pero segura, Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, tienen muchas respuestas para los problemas de nuestros tiempo… pero hay que leerlos, recuperarlos… gente que hablen de literatura y de arte, de Cervantes y de Goya, sin premio o con premio, me da igual, pero que hablen… y se ríe Manolo… para desdramatizar algo el discurso… gente que hablen de moral y de política, y fíjate bien que te digo de moral, de lo que es bueno para todos, y de política, de los buenos que nos han de regir y conducir… gente que tengan una idea de España sin complejos, como proyecto común… Unamuno no hablaba de patria, habla de hermandad, y Aranguren de no consumir la idea de España en sueños individuales… se para Manolo un momento, guarda silencio pensativo, y me dice solemnemente… “permanecer en la esperanza es nuestro destino”… ahí queda eso… me dice Manolo… para decir una frase de ese calado, hay que haber mamado en las fuentes de la mística española… y si en los colegios se enseñara de verdad nuestra tradición, nuestro problema actual sería menor… ¿adoctrinar? le pregunto… enseñar la tradición es adoctrinar solo para la gente acomplejada y sin criterio, me contesta Manolo… a Unamuno, por hablar de lo religioso en su obra, por mamar de las fuentes verdaderas de la mística española, los católicos de la época lo criticaron, lo humillaron, lo exiliaron… Magnánimos son aquellos que no tienen complejos de estudiar a los que les han precedido en los caminos de la fe, pusilánimes son aquellos que creen que el futuro es obra de ellos, que la tradición es reaccionaria y nada tiene que decir al hombre de hoy… así nos va…
         ¿Y Ortega? le pregunto… que dice de Ortega tu maestro sevillano… de Ortega aprende Aranguren a “entender” antes que a “condenar”… algo que necesitamos hoy como ayer todos los españoles… el magnánimo entiende, el pusilánime condena… de Ortega aprende Aranguren que vivir es proyectar, inventar posibilidades, ejercer una libertad creadora… aprende que el hombre es un ser natural y extranatural, es un ser que dialoga con la naturaleza y consigo mismo, es un hombre que tiene vida exterior e interior… el magnánimo tiene vida exterior e interior, el pusilánime solo tiene vida exterior… de Ortega aprende Aranguren que el hombre magnánimo es creador, “vivir y ser es para él hacer grandes cosas”… el pusilánime es un hombre que carece de misión, “vivir es para él existir”, consumir, conservarse, “andar entre las cosas que están ya ahí, hechas por otros”… De Ortega aprende Aranguren que en España hay que educar en la magnanimidad, ya que hoy como ayer es un “pueblo ahogado por el exceso de virtudes pusilánimes”… De Ortega aprende Aranguren entusiasmo… exigencia interior… el magnánimo tiene sobreabundancia de vida espiritual y psíquica, capacidad y entusiasmo para acometer grandes empresas… el pusilánime es menesteroso, lee a Sartre y a Camus, y sale cuando menos angustiado y desesperado… De Ortega aprende Aranguren que lo que necesita el mundo de hoy, es gente comprometida en una doble misión: uno, comprenderse a sí mismo, para lo cual hay que saber vivir en silencio interior, hay que vivir en la tradición que nos ha traído hasta aquí, dos, comprender el mundo que le rodea, para mejorarlo… el magnánimo es honesto, fiel, el pusilánime es enredador, ingrato…
         No me atrevo a interrumpir a Manolo que continua… el magnánimo persigue su vocación con determinación, es receptivo y creativo, el pusilánime se angustia, se desespera… el magnánimo está atento a su propia vida interior, y exterior, a la de su pueblo, a la vida de los que le rodean… el pusilánime tiene miedo al cambio, al dialogo… pasa por nuestro lado un camión hormigonera haciendo un ruido atroz que le impide a manolo seguir hablando… pero en cuanto pasa retoma el discurso sin dejarme interpelarlo…
         Para arreglar algo nuestro tiempo… y aquí no estoy con Aranguren que cree que el intelectual no debe de realizar tareas políticas sino sólo morales… el hombre intelectual no es un filósofo o un escritor, me dice Manolo, el intelectual es incómodo, es insobornable, es aguafiestas con su manía de decir siempre “no” a la injusticia, el magnánimo, tiene que entrar en política… hay que sacar a los pusilánimes de la política… Aranguren con Ortega, cree que la solución a nuestro tiempo no va a venir de la política, de los políticos… la política, los políticos, resolverán cuando mucho algunos problemas, pero nunca van a resolver “el problema”, porque “el problema” es la educación… el político desinvierte en educación, no quiere educar, quiere manipular… el político no quiere educar en libertad, no quiere gente creadora y crítica… quiere gente que consuma… quiere lo inmediato, no quiere gente con una vida interior plena, gente que se compromete con tareas sociales… el problema con el que nos enfrentamos, dirá Aranguren, es un problema de carácter social y moral… no es político… no es un problema que se soluciones con cambios en la estructura económica… es un cambio más profundo, es un cambio de modelo cultural… es un volver a las fuentes que nos han traído hasta aquí… es un mirar hacia dentro, para ver lo de fuera…
         Que de cosas hermosas y profundas decía Aranguren, le digo a Manolo… que se queda en actitud pensativa y suelta… Aranguren sabe que el hombre que salva a su hermano es el que vive un compromiso moral consigo mismo, con la otra y con el otro, no es un ser angelical que lo trasciende todo y vive en … le interrumpo… porque me espera mi mujer… y me dice Manolo… me queda solo un par de cosas que decirte…
         Una, que ya te la he dicho pero que te la repito, que la solución a nuestro problema actual pasa por una transformación no económica, sino moral y cultural, y que esa transformación lleva mucho tiempo, y que la hacen los hombres y mujeres que tienen un carácter solitario y solidario… ¿solitario? le digo… sí, me contesta, solitario porque siempre nada a contracorriente de “la corrupción pública, de la abulia colectiva, de la indiferencia política y de la desmoralización en general” (nunca se han tomado en la humanidad tanto ansiolítico y antidepresivo) , y solidario porque su luz, su guía, es la utopía, el anhelo continuo de justicia…
         Dos, la educación es el problema, y de él nacen todos los demás… la educación “es la responsable de gestionar el modo de interpretar nuestras relaciones económicas, sociales, políticas y medioambientales”… no debemos educar en la economía consumista actual sino en otra economía solidaria que es posible… no nos tienen que educar en una sociabilidad competitiva que impera actualmente, sino en una sociabilidad de la diversidad y el respeto al otro y a la otra en su hecho diferencial, no nos tiene que educar en que la política es una profesión,  y que nuestra ser político es ser un voto, sino en una política de la igualdad, del mérito y del esfuerzo por ser uno mismo dentro del respeto a la comunidad… y no nos deben educar en el consumo medioambiental que es lo que hacen, sino en el respeto medioambiental… el que educa, el maestro, el intelectual, debe ser imparcial, y mantenerse lejos, para poder educar en la verdad, lejos de los tentáculos del poder…
         Como veo que Manolo va a seguir hablando le digo… ya son las tres… y me dice … termino: el intelectual es o debe ser la voz de los sin voz… el intelectual es magnánimo, es crítico y cree en la utopía, tiene vida interior… el pusilánime es lo que abunda…

Mauricio Ruiz Berlanga.
La Jara, once de octubre de dos mil dieciocho.

Nota: Mi agradecimiento mas profundo a Jose Manuel Panea Márquez, que publicó en 2015 el articulo “J.L. López Aranguren (1909-1996) y el problema de nuestro tiempo”, publicado em la Revista Internacional de Pensamiento Político, I Época, Vol. 10 2016 pp 273-289 ISSN 1885-589X Disponible en: https://www.upo.es/revistas/index.php/ripp/article/view/3615 Fecha de la consulta: 11.10.2018.
Sigue la Nota: Todo lo que he escrito esta inspirado en el citado articulo y lo entrecomillado esta sacado de el literalmente. Gracias.


        

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