Olga Merino. La
forastera. Alfaguara 2020.
No había
amanecido aún. La luna debe de estar bien escondida, no se ve nada. Vivo en una
urbanización de creación casera, y la luz de farolas brilla por su ausencia…
mis vecinos por tacañería encienden una raquítica bombilla que alumbra menos
que una linterna sin pilas… mi coche esta como a trescientos metros de casa y
allá que me encamino alumbrándome con la linterna del móvil… Ni frio ni calor…
parece que el día apunta esplendido para la ruta que mi amigo Manolo y yo hemos
decidido hacer hoy… la llaman, la ruta de los molinos y está en el Parque
Natural de los Alcornocales, una maravilla de la naturaleza que tenemos en la
provincia de Cádiz, que se adentra algo en la de Málaga… Es una parque para
conocer, para recrearse en sus muchas veredas, canutos, valles, senderos,
seguir el cauce de los muchos arroyos que lo cruzan, visitar los pueblos que lo
habitan como Alcala de los Gazules o Jimena de la Frontera… Arranco el coche, son las 7.18, me encamino
hacia casa de Manolo, he quedado en recogerlo a la y media… voy despacio para
estar puntualísimo, como le gusta a Manolo… su casa está muy cerca de la mía..
a cinco minutos en coche velocidad de crucero, que no sé cuál es… pero esa es
la que llevo… enciendo la radio… radio nacional clásica… la adoro… hacen unos
programas magníficos… los sigo siempre que puedo, me pierde uno de Música
Antigua que lo lleva Sergio Pagán, que es una verdadera joya de la cultura
clásica musical… Diviso a Manolo en la puerta… puntual… va bien pertrechado de
botas para andar por el campo y de su mochila… Manolo es el que me habló de
estas rutas de senderismo que hay por el parque de los alcornocales, están muy
cuidadas, bien señalizadas, esto último,
muy importante, para dos lerdos de la orientación, como somos Manolo y
yo… Es la primera que vamos a realizar… veo en la cara de Manolo las secuelas
de una noche de descanso intensa… animado… sube al coche… Buenos días ¡¡ Vamos allá
¡¡
Se acomoda en
el asiento y tal como se está enchufando el cinturón de seguridad me comenta
que tardaremos unos cuarenta y cinco minutos en llegar al aparcamiento donde
está el inicio de la ruta… está contento Manolo… y yo con él… saca una
fotocopia de la mochila y me dice que ahí lleva toda la ayuda e información que
necesitamos para hacer la ruta de los Molinos… por cierto, me dice Manolo, que
acaba de leer un libro donde un molino es parte de la trama… bueno pues ya
tendremos tema de conversación durante la ruta, le digo… y se ríe en plan
pícaro… porque le encanta comentar conmigo las lecturas que hace, sobre todo,
cuando, como me acaba de decir, la de Olga Merino, La forastera, es una
historia que te atrapa, que te involucra a tope, que disfrutas de la narración,
que no quieres que se acabe… que es buenísima… hacemos silencio… escuchamos
música sacra, un salmo, compuesta por Adran Willaert, músico de Flandes,
director de la Capella de la Catedral de San Marcos de Venecia desde
1527 hasta su muerte en 1562… cuando volvemos de nuevo al mundo, después de
haber estado en el cielo… Manolo, me dice, que según la información que ha
sacado de la web del parque, este sendero de los molinos, sigue una vía
pecuaria que une Alcalá de los Gazules con Jimena de la Frontera… por esta ruta
anduvieron artesanos de la molienda, carboneros y descorchadores… está plagada
de molinos que aprovechaban los arroyos que pueblan esta zona del parque… Cuánto
dura la ruta, le pregunto… dos horas, una de ida y otra de vuelta, me contesta
Manolo… es asequible, apostilla… Bien, respondo…
El amanecer
nos pilla entrando en la sierra… los tonos del cielo son indescriptibles…
Manolo me dice que ha aprendido mucho de tonalidades con la novela de Olga… tanto que se atreve a
definir el cielo que contemplamos como cargado de tonos cerúleos y zafiros … en
contraste con el tono pizarra de las laderas y gargantas de la sierra en la que
nos adentramos… le pregunto que si la novela entonces va de pintores o
pintoras… bueno, sí que hay un pintor en la novela, que es coprotagonista en la
narración, en parte… y me lee Manolo
como describe éste la piel de una modelo hindú… Anjali, padres
hindúes: rojo cadmio, blanco titanio, amarillo de Nápoles, verde vejiga, óxido
de cromo… (Pág. 167)… interrumpe lo
que me está leyendo para advertirme que vaya despacio, la entrada al
aparcamiento del sendero debe estar cerca… Ahí está… me señala una entrada sin
asfalto, que nos introduce en una especie de planicie pedregosa, cercada, con
un par de coches… aparco, salimos, mochilas al hombro… sigo a Manolo que con
fotocopia en mano me indica donde está el inicio del sendero… enseguida oímos
el arrullo del agua que lleva el arroyo
del Montero, y enseguida también vemos
el primero de los molinos, el del Acebuchal… entramos en sus ruinas… emociona
contemplarlas, el silencio, las piedras nos miran… Manolo aprovecha la
situación para definirme a la protagonista de la novela, la que es la
forastera, la que le da nombre a esta estupenda tragedia que nos narra Olga
magistralmente… Que estoy mal de la cabeza, dicen. Si acaso estoy loca de
puro cuerda. (Pág. 11)… Escribe de maravilla… ahí lo deja…
Seguimos la
ruta. Se levanta algo de viento, el que como dice Olga n su novela… todo lo
confunde… (Pág. 13)… que cierto es, me dice Manolo… A mí tampoco me
gusta el viento, ¿sabes? Fue lo último que oí en boca de mi padre (Pág. 121)… El viento loco… (Pág. 122) dice Angie, la protagonista de la
novela… continua Manolo… en los lugares donde el viento pega fuerte y casi
todos los días del año hay mucha gente con depresión… En la novela hay mucha gente
con depresión… bueno creo que no es exacto decir con depresión, digamos que con
sufrimiento intenso, con desamor… me dice Manolo que para él la novela es una
maravillosa historia de desamor, aunque Angie, como se llama la forastera, la
protagonista, ama intensamente… pero sufre desamor… ¿Hay suspense en la
novela?... mucho me dice Manolo, pero no es una novela de suspense, al uso… es
una novela que te atrapa… me la bebí literalmente… y con estas que llegamos al
siguiente molino de la ruta, el del Nogal… y suelta el Manolo… Vaya por Dios!
el nogal juega un importante papel en la novela… y eso? le pregunto… no te
desvelo nada de su contenido porque quiero que la disfrutes como yo la he
disfrutado… pero acuérdate que… el ahorcado tiene la culera del pantalón
manchada de mierda… (Pág. 19)… el pantalón bien cagado, (Pág. 21)…
vale! le digo a Manolo me acordare de la mierda, riéndome… y seguimos caminando hasta el próximo molino,
que lo llaman el del Olivar… y de nuevo me salta Manolo con que también el olivar
andaluz es protagonista de la novela de Olga… que de coincidencias, le digo…
cuando vemos venir de frente a dos senderistas ya de vuelta de la ruta a los
que saludamos cortésmente sin pararnos… cuando se han alejado un poco, Manolo,
me dice que, claramente, son temporeros de la zona, uno negro y el otro rumano
o ucraniano… y que en la novela dos amigos de Olga son también temporeros de
los que dice… Todos los temporeros africanos se parecen; todos los
blanquitos somos también la misma escoria blandengue para ellos… (Pág. 22)
y más adelante… A Vitali, el ucraniano, le han puesto en el pueblo
Blancanieves por esa piel suya tan clara… son geniales las descripciones
que hace Olga y pone en boca de Angie… me dice Manolo, disfrutando de sus
comentarios…. seguimos caminando… que paz… que silencio ruidoso de cantos de
pájaros y del murmullo del arroyo…
Llevamos unos
cuantos minutos andando en paralelo al rio Rocinejo cuando divisamos el molino
de Castro de Arriba en la margen derecha del Río… entramos en sus ruinas…
sobrecogen… Manolo me dice que se está acordando de cuando en la novela, Angie,
su protagonista dice que al entrar en ciertos lugares… Siento algo. El
desconcierto acumulado de los espíritus. El eco de la muerte. (Pág. 25)
Joder Manolo!, le digo… me contesta rápido… bueno es que es así… no queremos
reconocerlo, pero hay sitios que sobrecogen… en los que siente uno una
presencia durante segundos… y lo interrumpo yo… dejemos el tema Manolo… no me
siento cómodo hablando de espíritus… pues los muertos se llaman entre sí… dice Angie en la novela… me dice Manolo
riéndose al ver lo serio que me he puesto… y… continua Manolo, para darme más
angustia… Otra vez las campanas a muerto… (Pág. 33) que es como empieza
el capítulo que Olga dedica a Las mellizas… ¿pero es de terror la
novela?... no, me dice Manolo, es de la vida misma, del desamor que invade a
muchas vidas… Esta es tierra de suicidas… (Pág. 36) y más adelante,
continua Manolo… La muerte merodea por aquí desde siempre… (Pág. 36) … plantando
la semilla huera del suicidio en estas tierras… (pág. 39) diviso a lo
lejos en la otra margen del rio otro molino… y le pregunto a Manolo que cual
es… el de Castro de Abajo… nos acercamos… y me suelta Manolo este pensamiento
de Angie en la novela… Todos caminamos hacia el sumidero, solo que Julián
eligió el cuándo… (Pág. 53)… ¿es una defensa de la eutanasia? le pregunto…
bueno no sé si esa es al intención de Angie en la novela, me dice Manolo… pero
es claro que de alguna forma está de acuerdo con aquel, aquella, que libremente
decide acabar con su vida…
El camino se
aleja del cause del rio y nos adentramos por una garganta donde se nota el
trasiego que hubo en esta ruta tiempo atrás, en el desgaste de la roca… a una
de ellas se encarama Manolo y me dice que es un lugar privilegiado para meditar
y contemplar… como dice Angie en la novela: Aprendí del pintor inglés que
caminar es otra forma de discurrir (Pág. 57), este pintor al que se refiere Angie juega un papel importante también en la
novela… caminando se puede meditar, me dice Manolo… y contemplar, le digo yo…
de hecho es un arte el convertir una caminata en una meditación que en momentos
puntuales se convierte en contemplación… da paz, sosiego, quita estrés, relaja…
es muy recomendable para no terminar como el pintor inglés… pero para saber
como termina, tendrás que leer la estupenda novela de Olga, me dice Manolo… a
continuación me dice Manolo otra frase, que se atribuye al pintor, a la vez que
me pregunta si estoy de acuerdo con ella… La única forma de sobrevivir es
yendo a la deriva… no estoy de acuerdo, le digo… a la deriva termina uno
donde no quiere… yo creo que para sobrevivir hay que amar… el amor siempre te
da alas para vivir… para tener esperanza… como le pasa a Angie… que sobrevive a
su pasado… y con esta otra frase, de la novela ¿estás de acuerdo?: Nadie
conoce del todo a nadie… totalmente de acuerdo le digo… porque ni siquiera
nosotros mismos nos conocemos totalmente… quién no se ha quedado atónito de
ciertas reacciones que no esperaba nunca
tener… sí, sí… me confirma Manolo…
Continuamos la
ruta y el paisaje que se nos presenta ahora es duro, rocoso… como dura es la
pintura que cita Olga en su novela, me dice Manolo… que me dice que los buque
en Internet… es un fresco de Giotto que se titula la desesperación… y
efectivamente cuando lo veas verás que efectivamente allí esta pintada la
desesperación… como dice Angie… es imposible apartar la mirada del nudo…
(Pág. 144) genial! me dice Manolo… que continua… como duro es el que los
pobres ni siquiera necesitamos intimidad para morirnos… (Pág. 145) a colación de la muerte de una
familiar de Angie en una residencia de ancianos compartiendo cuarto con otra
anciana… velada critica a esas macro residencias donde aparcan a cientos de
ancianos… muy difíciles de humanizar… muy difícil que allí fluya el amor y el
cariño que estos seres vulnerables por su edad necesitan… Aquí dentro la
muerte ya aguarda a sus presas. (Pág. 145)… Por nada del mundo dejaría
que me encerraran aquí, pero supongo que la vida y sus excesos no permitirán
que me haga tan vieja… (Pág. 148-149) Estamos llegando al final de la ruta…
Me encanta, me
dice Manolo, como escribe Olga en la novela de sexo… ponme ejemplos, le digo,
con tono lujurioso… Que nos apareamos como lo hacen los perros, sobre las
matas… allí donde nos coge el ansia de las bestias… Eso solo sucedió una vez. Y
fue dentro de la casa, sin sábanas ni cama…(Pág. 12) … el cura sube a El
Hachuelo buscando lo que escondo en la entrepierna… (Pág. 72) El cura me
sostiene por la cintura, pero apenas siento el contacto se su carne… (Pág. 135) ¿qué hay un cura en la novela?... sí, me dice
Manolo… a mi me ha caído muy bien el personaje… es humano… me gusta… ante la
pregunta de Angie de por qué se hizo cura su respuesta me llega: Porque no
puedo soportar el sufrimiento de los demás… además al cura lo castigan y lo
mandan al destierro, dice Angie que no por mí, sino por las quejas que han
llegado al obispado sobre sus sermones. No toleran que hable en los pulpitos
sobre las cacicadas, sobre el respeto a los homosexuales ni que cargue contra
los curas pederastas y sus encubridores… (Pág. 188)… y sigue Manolo
citando… de repente, me veo a horcajadas sobe la verga de Nigel, rota de
placer, la cara bañada en lagrimas de alegría, de felicidad en el acoplamiento
de la carne y el espíritu… (Pág. 75) ¿Nigel es el cura? le pregunto a
Manolo… no, me dice, es el pintor… ah!, le digo… No era amor ni ternura,
sino un ansia voraz, el empeño de estrujar el deseo antes de verlo consumirse.
El ardor los espoleaba. (Pág. 85)… así define Olga la historia de amor de
Casiano y Emeteria… y así la de Angie con el pintor: Éramos ya dos caníbales
tiranizados por la carne, por el sexo hasta la extenuación, el único lugar que
parecía seguro entonces… (Pág. 94)
Hay poesía… de
la buena… en la novela de Olga… nos abruma el contrasentido / de que la
muerte / quiera anidar / en medio de tanta belleza, /pero una melancolía /
sutil / flota en el aire / a pesar de la furia / del verde nuevo. / La
primavera es violenta. (Pág. 18) Las barras las he colocado yo
porque es donde Manolo hace pausa, como versificando, como saboreando, lo que
va declamando, aunque en el texto de la novela es prosa… Otra… No tengo
lazos con casi nada / y tampoco temo la soledad: / mis muertos me acompañan. (Pág.
90) Más… Es de noche /sentados a la mesa mientras cenamos, / cuando el
tiempo se vuelve / más lento y profundo… (Pág. 164)… o esta otra… Vuelvo
a mi paz y, / sin embargo, / me desazona un vacío, / un hueco en el silencio. (Pág.
193)… pausa… silencio… y continua Manolo recitando esta otra: Depositas amor en
los seres, / en las cosas, / en los lugares, / y luego no sabes qué hacer / con
el que se te queda entre las manos / sin usar. / Se te queman las palmas. (Pág.
207)… le digo que es una prosa poética la de Olga Merino… ya lo creo, me
responde Manolo… y recita… Solo el amor / del que fui capaz / me mantiene en
pie; / vivo en su estela…
Terminada la
ruta, ya encaminados hacia Alcalá de los Gazules, para coger de nuevo la
autovía, le propongo a Manolo tomarnos algo… le gusta la idea por lo que me
adentro en Alcalá buscando un Bar… allí hay uno me señala Manolo… y me dice que
ese es… el Bar de los raros, el de la gente loca y terrible, el de los
diferentes, el de los solteros viejos, los borrachos, los que no creyeron en el
dinero. Los tocados por el viento… me lo estás poniendo bonito, le digo…
bueno es que así define Angie el bar que frecuenta en su pueblo… y dicho así no
me negaras que muchos bares de muchos pueblos de España están poblados de los
tocados por el viento… sin duda, le digo a Manolo, como tú y yo… nos
reímos…
Sentados
ya en el coche de nuevo para volver a casa, le digo a Manolo que cómo anda la
novela de Olga de palabritas cuyo significado tenemos que consultar al oráculo
de Google… pues de escándalo me dice… se ve que Olga domina el castellano con
pulcritud… así, califica a Angie como la guillada de El Hachuelo,(Pág.
11) o sea, la loca, o que ha perdido el juicio o que se comporta como tal… El
Hachuelo, me dice Manolo, en la novela, son las tierras que habían sido de la
familia de Angie, y aunque ella sitúa los hechos que acaecen en la novela en la
sierra de Córdoba, la Sierra del Hachuelo está en Montefrío, en la provincia de
Granada… Cominean a mis espaldas, (Pág. 12) hablan de asuntos
insignificantes… aunque la autora entiendo que lo usa más como sinónimo de
criticar… que nivel Manolo, le interrumpo… pon música para ambientarnos… pues
mira me dice Manolo, vamos a oír las canciones que la autora menciona en la
novela… y busca en su móvil esa
maravillosa balada de los Rolling Stones Angie, Angie… y me traduce el
verso que Olga cita en su libro en la página 24… Angie, Angie no puedes
decir que nunca lo intentamos… y los que cita en la 30… Sin amor en nuestras almas y no hay dinero
en nuestros abrigos. Pero, Angie, no puedes decir que nunca lo intentamos… la
escuchamos muy pensativos los dos… tantos recuerdos… termina la canción y
Manolo continua con su lista de palabras que según él, no tenemos en nuestra conversación del día a
día… Sobrinas deslavazadas (Pág. 12),
insustanciales, insulsas… al hablarme Manolo de sobrinas insustanciales,
insulsas, pienso en mi sobrina Nieves, que es así, un poquito insulsa, sin
sustancia, pero muy buena chica… te pongo otra canción que cita Olga por boca
de Angie en la novela… es de la película del Oeste Solo ante el peligro,
por la que Angie se siente colada, al punto que se sabe de memoria la letra de
la canción citando el verso, que dice no me abandones, cariño… comienza
a sonar la canción… y empiezo a recordar una película que he visto varias
veces… Manolo sigue viendo sus notas sobre la novela y me dice que los hechos
que narra Olga, parte de ellos, se sustancian en una finca que llama Las
Breñas… lo interrumpo, y le digo, que Las Breñas que yo conozco son un Parque
Natural de Barbate, en Cádiz… que por cierto debe tener también unas rutas
bellísimas para hacer… seguro, le digo, están allí los famosos acantilados de
Barbate… Ah! otra canción que cita Olga en la novela es la de los Clash… no
recuerdo este grupo le digo a Manolo… bueno a ver si escuchando la canción te
viene… la escuchamos, pero no lo
recuerdo… bueno, me dice Manolo, esta banda fue icono del movimiento punk de
los 80… la cita de esta canción en la novela es de una de las letras de sus
canciones con clara intencionalidad política… luché contra leyes injustas,
pero la ley me derrotó… (Pág. 42) por
cierto que en su novela tilda de bruja a tu admirada Margaret Thatcher… bueno,
algo de bruja tenía, le digo, me lo tomo como un alago… Manolo tira de nuevo de
sus notas… los niños se orinaban en las manos para curarse los sabañones del
helor (Pág. 14), del frío intenso y penetrante… y… más canciones… una de
los Who… Tommy, ¿puedes oírme?... que Manolo me la pone pero no la recuerdo
tampoco, es una canción muy corta…
Manolo a lo suyo… cuatro trebejos para el campo (Pág. 14)… los
trebejos son utensilios… no lo sabía, le digo… me pone Manolo una nueva
canción, esta vez una bonita balada de Rod Stewart, que titula Solo estaba
bromeando… de la que cita… perdí todo ese precioso tiempo Y culpó al
vino… la sierra se escarpa feroz
con la fronda (Pág. 18), con el conjunto de hojas o ramas que forman
espesura… Manolo, cuando lee y no conoce una palabra tiene la sana costumbre de
consultar en el oráculo de Google el diccionario de la RAE en su teléfono, y
las apunta, luego me las cuenta o
explica a mí… le encanta… y a mí que le encante… ampliamos juntos vocabulario
de nuestra rica lengua castellana… la avidez de la mariposa negra que
revolotea sobre la espinas de una aulaga… (Pág. 18) una aulaga, me dice
Manolo, es una planta como de un metro de altura, espinosa, con hojas lisas
terminadas en púas y flores amarillas… y comienza a sonar una canción que cita
Olga en el libro de Eric Clapton, Lay down, Sally… que a mi
personalmente no me gusta… se lo comento a Manolo y me responde que si que es
muy insulsa… y continua… dice: bajamos
de lado por un canchal… (Pág. 19) es que estamos bajando por un peñascal,
por una peña… vamos!... y si te deslizas hasta una especia de calvijar… (Pág.
19) es que te estas deslizando a un paraje sin árboles en el interior de un
bosque… Tela! exclama Manolo… o que si tampoco don Julián precisaba tanto el
galpón donde duerme… (Pág. 23) es que no necesitaba una casa grande, eso
sí, sólo de una planta… o cuando tu
bisabuelo tuvo que malvender el último pegujal de tierra… (Pág. 31) una pequeña porción de terreno… o cuando como estaban débiles, los cogían
las fiebres en los pantanos de la manigua… (Pág. 31) de un bosque tropical
pantanoso e impenetrable… o aunque hoy no huele a roña empercudida (Pág.
52) dicho de la suciedad: penetrar en algo, especialmente en la ropa manchada o
mal lavada… silencio… Manolo pone una nueva canción que se cita en la novela,
esta vez de The Police, su clásica… Message in a Bottle… de su letra
cita en la novela: Cien millones de náufragos buscando un hogar… (Pág. 122)
y continua Manolo con sus notas…Está removiendo las brasas para emparejar
las trébedes… (Pág. 68) que son, me dice Manolo, esas sartenes, que
llevan soldadas unas patas, para poder ponerlo encima de las ascuas en una
candela y poder cocinar… si hombre sí, le digo… las he visto en una matanza que
estuve en la sierra de Huelva… la usaban para hacer chicharrones…
espectaculares… Entonces sabrás, me dice Manolo, que es un hurgón (Pág.
68)… claro que sí, le digo… es el hierro que se utiliza para remover y avivar
las ascuas de la candela… más música…
ahora de la buena… la canción de los Beatles, su canción Eleanor Rigby… de la que cita: Ah!
mira toda esa gente solitaria…(Pág. 178) soledad… cuanta gente sola…
rodeada pero sola, sin cariño, sin amor… sola… acaba la canción… silencio… me
dice Manolo: la caridad de filfa… (Pág. 68) le respondo que es una
caridad falsa, engañosa… Le digo a Manolo lo mucho que me entretiene con este
discurrir de palabras y su significado… que ya estamos llegando a Jerez de la
Frontera… y que nos queda media hora para llegar… que la vuelta se me está
haciendo mucho más corta que la ida, cuando por lo general es al contrario… me
responde lo que yo ya sabía… pues tengo más… túrdiga (Pág. 74) es una
tira de pellejo… con la que Angie amenaza arrancar el pellejo a uno… logró
reptar hasta esconderse en el comedero de una zahúrda… (Pág. 87) Manolo me
mira a ver si le digo qué es una zahúrda pero no tengo ni idea… ante mi
silencio me dice que son las cabañas o establos para criar cerdos… que bien se
come en esa venta me dice Manolo… tenemos que venir algún día… si, le digo,
hace tiempo que no salimos con a comer juntos con nuestras respectivas… seguimos
oyendo la canción… y Manolo a lo suyo… Por eso quiso largarse de aquí, para
huir de la vaharina invisible… (Pág. 90) antes de que me diga nada, le digo
a Manolo que no sé que es la vaharina… pues es la niebla, el vapor, el vaho… es
una manera de decir que huimos de nosotros mismos, me dice Manolo, aunque esto
es mi interpretación… le digo a Manolo que me estoy dando cuenta que mi
vocabulario es muy cortito… ¿hay más canciones en la novela? le pregunto… pero
él sigue con sus notas… uvas agraces… (Pág. 90)… deduzco que son uvas
agrias, no?... pues no es exacto… me dice Manolo, son uvas sin madurar… son
esas uvas que estas viendo en los viñedos que acompañan la carretera de Jerez a
Sanlúcar y que están verdes, verdes, verdes… sin madurar… silencio breve que
rompe Manolo poniendo más música… del grupo Animals la canción Por
favor no dejes que me malinterpreten, canta Eric Burdon… a raíz de esta cita dice Angie en la novela… La
vida debería aspirar a la sencillez y, sin embargo, se enreda en malentendidos,
en frases no dichas, en equívocos resueltos a destiempo… (Pág. 209) no
puedo estar más de acuerdo con Angie, le digo a Manolo… un novelón, intuyo…
Manolo a lo suyo de nuevo… si te digo: atar la cuerda de nylon a la anilla
superior de la falleba… (Pág. 147) ¿dónde la estoy atando?... no lo sé, le
respondo… pues, me dice Manolo, a una varilla de hierro acodillada en sus
extremos, sujeta en varios anillos y, que sirve para asegurar puertas o
ventanas… en nuestra novela es en una ventana… que tendré que leerla le digo a
Manolo, porque tú bien que la has exprimido… pero Manolo no ha terminado aún…
tiene más… a la sombra caliente de las carrascas…(Pág. 185) no sé qué
son las carrascas le digo a Manolo… son,
me dice, encinas pequeñas… que las sitúa Olga en la novela por la sierra que
rodea El Salobral, el pueblo de la narración, que es en la realidad un barrio
rural del sur de Albacete, que saltó a las noticias hace unos años por el
suicidio, cercado por la Guardia Civil, del asesino de una niña de trece años
de la que decía estaba enamorado y de un vecino del pueblo que estaba fumando
fuera de su casa para no molestar a su familia con el humo… increíble destino…
Después
de tanta palabrería, me dice Manolo, me pregunto, si los escritores, no hacen como
los médicos, jueces y curas, citando a Angie que… se parapetan tras la
palabrería de alquitrán, apabullan con sus conocimientos para blindar sus
dominios: los médicos el cuerpo; los jueces, la inteligencia y sus
posibilidades; los curas, el espíritu, aunque estos prefieren usar un lenguaje
para tontos… (Pág. 135) los
escritores las palabras…
Hemos
llegado a Sanlúcar. Manolo me agradece el día tan bueno que hemos echado… yo le
agradezco a él su amor por la buena literatura… que me lo transmite a mi… no
termina de salir del coche para decirme que tengo que leer la novela, que me va
a gustar… se lo aseguro y nos despedimos hasta la próxima… Se que vendrán más
primaveras (Pág. 233) me dice Manolo fuera ya del coche…
Inicio de la ruta de
los Molinos del Parque Natural de los Alcornocales.
Mauricio Ruiz Berlanga.
10 de Diciembre de 2020.
Festividad de la Virgen de
Loreto.
La imagen de la portada del
libro: https://negraymortal.com/la-forastera-olga-merino-lopez/
La imagen del Inicio de la ruta de los molinos y para conocer
mejor la ruta de los Molinos del Parque de los Alcornocales:
Para conocer un poquito mejor a Olga Merino y su obra:
http://www.agenciabalcells.com/autores/autor/olga-merino/